Eduard Vorganov, ciclista de Katusha, fue suspendido provisionalmente el pasado viernes por su equipo tras conocerse un positivo por meldonium, sustancia prohibida desde este año que se utiliza para incrementar el rendimiento físico y moral, en un control realizado a principios de enero. Las alarmas saltaban en Katusha ya que el equipo ruso estaba señalado desde julio del pasado año cuando, durante la disputa del Tour de Francia, se anunció el positivo por cocaína de Luca Paolini poco después de conocerse el dopaje de Giampaolo Caruso por EPO. Sin embargo, el positivo de este último databa del año 2012 (lo que nos puede llevar a conclusiones muy, muy tristes) y no era válido para la nueva norma establecida por la UCI: aquel equipo que tuviera dos positivos en menos de un año, sería excluido de toda carrera durante un mes. El equipo continental profesional Androni fue el primer conjunto afectado por esta norma: en julio del año pasado fue sancionado sin correr durante un mes por el dopaje de dos de sus ciclistas: Apollonio y Taborre, ambos por EPO.
Pues bien, la UCI tenía una oportunidad de oro de dar un golpe de autoridad sancionando a Katusha (un equipo World Tour de primera categoría, no como Androni) sin correr durante un mes y transmitir un mensaje de «aquí no se pasa ni una». Pero no. Que no me lo esperaba, pero tenía la esperanza. ¿Por qué no se sanciona a Katusha? Porque a la UCI no le interesa. La Unión Ciclista Internacional sigue siendo un organismo totalmente corrupto que no le quiere «tocar las narices» a un patrocinador muy potente como es Katusha (conjunto de varias empresas rusas de gas e industria). La excusa oficial ha sido que el positivo de Paolini (cocainómano reconocido) no tenía como intención mejorar el rendimiento, sino que era un problema personal con las drogas que venía de mucho tiempo atrás. Esto es cierto, pero las reglas son iguales para todos. Según la UCI, todos los positivos son iguales. Y sino, que se lo digan a Contador.
Katusha tenía que haber recibido una sanción ejemplar por haber vuelto a manchar la imagen de este deporte, pero la UCI, una vez más (y no por última vez), se ha vuelto » a bajar los pantalones». La poca vergüenza que tienen es increíble. A ver que se inventan la próxima vez.