Etapón rompepiernas, con solo un puerto puntuable, pero con una dureza que a estas alturas de carrera puede parecer excesiva. A unos 35 km de meta se coronará el Mirador de Ézaro, el puerto con las rampas más duras de la historia del ciclismo mundial (máxima del 30 %), donde el año pasado ganó Purito Rodríguez. Con tiempo para reagrupar, la meta se situará también en alto, pero sin demasiada dureza. Esta etapa puede ser la primera en la que llegue una escapada a meta.