Tadej Pogačar (UAE) se impuso en la Strade Bianche con un espectacular desempeño de 50 kilómetros en solitario. Con solo 23 años el esloveno se ha acostumbrado a ganar mediante exhibiciones que ponen de pie a cualquiera y, la carrera italiana, con apenas 16 ediciones de historia, regala grandes días al espectador año tras año juntando a los mejores corredores del mundo.
Quedaban 50 kilómetros a meta cuándo Pogačar decidió que debían inciarse las hostilidades en la Strade Bianche. Y suele pasar que cuándo el corredor esloveno da por finalizada la paz, la guerra no acaba hasta meta. Es un corredor al que no le importa que le cojan rueda cuando trata de marcharse, no cesa en el empeño y va mermando a los rivales hasta que se queda solo en cabeza. Es una manera de ejecutar los ataques que solo se pueden permitir los mejores de la disciplina con la virtud de tener que ser también de los más valientes.
No le importó haber ido al suelo unos pocos kilómetros antes, creyó que no era conveniente dejar pasar algo de carrera para ver como respondía su cuerpo al impacto. Corría el tramo del Monte Santa Maria y Pogačar aceleró, primero subiendo y cuándo llego la bajada no cesó, continuó machacando a sus rivales hasta que no quedó ni uno que pudiera seguirle. Julian Alaphilippe (Deceuninck) fue quién más se empeñó en no perder su rueda, pero el francés sucumbió seguramente también por el efecto que tuvo en él la caída. Fue de los peor parados llevándose un impacto impresionante. Mención especial merece Carlos Rodríguez (INEOS), quién pese a su juventud fue el más fuerte de los mortales y estuvo muchos kilómetros persiguiendo en solitario al esloveno.
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— Eurosport (@eurosport) March 5, 2022
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Pero ni Carlos Rodríguez, ni el entendimiento del grupo de atrás con equipos que tenían más de un representante, fueron suficientes para volver a ver a Pogačar antes de la línea de meta. El esloveno incluso se tomó el lujo de chocar la mano a un compatriota antes de enfrentar la ya famosa Via Santa Caterina, dónde se dan las rampas más duras de toda la carrera.
Pogačar es el gran exponente de una generación dorada. Van der Poel (Alpecin), Van Aert (Jumbo) y Evenepoel (Deceuninck) entre tantos otros seguramente también inscribirán su nombre en la historia de este deporte, pero hace tiempo que la sensación es que Pogacar ya no compite contra ellos. En su haber hay ya 34 victorias profesionales, entre las que apenas hay pormenores, y conseguidas con exhibiciones que nos llevan hasta las épocas más gloriosas del ciclismo. Su ambición no tiene límites, este año sin ir más lejos, teniendo solo 23, en principio correrá cuatro de los cinco Monumentos y dos de las tres Grandes Vueltas. Si sigue con esta inspiración divina que parece que nunca se le acaba y esta valentía, seguirá haciendo sombra a todos los compañeros de su generación y tratando de hacérsela a los mejores corredores de todos los tiempos.