En Namur nunca hace sólo frío. La Ciudadela se alza sobre el Mosa como un anfiteatro de piedra húmeda, hojas pegadas al suelo y raíces que cruzan las trazadas como trampas viejas. Este domingo 14 de diciembre la Copa del Mundo vuelve a uno de sus templos: un circuito que mezcla adoquín, off-camber interminables y subidas que parecen no acabarse nunca, elegido ya como sede del Mundial de 2030 y vendido, sin rubor, como «el recorrido más bonito del mundo».
Esta vez la cita llega con guion grande. En la parrilla masculina se alineará el arcoíris de Mathieu van der Poel, rodeado de todo el bloque que ha convertido el invierno en una guerra de pequeños reyes: Thibau Nys con el dorsal de líder de la Copa, Michael Vanthourenhout defendiendo su condición de hombre-clasificación, Toon Aerts, Laurens Sweeck, Emiel Verstrynge, Jente Michels… Una docena larga de especialistas dispuestos a convertir cada vuelta en un ataque a la colina.
En ese paisaje se moverán también las dos miradas españolas: Felipe Orts y Mario Junquera, únicos representantes nacionales en la élite masculina. El alicantino llega con las piernas calientes de casa, después del doblete en Xàtiva y Cocentaina que cerró una semana casi perfecta en la Copa de España y que en prensa generalista ya se leyó como el último brochazo antes de la gira navideña.
Namur, además, le debe una. Hace un año, en el «caos» de la Ciudadela, Orts fue de menos a más hasta firmar un 14º puesto que entonces supo a confirmación: en uno de los recorridos más duros del calendario, el campeón español ya no se descolgaba del todo del vagón noble. Ahora vuelve con más galones y el objetivo no declarado de acercarse por fin a ese top-10 que siempre parece abrirse un poco en Namur cuando el barro se mezcla con la pendiente. Junquera, por su parte, seguirá peleando por consolidar su salto internacional: otro dorsal de Unicaja-Gijón metido en la parrilla World Cup, otra oportunidad para medir su progresión en un escenario que no admite medias tintas.
La lista femenina llega igual de cargada de nombres grandes. Lucinda Brand y Puck Pieterse encabezan una nómina que incluye a Aniek van Alphen, ganadora en Flamanville, Ceylin del Carmen Alvarado, Denise Betsema, Annemarie Worst o Leonie Bentveld, con Fem van Empel aún dosificando apariciones. Es la clase de parrilla que convierte la carrera en un ajedrez físico donde las decisiones se toman a 180 pulsaciones.
Ahí, entre tantas banderas neerlandesas y belgas, asomará también el tricolor español. Sara Cueto, veterana ya en estas batallas y bastión del Unicaja-Gijón, llega a Namur como punta de lanza de una pequeña expedición en rojo y gualda. A su lado arrancarán Ana López Burgos y Luna Carrió, ambas aún en edad sub-23, símbolo de una generación que ya no quiere esperar a que la llamen por megafonía para empezar a creerse el escenario.
El programa del domingo será compacto, casi sin respiro: mañanas de cadetes y junior masculino fuera de la Copa del Mundo, y toda la atención televisiva concentrada en las dos mangas élite, mujeres a las 13:40 y hombres a las 15:10, siempre con la Ciudadela como grada natural.



