Llevábamos tiempo especulando sobre que sería de la temporada ciclista 2020 a través de los rumores que iban saliendo. Pero hoy por fin la UCI ha hablado de forma oficial para anunciar que en principio el Tour de Francia se disputará del 29 de agosto al 20 de setiembre. La UCI no ha hablado hoy por casualidad, ha salido en esta fecha para tranquilizar al aficionado ciclista que ayer se alarmó al escuchar que Francia prohibía todos los eventos masivos hasta mediados de julio.
La cuestión ahora es porque el Tour se aplaza a tan tarde, si como la misma organización del Tour había manifestado existe el suficiente tiempo en verano debido al aplazamiento de los Juegos Olímpicos. La razón es clara, el Tour es la joya de la corona y como tal hay que cuidarla. Presentarse al Tour sin haber disputado carreras previas sería un escenario muy incierto para los mejores corredores y el perfecto para ver vencer a corredores que en circunstancias normales sería impensable. Así que en principio el hueco que dejan en agosto los Juegos sería aprovechado para disputar pruebas como por ejemplo el Dauphiné para preparar el Tour y que este se disputase con las mayores garantías posibles.
Acabado el Tour se disputarían los Mundiales y entonces empezaría el Giro, casi en octubre. La UCI para elaborar este nuevo calendario, en el que supuestamente también se disputarían los cinco monumentos, aún sin fecha, ha seguido una lógica bastante previsible. Primero los intereses de ASO, propietarios de la joya de la corona y otras grandes pruebas como la Paris-Roubaix, la Lieja, el Dauphiné, la París-Niza o la Flecha Valona. Y después los intereses de RCS, propietaria del Giro, la San Remo, Lombardia, la Tirreno o la Strade Bianche entre otras.
Así que la Vuelta que era hasta ahora la única que con suerte no se vería afectada por el coronavirus pasa a ser absolutamente ninguneada. Se correría en noviembre, con el riesgo que supone eso por mal tiempo, cercanía a la nueva temporada y sobretodo por la posibilidad de que el coronavirus rebrote de nuevo en invierno y nos quedemos sin ver la Vuelta por la segunda temporada de la pandemia.
La indignación en las redes sociales españolas se ha desatado, como es obvio, y muchos han declarado no entender a que se debe esta falta de respeto. Esta incomprensión de muchos aficionados quizás venga provocada por la propaganda que los medios han hecho estos últimos años de La Vuelta a España
Eso ha provocado que mucho aficionado nacional, creyera que la Vuelta se encontraba por encima del Giro y podía tratar de hacerle sombra al Tour. Pero a La Vuelta le persigue una realidad innegable y es que siempre va a ser la tercera de las grandes vueltas. Primero por un hecho histórico objetivo, cuando nace la Vuelta el Tour ya lleva 33 años y el Giro 26. De hecho la Volta a Catalunya tiene 24 años más que la Vuelta.
A esta cronología histórica la Vuelta nunca le ha podido dar la vuelta -redundancia muy acorde- a base de prestigio. Solo hace falta mirar que los cuatro mejores vueltómanos de la historia, todos ellos, han ganado más veces el Giro que la Vuelta. Y el dato que quizás más duela a los defensores acérrimos de la Vuelta: el mejor ciclista español de la historia ganó 5 veces el Tour, 2 el Giro y 0 la Vuelta. Aparte de prestigio es una carrera con mucha menos identidad que las otras. No se estableció en las fechas actuales hasta 1995 y el maillot del líder no recuperó el color rojo hasta el 2010. Y es que la identidad de una carrera es muy importante, pocas personas, aunque sea fuera del mundo del ciclismo, no asocian la ‘maglia rosa’ al Giro de Italia y menos aún no asocian al Tour el ‘maillot jaune’ y el mes de julio.
Si la importancia de la Vuelta ya invitaba a pensar que no iba a salir tan bien parada como aquellos que la imaginaban como la única gran vuelta del año, los intereses empresariales lo confirmaban. En este país somos muy españoles y estamos muy orgullosos, pero somos incapaces de cuidar al producto nacional. La prueba es que en el año 2008 Unipublic (la propietaria de la Vuelta) vendió a ASO (la propietaria del Tour) el 49% de sus acciones. El año 2014 compraría el resto y se convertiría en el único accionista de Unipublic. Así que esa es la realidad a día de hoy, la carrera española más prestigiosa está en manos de unos franceses que obviamente siempre van a poner por delante los intereses de las carreras francesas.
Probablemente la mayor relevancia de Giro y Tour ya hubiese hecho que la UCI relegara a la Vuelta, pero es que ahora mismo la gran carrera española ni se puede permitir protestar ante un calendario que la ningunea porque su propietario ha sido el mayor beneficiado, colocando al Tour en setiembre y con pruebas antes para poderlo preparar.
Nadie sabe si en 2020 veremos ciclismo, el coronavirus está atacando al mundo en toda su extensión y la pandemia está lejos de finalizar. Pero con este gesto de la UCI ha quedado claro que la Vuelta sigue siendo la tercera grande, sin ni siquiera llegarle a hacer sombra al Giro. Por mucho que los medios de propaganda con «las etapas más duras de la historia» y «lo emocionante que son las cuestas de cabras» nos trataran de vender lo contrario. Y aún dónde más duele, nuestra carrera es propiedad de unos franceses que siempre miraran primero por Francia.