Desde el momento que conocimos el recorrido de este Tour de Francia 2015, todos los aficionados españoles vimos en Mende, uno de los lugares perfectos para poder celebrar un triunfo español. No obstante hasta el momento este muro de segunda categoría en pleno macizo central francés nos ha ido dando alegrías, una detrás de otra.
En 1995 se subió por primera vez en el Tour a esta dura cota, que sin ser excesivamente larga, acumula unos porcentajes de esos imposibles para la gran mayoría de los mortales. En esa edición, la última que coronaría a Miguel Indurain en el Tour, Mende encumbraría en su cima a un francés “españolizado”, el gran Laurent Jalabert, que acabaría cuarto en la clasificación general. El bueno de “Jaja”, que prácticamente hizo toda su carrera en la formación española de la Once, bajo las órdenes de Manolo Saiz, se alzó con un magnífico triunfo en una cima que deslumbró a muchos, dando a conocer esos “muros” finales de etapa, que tan de moda se han puesto últimamente en todas las grandes vueltas.
Una década después sería, ahora sí, un español de pura cepa, como el gallego Marcos Serrano el que se alzaba con su mejor triunfo, siendo el mejor de la fuga del día, a tan solo cuatro días de que acabara aquel Tour del 2005. Pero no solo Mende nos ha traído buenos momentos en el Tour, sino que en París-Niza también ha reflejado la predilección de nuestros ciclistas con esta subida. En 2010, la hegemonía española sería máxima, con Alberto Contador imponiéndose en su cima, por delante de Samuel Sánchez y Joaquim Rodríguez. Además el de Pinto, se colocaba ese día como líder de una carrera que al final se acabaría adjudicando en Niza días después. Dos años después en esta misma carrera, Alejandro Valverde era segundo, solo superado por Lieuwe Westra.
La última gran alegría que nos dejó Mende, también fue ese 2010, en el propio Tour de Francia, donde Joaquim Rodríguez alzaba los brazos por primera vez en esta gran carrera, por delante de Alberto Contador, después de que este lanzará un brutal ataque que hacía sufrir y mucho al líder en ese momento de la carrera, Andy Schleck, llegando los dos españoles, mano a mano, a la línea de meta. Justamente, esa victoria se producía un 16 de julio, es decir 5 años antes de la última victoria, de Purito en el Tour, hace apenas 24 horas, en la gran subida a Plateau de Beille. Fecha también importantísima en nuestro ciclismo, ya que es el del nacimiento de nuestro buque insignia en este deporte, su Majestad Miguel Indurain. Demasiadas casualidades.
Lo cierto, es que el Tour en este 2015, ha preparado una gran etapa, previa a la llegada a los Alpes, y después de lo acontecido en los Pirineos. 178 kilómetros, con salida en Rodez, donde se hizo con el triunfo en el día de hoy Greg van Avermaet de manera agónica por delante de Peter Sagan, y llegada a Mende, tras superar, cuatro puertos de montaña, uno de inicio de cuarta, y los otros tres encadenados en los últimos 30 kilómetros, con dos segundas y otro cuarta. Mende lo conocemos todos, pero no por ello, nos deja de gustar y sorprender, ya que en apenas 3 kilómetros, su media alcanza un valor superior al 10%, con rampas que llegan al 20%, y en donde generalmente hemos visto a grandes ciclistas sufriendo más de la cuenta.
Todo ello, hace que albergamos esperanzas de que podamos presenciar de nuevo una gran batalla en esta etapa, con los nuestros, Alberto Contador, Alejandro Valverde, el propio Purito, e incluso, también lo hacemos nuestro, al colombiano Nairo Quintana, pudiendo hacer sufrir y mucho al líder sólido de la carrera, Chris Froome, ya que es una subida que se adapta mucho mejor a las cualidades “hispanos”, y el hecho de que en Plateau de Beille no vieramos al Froome de La Pierre-Saint-Martin nos hace poder pensar que este Tour todavía este vivo. Por todo ello, mañana todos delante del televisor para presenciar la nueva entrega de este Tour, que además no sería de extrañar que nos pueda dar otra nueva alegría, ya que “Mende es territorio español”.