Como cada edición, todo el mundo suele dar un papel mayor a Pirineos o Alpes en el devenir de la carrera. En este 2015, ese honor parece haber recaído en las espaldas de la cordillera alpina, pero esta 12ª etapa del Tour, que cierra la trilogía pirenaica de este año, es uno de los etapones sin ningún género de duda, y seguro que servirá para ver grandes cosas entre los grandes favoritos.
El Tour llega a Plateau de Beille, una de las subidas «modernas» del Tour, ya que la primera vez que se ascendió fue en 1998, donde el vencedor fue nada más y nada menos que Marco Pantani, en el año de su doblete Giro-Tour, reto en el que está enfrascado nuestro Alberto Contador, que además también sabe lo que es ganar aquí, en el año de su gran presentación al mundo, en 2007 con aquella llegada en la que batió al líder por entonces, el danés Michael Rasmussen, haciendo ver que el maillot amarillo era posible. Un maillot que acabaría enfundándose días después en París. Todos estos datos son sin duda, buenos presagios para el pinteño. Otras tres veces más ha llegado la prueba francesa hasta esta estación de esquí, con dos triunfos del norteamericano Lance Armstrong en 2002 y 2004, y por último en 2011 donde el belga Jelle Vanendert hacía morder el polvo al español Samuel Sánchez, dos días después de que las tornas hubieran sido justo las contrarias en Luz Ardiden.
En este 2015 se llegará por sexta vez tras 195 kilómetros «criminales» de continuas ascensiones. La prueba sale de Lannemezan, exactamente igual que las dos ocasiones en las que Lance acabó llevándose la victoria, para dirigirse en dirección a la primera subida del día, el Col de Portet d’Aspet. Lo recordábamos en la previa de la etapa de hoy, este puerto sin duda, es uno de los que peor sabor ha dejado en la historia del Tour, ya que en su descenso camino de Cauterets fue donde perdió la vida el italiano Fabio Casartelli en la edición de 1995. Como es tradición ya, el pelotón parará en el lugar donde el campeón del oro olímpico en Barcelona perdió la vida, para guardar un respetuoso minuto de silencio.
Tras coronar Aspet, de segunda categoría, aguardan dos primeras a continuaicón: Col de la Core y Port de Lers. Dos puertos muy similares, con distancias y pendientes parecidas. El Col de la Core es una subida de 14 kilómetros al 5,7% de media, con sus primeros kilómetros más irregulares para después afrontar los últimos 8 ya bastante más duros con pendientes continuas al 7%, y sin un metro de descanso hasta alcanzar su cima.
Por su parte, Port de Lers, se trata de una ascensión de 13 kilómetros al 6%, donde lo más duro está en su parte central, con varios kilómetros que rondan el 9% de media. Estos dos puertos servirán para que la fuga del día camine, y para que por detrás algún equipo de los favoritos pueda poner un ritmo machacón de cara a provocar que más de uno pueda llegar tostado a la última subida.
Y es que, Plateau de Beille, ya ha dado buenas muestras del gran puerto que es. Un Fuera de Categoría, (tercero de este año, uno por día de Pirineos, tras La Pierre-Saint-Martin hace dos días y Tourmalet en la etapa anterior a la de hoy), que sin duda pondrá las cosas en su sitio y que querrán aprovechar los favoritos para dar batalla, viendo que al día siguiente seguramente haya, por fin una jornada de tregua entre ellos. Subida de casi 16 kilómetros al 8% de media, con los primeros 5 kilómetros brutales, al 9%, sin un segundo de descanso y con rampas que superan con creces el 10%. Pero de ahí hasta meta aún restaran otros 10 kilómetros más que no desmerecen estos primeros 5, ya que las pendientes en ningún momento bajan del 7% de desnivel medio en ningún kilómetro, a excepción del último donde la meta sí se sitúa en un falso llano.
Tras lo visto estos días, seguramente mañana será día para los de la general de nuevo. Después de la tregua vivida en el Tourmalet, los grandes capos seguro que buscan volver a ser los protagonistas, y más teniendo en cuenta que los Nairo Quintana, Alberto Contador o Tejay Van Garderen deberían ir pensando en intentar recortar tiempo a Chris Froome, si se quiere tener opciones de triunfo en París. Eso sí, en el ambiente queda la sensación de que el británico pueda volver a realizar una exhibición semejante a la de La Pierre-Saint-Martin, y entonces sí que el Tour quedaría ya totalmente sentenciado. Lo que no cabe duda es que mañana sí habrá entretenimiento a raudales, así que vayan haciendo hueco en el sofá.