Una vez finalizada la XXX Vuelta a León, como con cada edición, llega el momento de hacer memoria y sacar a la luz algunos de los mejores momentos que nos han dado estos días, y que han escapado a los titulares de cada jornada. Una ronda leonesa que ya en su ciclista más destacado, Alessandro Fancellu (Kometa-Fundación Contador), nos encontramos el dato curioso de que el italiano con 19 años y 3 meses pasa a ser el ciclista más joven en el palmarés de la carrera.
UN «SEGUNDO» QUE SABE A GLORIA

Tal cual. Un segundo es lo que tardaron Yacob Debesay (UCI Team) y Edwin Torres (Kuota-Construcciones Paulino) en dejar de sentirse en el Olimpo de los dioses para sentirse eso, segundos. Es decir, el tiempo que pasaba entre que cruzaban la línea de meta y que alguien les gritara, «pero si ya ha entrado otro delante». Torres era el más rápido en el sprint del pelotón en la última jornada en Sahagún, y vaya si lo celebraba, la pena para él, es que instantes antes había hecho lo mismo Oier Ibarguren (Diputación de León-ULB). Mención aparte merece el caso del eritreo Yacob Debesay, que en Andarraso levantaba el puño en señal de victoria sin ser el ganador, aunque todo sea dicho, cierto es que el africano realizaba una última ascensión impresionante pasando a todos los hombres de la fuga, menos a uno… el chileno Elías Tello. Se da la casualidad que la última vez que veíamos esta foto en la ronda leonesa era hace seis años, con el protagonismo de un corredor también en ese momento en las filas del UCI Team y también de un país con tanta tradición ciclista como Eritrea (cáptese el tono irónico de la frase), el escalador hoy en Astana Merhawi Kudus, cuando en Villaquilambre al paso por primera vez por meta se lanzaba como un poseso a por una supuesta victoria alzando los brazos bajo el arco final, con la única salvedad que en ese momento aún restaban 25 kilómetros para la llegada definitiva. Sin duda, algo curioso.
ABRAZO ETERNO

Alejandro González «Jandro» director del Gomur-Cantabria Infinita se funde en un abrazo con su pupilo Ángel Fuentes, tras vencer al sprint en la primera etapa en línea con final en Veguellina. La victoria era realmente importante para Fuentes que se había quedado con la espina de no poder salir de amarillo esa jornada tras, también, vencer el prólogo el día anterior, por la decisión de los árbitros de anular los tiempos marcados en la cronometrada de cara a la general, debido a una tromba de agua caída minutos antes del inicio que dejó bastante peligroso el piso del recorrido. Volver a ganar al día siguiente, ya le supuso al burgalés que absolutamente nadie le privara de ponerse el maillot de líder.
PODIUM BAJO LA LLUVIA

Los que somos de León, sabemos que nuestra provincia es maravillosa por mil y una razones, aunque por su esplendido clima playero no. Pero de ahí a que en julio nos haya abordado la lluvia día sí y día también hay un largo camino de diferencia. Pues bien, de los 6 días de carrera, en 4 la lluvia hizo aparición, teniendo tanta relevancia en el desarrollo de la carrera como el hecho ya comentado del prólogo de Astorga. Pero es que para más inri, el momento en el que siempre las nubes decidían descargar su furia coincidía siempre con la hora del podium, teniendo que buscarnos la vida como pudimos todos los medios acreditados tanto en Astorga, como en Veguellina, Ancares o Sahagún.
CICLISTAS EN LA NIEBLA

Y seguimos con el clima. La etapa con final en Ancares prometía ser épica, y vaya si lo fue. El italiano Alessandro Fancellu (Kometa-Fundación Contador) fraguó en sus duras rampas su triunfo final en la Vuelta a León, pero nosotros lo vimos de milagro ya que los dos últimos kilómetros quedaron cubiertos por una capa densa de niebla. Lo cierto es que como si de cosa de dioses se tratara, justo fue a levantarse al paso de los primeros ciclistas, para después volver a inundarlo todo. Bueno, ya en el momento podium se disipó, lógicamente para que empezase a diluviar y ponernos como sopas.
EL ENGANCHÓN

Momento de quitarnos el sombrero ante los verdades sufridores de la Vuelta a León: los ciclistas. Sin duda, este ha sido uno de los años en el que la emoción y el espectáculo ha brillado con mayor potencia, pero vamos para aprovechar para acordarnos de aquellos que no ocupan los titulares, ni las fotos de portada, si no de aquellos que hacen el trabajo sucio, pero que son vitales para que sus líderes puedan a última hora dar el «do de pecho», mientras ellos acaban sufriendo más que ninguno por alcanzar la línea de llegada. Por si fuera poco, momentos como este, en el que deben poner pie a tierra, demuestra más si cabe el pundonor de estos deportistas, que aún realizando un esfuerzo agónico, cuando caen al suelo rápidamente se levantan para coger sus bicicletas. Aquí para ponerse a dar alaridos y dar vueltas sobre sí mismos, es que realmente sí se han tenido que hacer mucho daño.¡Chapeau!
MOTO ENLACE

Para acabar, queremos dejar constancia de nuestro reconocimiento un año más a los fenómenos de las motos-enlace y Guardia Civil que hacen posible que cualquier prueba ciclista se desarrolle dentro de unos parámetros de seguridad soberbios. Algunos, por aquello de «las pintas», podrían pasar por miembros de Los Ángeles del Infierno, pero sin duda para los corredores son sus Ángeles de la Guarda.