«Para mi un extraordinario año, no solo por la gran temporada que realicé si no por acabar logrando el sueño de cualquier ciclista de poder pasar al campo profesional», este es el balance que hace Richard Carapaz de su propia temporada, y es que como bien señala, lo que mejor puede indicar lo hecho por lo ecuatoriano con el equipo Lizarte durante este 2016, es que finalmente haya sido elegido por Eusebio Unzué como el ciclista que el año que viene estará dentro de las filas del Movistar Team.
Señalábamos hace un par de días con el primer sub23, Elías Tello, lo difícil que tiene que resultar llegar nuevo desde sudamérica y acoplarte a un nuevo ciclismo, en el que hay muchos condicionantes nuevos para el corredor, pero si Tello ya demostró que se aclimató a la perfección, lo de Carapaz ya son palabras mayores, y es que en su primera carrera con el maillot «rosa» del conjunto navarro en la prueba del Torneo Euskaldun de Durango ya fue el gran protagonista, metiéndose en la fuga del día, para posteriormente cuando fueron cazados por el pelotón, lograron marcharse por delante de nuevo el propio Carapaz, con un colosal Óscar Rodríguez, y con un Jaime Castrillo, que lograba alcanzarles poco antes de llegar a la línea de meta, consiguiendo así una de las fotos que todo equipo sueña, con tres de sus ciclistas llegando en cabeza. Una foto que por difícil que parezca, Lizarte repitió en varias ocasiones, y generalmente con el denominador común de Carapaz. En esta ocasión el triunfo recayó en Óscar, y el ecuatoriano debutaba con un segundo puesto.

Una semana después, la segunda carrera de Richard, iba a ser en un escenario mítico dentro de la Copa de España, donde a muchos en sus condiciones le habrían temblado las piernas. No fue su caso. Eibar vio como un recién llegado a nuestro ciclismo pretendió conquistar todo un Memorial Valenciaga, y es que en la definitiva subida a Ixua Carapaz soltó un demarraje brutal al que de primeras nadie pudo seguir, aunque a menos de un kilómetro para coronar era alcanzado por el jienense José Manuel Díaz Gallego, que tras atacarse mutuamente en varias ocasiones, aprovechó su mayor conocimiento del terreno para arriesgar en la bajada y llevarse en solitario un triunfo de campanillas, entrando de nuevo el ecuatoriano del Lizarte en segunda posición.
De nuevo volvería a la competición en la Copa de España, esta vez en tierras tarraconenses con la disputada de la primera edición del Memorial Xavi Tondo, y en donde Carapaz volvió a ser protagonista, ya que en un prueba destinada al sprint, él fue el animador que estuvo muy cerca de evitarlo, atacando en solitario a quince kilómetros de la llegada, siendo alcanzado ya llegando a la localidad de Valls, bajo la pancarta de 3 kilómetros a meta, y ya en el sprint no tuvo nada que hacer. Pero no tardaría en regresar al podium, y lo haría en otra de las pruebas de campanillas de la Copa de España, como es la Clásica de Torredonjimeno, donde junto con su compañero Héctor Carretero protagonizaron un ataque a más de 50 kilómetros de meta que acabó fructificando, llegando ambos a meta y recayendo esta vez la victoria en el manchego, volviendo a ser segundo Carapaz, en un podium que de nuevo al completo fue del Lizarte, ya que Marcos Jurado entraría tras ellos. tres segundos puestos en sus primeras cuatro carreras. Palabras mayores.

En el Memorial Momparler hizo un paréntesis, ya que ahí sí por sus propias condiciones nada tenía que hacer, pero como se dice muchas veces, dio un paso atrás para dar dos adelante, y en su siguiente participación, ya en tierras vascas, en la prueba del Euskaldun de Lazkao consiguió por fin su primera victoria, y además lo hizo a lo grande, atacando en subida para llegar en solitario con más de un minuto de ventaja a la meta en la localidad guipuzcoana, dedicando el triunfo a todos sus compatriotas ecuatorianos, a los que siempre ha tenido muy presente, y para los que tener ya el año que viene a un corredor entre profesionales en todo un motivo de orgullo.
Y no se apeó del podium en la siguiente, otra vez Copa de España, otra vez en tierras Guipuzcoanas, y solo dos hombres rapidísimos como Jon Irisarri y Antonio Angulo le superaban por centímetros en la meta de Legazpi en la Clásica de Santa Cruz, volviendo a estar cerca del triunfo y ser el ciclista que más agitó la carrera en la última de la Copa, el Gran Premio Macario de Alcalá de Henares, en donde entró en el seleccionado grupo de los mejores, siendo noveno, y ayudando a que su compañero Jurado acabara en la segunda posición de la general de la Copa, solo superado por un descomunal Angulo.
En ese mes de mayo, ya se vislumbraba la que, sin duda, era la gran cita del año para el Lizarte, la Vuelta a Navarra, la de casa, donde tenía puestas grandes esperanzas de recuperar el cetro que el año anterior se le escapó a su ciclista Jorge Arcas por el puestómetro. A esa cita navarra Carapaz llegaba habiendo vuelto a triunfar en otra del Euskaldun como la Subida a Urraki, colocándose en ese momento líder de tan prestigiosa clasificación, y demostrando que para arriba no encontraba rival, y volviendo a compartir posiciones como en Torredonjimeno con su compañero Carretero en el Memorial Luis Muñoz de Sabiñanigo.

La Vuelta a Navarra fue un dominio de principio a fin del equipo navarro, que trabajó para y por un Carapaz que llegaba como el claro favorito al triunfo y no decepcionó a nadie. En la primera etapa con final en Estella se mantuvo con lo mejores, viendo de cerca como por delante tres de sus compañeros, Sergio Samitier, Marcos Rojo y Marcos Jurado, realizaban un auténtico show, consiguiendo llegar juntos a meta, volviendo a protagonizar una foto histórica para el equipo. En la segunda jornada, la reina, ahí ya Carapaz destapó todas sus armas, y con un fortísimo demarraje a falta de 500 metros para la meta de la subida al Alto de Muskilda, le bastó para hacerse con la etapa y quedarse el maillot amarillo, que ya en la tercera y última etapa con final en las calles de Pamplona nadie pudo arrebartarle.
Y ahí, se podría decir que finalizaba el paso de Carapaz por el conjunto navarro, con tres victorias parciales, la general de Navarra, y varios podiums en un puñado de días de competición. Luego ya vino el paso a los pros del Movistar, donde especialmente en este final de temporada por tierras italianas se dejó ver bastante, siendo uno de los ciclistas que más trabajo, y consiguiendo entre otras distinciones ser el tercero en la clasificación de los jóvenes del Giro della Toscana, separado del primer lugar por el puestómetro. En ello está, el que para él es el mejor momento del año «Sin olvidar las victorias y grandes momentos con el Lizarte, el mejor momento en lo personal fue este final de temporada ya que pude adaptarme al ritmo de carrera de los pros, y quedarme con ese sabor de boca que cada vez puedo ir mejorando en el campo profecional».

Eusebio tiene puestas grandes esperanzas en el ciclistas eucatoriano, y sin duda él ha demostrado en su paso fugaz por nuestro ciclismo amateur, que madera tiene de sobra para poder ser un gran campeón. Veremos que le depara el futuro y cómo saben llevarle, aunque él tiene muy claro que lo primero es ir encontrando su lugar en el equipo y en el pelotón profesional, aunque está claro que soñar, sueña con lo más alto, «Para el futuro espero hacer una buena temporada, ayudar al equipo en todo lo que pueda, y mi gran anhelo sería poder estar presente en una de las grandes del World Tour».