Tópico. Tópico es lo que muchos piensan cuando escuchan a los corredores decir que en una gran vuelta no hay jornada tranquila. Tópico es lo que nos viene a la cabeza cuando escuchamos la frase de “en cualquier momento puedes perder una gran vuelta”. Pero en ocasiones no es así. Si bien aún se desconoce si Alberto Contador podrá continuar disputando el Giro d´Italia, lo que está claro es que la jornada de hoy será, como poco, un duro escollo en sus aspiraciones para alzarse con la maglia rosa.
La jornada parecía ser de transición. Una fuga de 5 corredores formada por Bandiera (Androni), Gorsu (Nippo), Malaguiti (Nippo), Marangoni (Cannondale) y Rutkiewicz (CCC) avanzaba mientras el pelotón comandado por los hombres del Lotto-Soudal controlaban la carrera para su sprinter, Andre Greipel. La diferencia de los fugados alcanzaba los cinco minutos cuando comenzaba la ascensión a Pomarance (4ª). Al paso por la cima, el pelotón ya comenzaba a reducir distancias. El viento amenazaba y Tinkoff y Sky no querían sustos. Pero los sustos llegarían después.
Neutralizada la fuga por los hombres del Lotto a falta de 14 kilómetros para la llegada, las escuadras de los favoritos a la victoria final comandaban las primeras posiciones buscando proteger a sus líderes ante posibles caídas antes de entrar en la ventana de seguridad, pasados los últimos 3 kilómetros. Y lo consiguieron. Hasta ese momento no hubo mayor problema. Todo siguió su curso normal y los equipos de los sprinters pasaron a lanzar la llegada. Lotto y Lampre eran quienes copaban las primeras posiciones mientras nuestro Juanjo Lobato hacía lo imposible por buscarse la vida.
De repente, un corredor impacta contra las vallas, aparentemente solo. La caída del hombre del Nippo desencadena el derrumbe del castillo de Naipes. Cae uno y cae otro. Un Astaná, varios CCC…y también lo hace Alberto Contador. Ataviado con la maglia rosa, entra en meta minutos después. En un primer momento no presenta magulladuras y el maillot está intacto. Las alarmas saltan cuando sube al pódium. Antes de él lo hace Greipel. El alemán consigue una apabullante victoria y demuestra al gran nivel que está. Está eufórico y la gente le aplaude. Pero todo cambia cuando Contador sale al pódium como líder de la general.
Lo hace con la cara desencajada, casi tanto como su hombro izquierdo. Ni siquiera puede ponerse la maglia rosa y aparecen las caras de preocupación. Aún así, y sin saber que nos deparará mañana, ya sabemos que resulta absurdo elucubrar nada cuando una simple valla puede cambiar el futuro del máximo favorito al Giro d´Italia.