Irrepetible. Único. Inimitable. Adjetivos casi siempre utilizados de forma banal pero que hoy, más que nunca, son necesarios. Cuarta victoria de Valverde en la Flecha-Valona –tercera consecutiva (2014, 2015, 2016)- y record histórico de triunfos en la segunda de las Ardenas para un ciclista que en Bélgica, a estas alturas, ya sería poco menos que un Dios. Sonriente como pocos días le vimos subir al pódium. La ocasión lo merecía. No todos los días uno supera en el palmarés de una prueba de tal renombre al Cannibal Eddy Merckx. Hoy, Don Alejandro Valverde, rey de Huy y emperador de las Ardenas, lo hizo. Midió esfuerzos, escogió el momento, observó a sus rivales y cuando arrancó lo hizo con la rabia de quien corre para ganar. Cumple 36 años el próximo lunes, pero corre con la ilusión de quien debuta en profesionales. No habrá dos como tú. Irrepetible. Único. Inimitable.

La carrera comenzó nerviosa, como cualquier clásica de abril. Las luchas por meterse en la fuga, por dar presencia al equipo y la tensión por llevar bien protegido a su líder. El resultado el de siempre. Dos primeros horas de carrera muy rápidas. Desgaste extra y una fuga tardía. Transcurridos prácticamente 60 km se marchaba un grupo de 10 corredores. El pelotón tardó en darles su “consentimiento”.
Kiel Reijnen (Trek-Segafredo), Koen Bouwman (Lotto-NL-Jumbo), Mads Pedersen (Stöling Service Group), Matteo Bono (Lampre-Mérida), Quentin Pacher (Delko-Marseille Provence KTM), Sander Helven (Topsport Vlaanderen-Baloise), Silvan Dillier (BMC), Stephen Cummings (Dimension-Data), Tosh Van der Sande (Lotto-Soudal) y Vegard Stake Laengen (IAM) compusieron la fuga. Con una renta nunca superior a los cuatro minutos, su aventura estuvo siempre abocada al fracaso. Por detrás Katusha, para Joaquim Rodríguez, y Movistar, para Alejandro Valverde, comandaban la persecución.
El paso por Huy y por el resto de colinas fue cribando la fuga. Como si de pétalos de margarita se tratase, los escapados fueron cayendo uno a uno hasta que, tras coronar por segunda y penúltima vez el Muro de Huy, solo quedara uno: el incombustible Stephen Cummings (Dimension Data). Combativo como pocos y acumulando ya en este 2016 triunfos en Tirreno y en País Vasco, lo volvió a intentar hoy. La jugada hoy, sin embargo, no salió. Su victoria no aparecía en el guion. Hoy era el día de Valverde.
Lo sabían todos. También Ion Izagirre (Movistar). El vencedor en el pasado GP Induráin protagonizó, junto con Tim Wellens (Lotto-Soudal), Bob Jungels (Etixx-Quick Step) y Georg Preidler (Giant-Alpecin), una fantástica ascensión a la durísima Cote de Cherave, a tan solo 6 km de meta. Lo probó Izagirre y Jungels se mostraba claramente inferior. Por detrás, un potente Etixx con Alaphilippe y Dan Martin a la cabeza, perseguía, aun con un compañero por delante, en busca de la victoria de uno de sus capos.
Y así se llegó a Huy. A ese kilómetro y medio donde el mundo del ciclismo se detiene y los ciclistas parecen extraterrestres. Las rampas, inhumanas como siempre, pusieron a cada uno en su sitio. Desaparecidos en combate Philippe Gilbert (BMC) y el vencedor de la pasada Flecha-Brabanzona Petr Vakoc (Etixx-Quick Step), correspondía a los mejores dar pedales más fuerte que nunca.
Lo intentó Purito, no en vano su equipo había sido, junto con Etixx y Movistar, uno de los más activos durante toda la carrera. Valverde, a su rueda, le marcó a la perfección. Con el catalán ya fuera de combate, lo probó Dan Martin. De nuevo Valverde a rueda, sin problemas, con una pata. Miraba a un lado y a otro. Hacia atrás y hacia delante. Buscaba su distancia.
A 200 m llegó su arrancada. Ni siquiera miró a atrás. Allá donde la rampa alcanza su máxima inclinación soltó de rueda a todos. Nadie pudo seguirle. Ni siquiera Alaphilippe. El francés, segundo en Flecha y Lieja el pasado año tras el murciano, volvía a saborear el amargo sabor de quien roza la victoria. No impacientes Julien, llegará tu turno.
Hoy era el día de Alejandro. Del Alejandro más Alejandro. De ese capaz de controlarlo todo, de aguardar el momento justo y de entonces, y solo entonces, entrar en la leyenda. Cuarto triunfo en la prueba para él y otro hito más en la historia, el de ser el ciclista con más victorias, cuatro, en la Flecha-Valona. Simplemente Alejandro Valverde. Irrepetible. Único. Inimitable.