El Trofeo Montes de Eiras se jugó desde la trinchera. Barro espeso, niebla baja y un césped que se fue rompiendo giro a giro convirtieron O Rosal en un examen de paciencia y técnica. En ese terreno, Samuel González encontró el golpe de timón que vale una carrera: aceleró en la tercera vuelta, abrió medio minuto y, ya sin mirar atrás, cerró la puerta a sus rivales. Sarela Conde, por su parte, gobernó la manga femenina de cabo a rabo con una regularidad que no concedió resquicios. Jornada de resistencia al error, de presiones finas y de respirar hondo entre los charcos.
La salida masculina fue de Anxo Carril, rápido en la arrancada y primer paso por meta. Pero cuando la trazada se hundió y el circuito pidió cabeza, González vio la línea buena, cambió de ritmo y se marchó. Al ecuador la renta ya era definitiva; el porriñés administró después sin sobresaltos hasta el último giro, con Carril sosteniendo el segundo puesto y el sub-23 Ricardo Buba Sopko filtrándose entre los élite para completar la foto del día. Los tiempos no engañan: 58:59 para Samuel, +42’’ para Anxo y +1:09 para Buba, con Luis Fernández y Néstor Frías cerrando el top-5 absoluto de una manga en la que los parciales cayeron más de un minuto en las vueltas finales por el desgaste y la traza rota.
En la manga femenina, Sarela Conde salió a mandar y no soltó el manillar de la primera plaza: sus cuatro vueltas (todas por debajo de 13’) marcaron una diferencia imposible de gestionar para las perseguidoras. Iria Nieto, primera élite, fue segunda absoluta sosteniendo el ritmo en una parte final cada vez más pegajosa, y Uxía Soto remató en la tercera plaza gracias a una segunda mitad muy constante. En el cómputo global: 49:51 para Conde, +2:01 para Nieto y +3:00 para Soto.
La mañana dejó también batalla en las categorías de base. Entre los júnior, el más sólido en el barro fue José Manuel Pintos; entró con 40:57, por delante de Diego Valladar y Samuel Gascón, con el bloque de Lynalfa llenando la parte alta del top-10 en una carrera de desgaste desde la primera vuelta. En cadetes, Mateo Hermida ganó con autoridad tras un duelo inicial con Yago Estévez y Xoel González, resuelto a base de tracción en los giros de ida y vuelta. En júnior femenino, Xiana Seijo se mostró intratable para imponerse a Alba Gregores y Elba Hermida, y en cadete la más completa fue Lara Fernández, por delante de Nerea Soto y Marta Utrera, todas ellas navegando el barro con oficio impropio de su edad.
El turno de los máster confirmó que, en Eiras, la colocación y la pericia pesan tanto como las piernas. En máster 30, victoria de Yago Picó por delante de Roi Álvarez; en máster 40 mandó Alejandro Mesías, que cimentó la victoria en la primera mitad y resistió el intento final de Constantino Muñoz y Moisés Leboso; en máster 50, Eloy Otero firmó un triunfo de manual, siempre al frente, con Manuel Armada y José Manuel Gómez Bestilleiro completando el podio; y en máster 60, triunfo para Manuel Bugallo por delante de Manuel Gómez y Darío Buceta, en otra carrera de paciencia y técnica. En femenino máster 40, Marina González marcó el paso de principio a fin, y en femenino máster 50 se llevó el triunfo María Andía, más sólida en la tercera vuelta.
El barro y la niebla, protagonistas silenciosos, terminaron por dictar sentencia. Lo expresó la cronología de la prueba: el ataque ganador de Samuel en la tercera vuelta, la constancia de Sarela sin un solo tropiezo y la sangría de segundos cuando el circuito ya no admitía florituras. A falta de la actualización de la Copa de Galicia, Eiras deja una general que se aprieta por arriba y una certeza: en días como este, la carrera no la gana el más fuerte, sino quien se equivoca menos.




