Chris Froome se ha presentado en esta Vuelta a España, después de haber logrado todos sus objetivos durante el 2016, pero Froome es esa clase de ciclista que siempre quiere más. Después de haber logrado el Tour de Francia, su gran objetivo durante el 2016, la medalla de bronce en la modalidad de contrarreloj en los Juegos Olímpicos y victorias menores como el Criterium de la Dauphiné y la Herald Sun Tour, ha disputado la Vuelta a España con el objetivo de disputarla hasta el último día.

Pese a un año plagado de éxitos, el hombre fuerte del Sky, tenía una espinita clavada desde el año 2011 y 2014, donde fue segundo. La Vuelta a España fue la carrera donde se dio a conocer y quería completar una hazaña que todavía nadie ha sido capaz de conseguir, doblar Tour y Vuelta en la misma temporada.
En frente, se encontró al gran Nairo Quintana, que sólo dio muestras de flaqueza durante la contrarreloj, pero Chris Froome lo intentó en todos los momentos posibles. Innumerables fueron los ataques que realizó en Aubisque, sin conseguir despegar de su rueda al colombiano; sin olvidarnos de la fantástica exhibición en Lagos de Covadonga, donde realizó una ascensión a su ritmo adelantando a todos los ciclistas que le precedían y perdiendo solo 25 segundos con el hombre del Movistar.
Su gran espina durante esta Vuelta a España ha sido la etapa de Formigal, donde una escapada formada por Alberto Contador, arrastró a Nairo Quintana y sin compañeros de equipo, perdió todas sus opciones de victoria. Una pequeña mancha que no ensombrece el papel realizado por el británico.

Además de la segunda posición en la clasificación general, también se lleva de botín dos victorias de etapa, la conseguida en Peña Cabarga, emulando el gran duelo que mantuvo con Juanjo Cobo en la Vuelta 2011 y la contrarreloj de Calpe, sacando una diferencia de dos minutos a casi todos sus rivales. Pero su mayor botín no fueron sus dos victorias, sino, todo el espectáculo y las sensaciones que tenemos la mayor parte de los aficionados al deporte de las dos ruedas con el británico; todo un auténtico señor dentro y fuera de la carretera, que vive enamorado de la Vuelta a España y la Vuelta a España de él, donde cada una de las pedaladas es dada con el único objetivo de subir a lo más alto en Madrid y con el respeto de todo un triple ganador del Tour de Francia que afronta la ronda española con la misma ilusión que un juvenil que disputa su primera carrera con profesionales.
Después de tres segundos puestos en la clasificación general, La Vuelta le debe una a Froome, una carrera que cada año es más grande gracias a ciclistas como el británico, que además ha prometido volver para subirse a lo más alto. En conclusión, un de ciclista de los píes a la cabeza que algún día cumplirá su sueño de vestir de rojo en Madrid.