Aún vestido con el maillot rojo, un radiante Rubén Fernández se dirige ante los medios en uno de los días más felices en su aún corta vida como ciclista. Sonríe, con la rabia de haber rozado el triunfo de etapa ya olvidada: «Ya se me ha pasado el cabreo. Pensaba que había ganado pero rápido me han dicho por radio que había un corredor por delante y bueno, aunque sabe mal, este rojo lo compensa todo.» confiesa el murciano.
El de Movistar comandó en todo momento una subida que, aún corta, siempre resulta explosiva y muy exigente: «Sabíamos que era una entrada muy complicada y desde abajo hemos estado muy atentos por si se producía algún corte. Hemos decidido hacerlo duro desde abajo y ha salido bien. Hemos seleccionado el grupo bastante, hemos hecho sufrir a Froome y hemos distanciado algo más a Alberto. No nos podemos quejar. Ha salido todo tal y como lo teníamos planteado» declaraba sonriente el nuevo líder.
Preguntado sobre hasta cuándo podrá mantener el maillot rojo, Rubén responde sonriente, con la ilusión de quien vive un sueño: «Vamos a intentar mantenerlo lo máximo posible. Ojalá podamos mantenerlo hasta el primer día de descanso. Más allá de eso sería un sueño, pero no es el objetivo. Hemos venido a trabajar para Nairo y para Alejandro, llevarlo lo más arriba y llevarnos la victoria final en La Vuelta en Madrid». concluía Rubén.