Piernas de acero, voluntad de hierro y fiabilidad alemana. Cuando la silueta de Tony Martin (Cottbus, 1985) asoma tras la rampa, el mundo se aparta. Cinco, cuatro, tres, dos, uno… El piloto automático del Omega Pharma–Quick-‐Step está listo para la batalla.
PREGUNTA. ¿Por qué se hace uno contrarrelojista?
RESPUESTA. Es una especialidad que me viene bien; una hora a tope. Cuando eres niño pruebas todas las disciplinas para ver cuál es tu potencial. En contrarreloj vi que tenía éxito y que además me divertía mucho.
P. ¿Cuál es su ritual antes de cada contrarreloj?
R. Normalmente, desayuno sobre las 10. Después, voy a reconocer el circuito durante una hora. En el bus, tres horas antes de la prueba, comemos algo de pasta y arroz. Una hora antes de la competición, comienzo el calentamiento y, a falta de 15 minutos, me visto y voy a la zona de salida.
P. ¿En qué rango de pulsaciones por minuto se mueve usted?
R. Nunca miro las pulsaciones en una carrera; sí compruebo los vatios y trato de dar el máximo.
P. ¿A qué velocidad máxima se ha puesto encima de una bicicleta?
R. Creo que la máxima velocidad ha sido 100 km/h, la he alcanzado en varias ocasiones, pero eso depende del recorrido por el que transita la prueba.
P. ¿Qué desarrollo ha llegado a utilizar en una crono?
R. El máximo que he utilizado jamás ha sido 58×11. Bert Grabsch comenzó con esos grandes desarrollos. Yo también quería probarlo, y me encantó. No lo suelo utilizar, pero, cuando lo necesitas, siempre está ahí. Así, tengo la sensación de estar listo para cada situación de carrera. Si quiero ir a 70 km/h, todavía hay desarrollo para poder alcanzar esa velocidad.
P. ¿Recuerda una pájara en alguna crono en su carrera?
R. La crono del Tour 2009 fue muy mala para mí, acabé en undécima posición. También, cuando gané la crono de La Vuelta en 2011, me encontré realmente mal. Terminé venciendo, pero notaba mareos. Todavía no sé cómo lo logré. Algunas veces puedes ganar a pesar de tener malas piernas. Uno siempre tiene que creer en la victoria.
P. ¿Ha perdido alguna competición por un factor externo?
R. Un perro se cruzó en mi camino en la Vuelta al Algarve en 2012 y por ello perdí la crontrarreloj por menos de un segundo con Bradley Wiggins.
P. ¿Lleva algún amuleto a las competiciones?
R. No es un amuleto, pero siempre llevo varias cartas escritas por mi madre y mi novia.
P. ¿Qué recuerda de su bronce mundial en 2009?
R. Fue muy grande porque Cancellara era invencible por aquel encontes. Yo competía por la plata o el bronce. Esa medalla catapultó mi confianza.
P. ¿Cuál de sus tres oros mundiales en contrarreloj individual es más especial?
R. El primer oro en Copenhague fue el más especial. Estaba entre Cancellara, Wiggins y yo. Al final, gané con una buena diferencia; fue una carrera perfecta para mí. ¡La felicidad se veía en mi rostro en el podio!
P. ¿Qué relación le une a Cancellara?
R. Durante mucho tiempo, Cancellara era un objetivo inalcanzable, un punto lejano. Él siempre ganaba las cronos por delante de mí, incluso con dos minutos de diferencia. 2011 fue el momento en el que todo cambió. No somos realmente amigos, pero sí dos rivales que se respetan.
Prensa Mundial. Foto: Graham Watson