Ganar en la Vuelta a León no es moco de pavo para los ciclistas que componen el pelotón amateur, y es que ahí están los datos de los últimos tres años, con sus tres vencedores dando el salto automáticamente al año siguiente al campo profesional. Así sucedía el año pasado con la victoria de Cristian Rodríguez que en este 2016 se encuentra enrolado en las filas del conjunto italiano del Wilier-Southeast. Hace dos años el que vestía el amarillo en el último podium era el vasco Aritz Bagües que en 2015 pasaba con el conjunto del Murias Taldea a lo más alto del ciclismo. Y finalmente, si nos vamos tres ediciones atrás el que se llevaba la general tras tres días de muchísimo esfuerzo y calor era el catalán Jordi Simón, que unos meses después firmaba su paso al profesionalismo, y que hace tan solo dos meses conseguía hacerse nada más y nada menos que con todo un bronce en los Campeonatos de España. La conclusión, por tanto, es que ganar en León es talismán.
Otra curiosidad entre ellos tres es que tanto Jordi, como Aritz, como el propio Cristian, fraguaron su triunfo de la misma manera, haciéndose con la victoria de etapa en la jornada reina con la que conquistaban el maillot de líder para ya nadie ser capaces de arrebatárselo.
Pues bien, como señalábamos hace tres años, Jordi Simón se hacía con la victoria final. Hoy el de Navàs es parte importante del conjunto polaco del Verva ActiveJet, que de hecho estos días está peleando por la prueba de casa, el Tour de Polonia, que lucha por hacerle algo de competencia a todo un Tour de Francia, y consiguiendo aún así un grandísimo cartel.
En 2013, cuando la crisis más golpeaba a nuestra sociedad y por consiguiente a nuestro ciclismo, la ronda leonesa pasó por momentos complicados para lograr salir adelante, pero aún así logró hacerlo, eso sí, viendo reducido su número de etapas, de cinco a tres, lo que no restó un ápice la calidad de esos tres días. Con una primera jornada que ya nos dejó un grandísimo espectáculo, y a la postre lo que sería la resolución de la propia carrera, y ahí el que demostró ser el más fuerte de todo el pelotón de largo fue nuestro protagonista.
Tras un arranque accidentado en el que el pelotón tenía que desandar lo andado al realizarse mal el comienzo de la etapa, no siguiendo el recorrido ideado por un problema con una de las señales, la etapa volvió a arrancar de manera fulgurante, y Jordi Simón decidía hacer como buen peregrino, buena parte del Camino de Santiago por donde discurría aquella etapa, en solitario camino de Molinaseca. En Foncebadón le echaban mano los que a la postre serían sus máximos rivales, un tal Merhawi Kudus, que a estas fechas sabe lo que es completar el Tour de Francia y el Giro de Italia, y el colombiano Ever Rivera, con los que se jugaba el triunfo de etapa, y a la postre de la general final en la localidad berciana, tras una subida previa a Lombillo a cara de perro. Simón se imponía a Rivera y Kudus, y se acabaría adjudicando dos días después la carrera leonesa gracias a ese triunfo.
Pues bien, tres temporadas después el ciclista catalán se ha convertido en una pieza importantísima de su equipo, demostrando lo que en León se pudo apreciar, que es un ciclista que pasa bien todos los terrenos, y que es capaz de dar lo mejor de sí mismo cuando las rondas van avanzando, como así mismamente ha ido demostrando esta misma temporada en carreras como la Volta ao Algarve, el Tour de Croacia o en una gran carrera como el Tour de Suiza, estando en todas ellas dentro del top20. Pero sin duda, su momento llegó a finales de este mes de junio donde logró toda una machada al subirse al podium de una de las grandes citas de toda la temporada para cualquier ciclista, como son los campeonatos nacionales.
En tierras alicantinas, Jordi demostró tener además de piernas una gran visión de carrera, metiéndose en la fuga buena del día, que acabó llegando a la línea de meta, y a pesar de tener un gran pelotón trabajando por detrás y que él no contaba con ningún compañero de equipo, fue capaz de luchar contra viento y marea para conseguir una de esas fotos deseadas por cualquiera, colgándose el bronce en Cocentaina. Solo un enorme José Joaquín Rojas (Movistar) y Ángel Vicioso (Katusha) eran mejor que el ciclista que unos años antes demostraba la calidad que atesoraba ya en las piernas por las carreteras de León.
¿Lo mejor en su caso? Pues que Jordi apenas cuenta con 25 años y mucha carrera por delante. Si siguen dándole la confianza y apostando por él, no tenemos ninguna duda que él estará con mucho trabajo, luchando por poder, por qué no, luchar por conseguir subir algún puesto en ese mismo podium, y a buen seguro que mejorando sus buenos registros en las generales de carreras por etapas de mucho renombre, y es que ahora mismo con los Puritos, Valverdes o Contadores diciendo adiós a sus carreras o muy cerca de hacerlo, es el momento de apostar por aquellos jóvenes valores que tanto pueden dar a nuestro ciclismo, y para ello el termómetro de la Vuelta a León puede y debe ser un grandísimo indicativo, estando ahí los ejemplos del propio Jordi, Cristian o Aritz.