El argot del ciclismo está totalmente implantando en nuestro vocabulario del día a día. No es raro escuchar a alguien decir que se encuentra haciendo algo “a piñón”, o que vaya a realizar alguna acción “a tumba abierta”. Esta segunda, no es más que darlo el todo por el todo, sin temer las consecuencias, y así los ciclistas, generalmente en los descensos de los grandes puertos realizan autenticas exhibiciones de lo que quiere decir esta “tumba abierta”. Sin irnos muy lejos recordamos las gestas de Savoldelli cuando se ponían las carreteras cuesta abajo o la que realizó hace apenas 3 años, David Arroyo, en el descenso del Mortirolo.
Pero en el ciclismo esta “tumba abierta” no debe ser catalogada solamente cuando alcanzan velocidades de vértigo descendiendo las grandes cumbres de nuestro panorama ciclista. Los ciclistas pueden encontrarse con esa “tumba abierta” en cualquier curva, en cualquier alocado y multitudinario sprint o en la mayor de las soledades sobre la bici de contrarreloj.
Hoy, en nuestra sección, quiero recordar algunas de esas caídas más sonadas y que más repercusión tuvieron en los últimos años, y es que aunque muchas de ellas, como se suele decir simplemente fueron cosa de “chapa y pintura”, otras supusieron el principio del fin de algún que otro ciclista. Por eso debemos de ser conscientes a lo que muchas veces se encuentran expuestos estos gladiadores del siglo XXI, y empezar a pensar que muchas cosas de las que hacen deberían catalogarse de auténticos HÉROES DE NUESTRO TIEMPO.
1. el bueno de Jalabert siempre dio la cara
Con la noticia reciente del fatídico atropello del gran campeón francés, Laurent Jalabert, decidí retroceder más que con ninguna otra caída en el tiempo, para ejemplificar uno de los momentos más peligrosos existentes en el mundo del ciclismo, las llegadas masivas. Son estos momentos los que están hechos para aquellos que tienen sangre fría y nervios de acero. Vivir al límite es su código, y no valen despistes, porque a la mínima sabrás a lo que sabe el asfalto. Momentos en los que la velocidad supera con creces los 60 kilómetros por hora, y donde muchas, muchas veces vemos como algún desafortunado se ve obligado a entrar en meta con la bici en la mano y la cara ensangrentada. Claro ejemplo fue lo que sucedió en la primera etapa del Tour del 94, cuando Nelissen y Abdoujaparov pujaban por hacerse con la victoria, pero no contaban con que un gendarme en busca de la mejor foto pudiera invadir el trazado de la meta. Nelissen chocó contra el agente, cayendo al suelo y provocando que el actual seleccionador francés, que iba por detrás chocase contra él, saliendo disparado contra las vallas y el duro asfalto, partiendo su bici en dos y dejando para la historia la imagen del médico del equipo limpiando el rostro totalmente desconfigurado por el asfalto de Jalabert. Ese día por una inconsciencia 6 hombres quedaron fuera de juego, aunque el peor parado sin ninguna duda fue el corredor de la ONCE, Jalabert.
2. Guerini no sabe decir “PA-TA-TA”
O eso debió pensar uno de los espectadores más famosos que haya habido en la historia del Alpe d´Huez. 14 de Julio de 1999. Día grande en Francia, y un italiano del Telekom que se iba a encumbrar en La Etapa de ese Tour. Motivo obvio para que cualquiera con una cámara de fotos decidiera retratar la instantánea para la posteridad. Y esa instantánea estuvo a punto de cargársela ese espectador, cuando a 2 kilómetros de la meta, sorprendió al bueno de Giuseppe Guerini, abalanzándose sobre él para realizarle la foto, y tirando al suelo al corredor que se encontraba en ese momento a punto de alcanzar la mayor de sus glorias. Desde ese momento el que pretendió hacer la foto del año, pasó a ser el protagonista de la foto del año. Menos mal que Guerini, se levantó rápido y continúo, de manera mucho mas apurada y todavía con el susto en el cuerpo, camino de una de las grandes cotas del ciclismo de la que finalmente salió victorioso.
3. ¡Caímos con él!
De nuevo un 14 de Julio y de nuevo un trompazo fue el gran protagonista. Tour 2003. Ese día al final no hubo ningún tipo de celebración. La caída no lo permitió. Ese puerto de La Rochette. 8 kilómetros para la meta de Gap. Armstrong realmente siendo puesto a prueba en su reinado francés. Un tramo de asfalto derretido y… ¡sueños rotos! Creímos que podía ser el momento, que por fin un corredor y encima de nuestra tierra iba a poder con la dictadura de un texano en el Tour, pero caímos con él en esa fatídica curva, de ese fatídico puerto, de ese fatídico día. Uno de los corredores más importantes que ha dado nuestro ciclismo, por lo menos en cuanto al Tour de Francia se refiere, se dejó su carrera en esa curva de ese puerto en ese día. Pudimos ver dolor, sangre, lágrimas, llanto desconsolado y ese abrazo con Manolo Saiz que nos sobrecogió a todos. Joseba Beloki (con los mismos pódiums en el Tour que Bahamontes, “Perico” y Contador), se fue al suelo en su mejor momento. Mientras tanto el americano, dejaba otra de las grandes imágenes de la historia reciente del ciclismo, se salía de la carretera al evitar al vitoriano, cruzaba encima de su bicicleta casi 100 metros de ladera para volver de nuevo a la carretera sin sufrir ni un mísero pinchazo. No quiero hablar de justicia, pero todo lo que sucedió en esa curva de ese puerto en ese día, todo… ¡fue injusto!
4. Me llevo este Tour con “la gorra”
Ese mismo Tour. Tan sólo 7 días después, 21 de Julio, Lance Armstrong nos dejó otra imagen para el recuerdo. De nuevo un español, y vasco además, también junto a él como protagonista, Iban Mayo. Décimo quinta etapa. Los Pirineos se visten de gala. Es el día grande del Tour. Miles de aficionados agolpados en las cunetas en la subida a Luz Ardiden donde está situada la línea de meta. 5 de la tarde y empieza la hora de la verdad. La verdad es que ese Tour está más que sentenciado. Se acabó una semana antes en una curva de la bajada de un puerto caminito de Gap. Iban Mayo, triunfador en Alpe d´Huez, decide probar lejos de la línea de meta. ¡Todos los aficionados con camisetas naranjas se vienen arriba! Pero el que va de amarillo no está por la labor de dejar que se le vaya otra oportunidad de llevarse un parcial para presumir de ello en su paseo triunfal por Austin (Texas), y sale tras el de Euskaltel. ¡Vaya tres que se van para delante! Lance tirando, y tras él, Mayo y Ullrich. Va a ser un bonito final de etapa, aunque la general se la vaya a llevar con “la gorra” el americano. Hablando de gorras. ¿Quién ha puesto esa gorra en el manillar de Armstrong? Y Así fue, otra de las grandes caídas del Tour. Sin ningún tipo de consecuencia grave, pero Lance de amarillo pareció humano por una vez. Con la maneta derecha del manillar enganchó una gorra que tenía en la mano un aficionado, y directo al asfalto, aunque esta vez el que iba detrás no pudo salvar la caída, e Iban Mayo se comió literalmente al líder del Tour. Ullrich los libró. Después vimos de nuevo otra muestra del “fair-play” existente en el ciclismo, y como los grandes rivales del Capitán América, Ullrich y Hamilton, decidían parar la carrera a la espera de la llegada de Armstrong y Mayo. Y también pudimos ver como la caída sacó toda la rabia existente en el texano, porque llegó al grupo y no se detuvo ni a dar las gracias, volvió a atacar y ya se fue solo hacia la meta, aunque antes volvimos a ver como estuvo a punto de irse al suelo al haber quedado roto uno de sus pedales en la caída con la gorra. ¡Del duro asfalto no se libre ni Dios!
5. “Las bicicletas son para el verano” por Thor Hushovd
PARIS – ROUBAIX 2009 Galerie Web *** Local Caption *** hushovd (thor)
boonen (tom)
Ya lo dijo un grande, como Fernando Fernán Gómez, las bicicletas se crearon para el verano y para andar por zonas medianamente acondicionadas para ello. En 2009, el noruego Thor Hushovd, enrolado en las filas del Cervélo, escribió su versión de esta famosa obra tras comprobar como en la clásica por antonomasia de la primavera, la Paris-Roubaix, se le fue sus opciones de victoria en una caída, cuanto menos estúpida. Sin duda, la carrera que más ciclistas devora y que provoca más que ninguna que los corredores sevayan al suelo en multitud de ocasiones es El infierno del Norte, debido a esos caminitos de cabras por los que se ven obligados a transitar (benditos sean los caminitos de cabras, por otra parte). No están libres ni los motoristas que siguen la carrera, y ya hemos visto en multitud de veces como también se han ido al suelo. En esta ocasión seis hombres estaban peleando por poder llevarse la madre de los adoquines para sus casas, Juan Antonio Flecha, Filippo Pozzato, Leif Hoste, Johan Van Summeren, Tom Boonen, y el mencionado Thor Hushovd. Como siempre el tramo del Carrefour de l´Arbre con sus cinco estrellas iba a decidir el vencedor final, y así fue, pero en esta ocasión no saldría triunfador el más fuerte (o sí), si no el único que fue capaz de salir vivo, sin irse al suelo, de sus 2.100 metros de pavés. Nada más entrar en el decisivo sector camino de Roubaix, Flecha se fue al suelo, llevándose con él puestos a los dos hombres de Lotto, Hoste y Van Summeren, y dejando cortado al italiano de Kathusa, Pozzato. “Tommeke” se puso a tirar como sólo él y Cancellara saben y empezó a apretar de lo lindo al noruego Hushovd, que a duras penas se enganchaba a la rueda del campeonísimo belga. Pero iban pasando los metros y parecía que sin saber muy bien cómo, iba a salir junto con Boonen del tramo más exigente de ese día. Pero de pronto una curva a izquierdas. De pronto el caminito de pavés se acaba. De pronto una valla para no permitir a los aficionados penetrar en el recorrido. De pronto Boonen ya está solo camino del velódromo de Roubaix. Ahí, se acabaron todas las opciones del noruego de hacerse con el cielo en el infierno. La Paris-Roubaix 2009 sin ninguna duda se decidió por esta otra parte del ciclismo, la de mantenerse en pie encima de la bicicleta. Y en esa situación el único que logró hacerlo fue Tom Boonen que levantaba en ese día su tercer adoquín.
6. Le toca el turno al Rosa…
Ya vimos como el Amarillo del Tour en manos de Lance besó en suelo camino de Luz Ardiden. Pues, en 2009, edición del centenario del Giro de Italia, vimos como la magglia Rosa, hizo lo propio con Denis Menchov, a apenas un kilómetro del final de la ronda transalpina. Si decíamos que un par de meses antes, Hushovd había sufrido una caída estúpida, la del ruso pamplonica, en ese año corriendo para Rabobank, no sabría sinceramente como definirla. El caso es que se estaban disputando los últimos 14,4 kilómetros de ese Giro contra el crono por las calles de Roma. Denis tenía una más que sobrada ventaja al comienzo de ese último día sobre Franco Pellizotti y Carlos Sastre, y únicamente una auténtica desgracia podría privarle de conseguir su tercera Grande. Al último hombre en carrera, Denis Menchov, ya solo le quedaba un kilómetro para coronarse rey de Italia. Las cámaras se centraban en su figura para mostrar a todos los espectadores ese último kilómetro triunfal y de repente, Denis desapareció de la imagen. El asfalto mojado hizo que el líder de la Corsa Rosa se fuera al suelo, y todos temimos que pudiera ser uno de los peores finales deseados para cualquiera. Por suerte, el simpático ruso se pudo levantar, volver a subirse en su bicicleta de crono y llegar a la línea de meta para levantar los brazos temblorosos aún por el susto de la caída. Si algo así hubiera pasado en alguna de las últimas Vuelta, igual la carrera hubiera sufrido un vuelco. Otra imagen para la historia.
7. … y también a La Roja
Sí fue mucho más cruel lo que le pasó al año siguiente al portador del maillot de líder en la Vuelta a España. 11 de Septiembre de 2010. 11-S. Mala fecha sin ninguna duda. Ese año en nuestra Vuelta, había un hombre por encima de todos. Igor Antón, vencedor ya en Valdepeñas y en Pal, era el líder intratable de la carrera. Todo hacía pensar que aún con lo que quedaba, el de Galdácano, iba a hacerse con la primera gran vuelta para el equipo del Euskaltel. Pero ese gafado 11-S, se le atravesó también al vizcaíno. A las puertas de Peña Cabarga, Igor junto con su compañero Egoi Martínez, se fueron al suelo haciendo girones La Roja y sus sueños de victoria. Sentado en el medio del asfalto, sin ningún gesto que hiciera ver su intención de volver a subir en la bicicleta, ya nos dejó claro que el gran favorito por todos para hacerse con el triunfo en Madrid, se había visto obligado a abandonar la carrera, a renunciar a sus sueños de la manera más cruel. Un año después, finalizando la etapa en Bilbao después de 33 años sin que la Vuelta pisara territorio vasco, y pasando a la puerta de su casa, “Fuji” se tomó rendidas cuentas y logró la victoria más emotiva que se recuerda por esos lares.
8. Metro y medio. Metro y medio. Metro y medio.
Atropellos todas las semanas a ciclistas en nuestras carreteras, volviendo a lo que ya hicimos referencia en la primera caída de Jalabert para cerrar el bucle. Estamos acostumbrados a leer noticias referentes a esta verdadera lacra que azota al ciclismo en todas sus vertientes. Lo que no estamos tan acostumbrados es a verlo en directo, y encima en la mayor carrera y de mayor repercusión que existe en el mundo. 10 de Julio de 2011. Sol y calor, mucho calor para la novena etapa del Tour. Típico por otra parte. Una fuga de 5 hombres con muchas opciones de llegar a meta. Luis León Sánchez, Thomas Voeckler, Sandy Casar, Juan Antonio Flecha y Johnny Hoogerland. 36 kilómetros para la línea de meta y de pronto un coche negro de la TV France 2 al intentar adelantar a los hombres de la fuga, hizo un extraño por evitar la raíz de un árbol y se llevó al pobre Flecha por delante, este salió rebotado y a Hoogerland se lo llevó puesto. El holandés fue realmente el que se llevó la peor parte, ya que salió literalmente volando y fue a caer contra una alambrada de espino que había en la cuneta. Su imagen en el suelo sobre la alambrada, con maillot y culote totalmente hechos trizas dio la vuelta al planeta. Lo meritorio de todo esto es que tanto Flecha, como sobretodo Johnny fueron capaces de llegar a la línea de meta en Saint-Flour, con los cuerpos totalmente magullados. Es más, al de Vacansoleil cuando llegó a meta tuvieron que ponerle 33 PUNTOS DE SUTURA… y con tales heridas fue capaz de hacerse esos 36 kilómetros. Lo que tantas veces repito ¡HÉROES DE NUESTRO TIEMPO!