A la tercera fue la vencida. El Equipo Cortizo lograba este domingo la victoria en el Trofeo Guerrita, la tercera prueba puntuable de la Copa de España, en la que Maksym Bilyi consiguió un triunfo incontestable. El corredor ucraniano se impuso en solitario en la meta de Alcantarilla (Murcia) después de que la escuadra de Marcos Serrano recuperase su mejor versión, esa que los llevó a convertirse la pasada campaña en el mejor equipo de la categoría élite y sub-23.
Llegaba el Cortizo a tierras murcianas con la moral reforzada tras el tercer puesto de Martín Rey la pasada semana en Euskadi, pero sin haber subido aún esta campaña a lo más alto del podio del campeonato nacional. Tenían claro en el Padronés que para evitar que los líderes de la general siguiesen aumentando su ventaja, en el Guerrita no podía haber un final al esprint como en los últimos años. Sin embargo, la empresa era complicada. Los favoritos apenas habían mostrado fisuras en las dos pruebas precedentes; mientras que el recorrido colocaba su principal dificultada montañosa, La Perdiz, a casi 100 kilómetros de meta. Marco Serrano tiró de libreta, como lo hizo en Vigo el en el final de Copa en el mes de mayo, y el equipo hizo valer su fortaleza colectiva para deleitar a los aficionados al ciclismo.
Volvió el Cortizo que no especula, agitando la carrera desde el principio con diversos ataques que suelen anticipar una emboscada final. En este caso, Bennàssar fue el más madrugador. Con tan solo 25 kilómetros disputados, abrió hueco, sumándose a su aventura Eleazar Jiménez (Gomur) y Robert Plaza (Lasal Cocinas-Louriña). Coronaron el alto de La Perdiz con más de un minuto sobre el pelotón, aunque un desafortunado pinchazo dejó fuera de la pelea al mallorquín del Padronés. Con la fuga neutralizada, vuelta a empezar camino de Gebas (3ª categoría), en este caso con un grupo más numeroso en el que el Cortizo metió inicialmente a Pablo Bonilla y Marti Solhaug, a los que se uniría poco después Maksym Bilyi. La diferencia con los favoritos aumentaba por encima de los cuatro minutos y la victoria del día apuntaba a la cabeza de carrera, esa en la que se seguían sucediendo pequeños ataques con el Padronés siempre al acecho. A 17 kilómetros del final, Bilyi aprovechó un repecho para abrir gas y enfilar el camino de meta en solitario, en una especia de contrarreloj individual a la que nadie pudo hacerle frente. Llegó a Alcantarilla con más de un minuto de ventaja, con tiempo para deleitarse en la celebración, alzando los brazos y besando su alianza de casado. Emocionado, Maksym Bilyi dedicaba la victoria a sus compañeros y a su familia. “Este triunfo no habría sido posible sin el excepcional trabajo del equipo”, relataba, mientras compartía su felicidad a través de vídeollamada con su mujer y sus progenitores. “Mi mayor alegría hoy es ver a mi familia feliz después de tiempos difíciles”, reconocía Bilyi, explicando que su padre intenta recuperarse de las heridas de guerra sufridas hace un año en su pueblo natal, cerca de Odesa.
Volvió el Cortizo a su esencia, sumando también el triunfo por equipos gracias a un brillante trabajo colectivo. Martín Solhaug fue cuarto; Pablo Bonilla, sexto, y los de Serrano regresan a Padrón con un buen colchón de puntos, fundamentales para pelear por un título en el que se premia la regularidad. La próxima cita, el domingo que viene en el GP Primavera de Ontur (Albacete).