En principio, lo tenía todo en contra. Su tierra natal, La Vila Joiosa, no se asemeja en nada a la Flandes profunda donde el ciclocross hace tiempo que trascendió la esfera deportiva para convertirse en religión. Su región, la Comunitat Valenciana, no cuenta con verdes campas y embarradas laderas en las que crear afición. Su país, España, hacía tiempo que había perdido (salvo en esas irreductibles aldeas vascas) el interés por la especialidad invernal del ciclismo. Lo tenía, en fin, todo en contra.
Pero desde La Vila Joiosa, desde la Comunitat Valenciana, desde España; Felipe Orts se ha sabido labrar, a base de obstinación, trabajo y muchísimas dosis de talento, un nombre propio en la Gotha de la nobleza del ciclocross mundial. Y este domingo en la Copa del Mundo de Ciclocross UCI – Benidorm Costa Blanca serán el resto de los nobles de ese feudo cuasi medieval del ciclismo los que rendirán visita y pleitesía al rey de corazones de los aficionados a uno y otro lado de los Pirineos. Porque el ‘¡vamos Felipe!’ es ya un grito unánime.
Mientras vela armas junto a su compañero Joris Nieuwenhuis en el Hotel Cap Negret de Altea (cuartel general de buena parte del pelotón internacional en estos días de invierno), Felipe Orts reconoce que “en la Copa del Mundo de Ciclocross UCI – Benidorm Costa Blanca me siento muy respaldado, pero también fuera me animan. Hoy, en el párking, me he encontrado con dos aficionados neerlandeses que han venido a propósito para animarme en la carrera de Benidorm. Agradecen mucho el empeño que he puesto para estar entre los mejores y me siento muy orgulloso de ello”.
Un empeño que, por injusto que resulte siempre en el deporte, se resumen perfectamente en números, fechas y actuaciones concretas. “¡Ahora ya nos conocen en Bélgica!” gritaba, emocionado, el día 29 de enero de 2017 cuando, ya en la recta final de su último año como sub-23, sólo su actual compañero, Joris Nieuwenhuis, le pudo superar en el Campeonato del Mundo de Bieles (Luxemburgo). Ese fue el primer gran fogonazo de la estrella naciente. Un año antes, en Zolder (Bélgica) ya había apuntado maneras: sexto en la manga de la Copa del Mundo de Ciclocross UCI y, sobre ese mismo circuito, también sexto en el Mundial. El tiburón valenciano había olido sangre.
En el invierno 2016-2017 aquel ‘rara avis’ español en un mundo de belgas y neerlandeses ya dejó su tarjeta de presentación antes de la plata de Bieles. Primero, por su valentía: mientras el resto de su generación se refugiaba en el calendario español, él disputó diez pruebas en ‘casa’ y hasta 18 fuera. Y fue cuarto en el Superprestigio de Middelkerke, quinto en Lille, sexto en Diegem y séptimo en Heusden-Zolder.
Llegó entonces el momento de dar el salto a la máxima categoría. Allá, en la meca del barro, ningún equipo quiso apostar por el exótico español que ya conquistaba a la afición, pero sí se fijaron en él… en Japón. Hasta allí voló para tomar parte en la Utsunomiya Cyclo-cross Series para sumar, un 3 de diciembre de 2017, la que para la historia quedó como la primera victoria internacional del mejor especialista español de todos los tiempos. Todo, en un año en el que se hizo con otros cinco triunfos y en el que su presencia en el top-20 de la Copa del Mundo de Ciclocross UCI comenzó a ser frecuente.
El primer top-10 del máximo torneo internacional tardaría un año más en llegar. Fue en su segunda temporada, como Elite cuando en la prueba de Berna (Suiza) se hizo con la octava posición y aquel sueño de verse un día entre los mejores del planeta comenzó a tornarse en realidad. También ese año, en Pontevedra (tierra que con el tiempo se ha convertido en fetiche para él) llegó el primer Campeonato de España.
Una evolución que nunca se detuvo y que ha terminado por explotar de manera definitiva en esta campaña 2024-2025. Ha sido ahora, tras haber tenido que demostrar con creces que su valía compensaba enormemente su exótico (para el ciclocross) apellido, cuando un equipo belga, en este caso el Ridley Racing Team, le ha dado la oportunidad de ser un ‘Van Orts’ a tiempo completo.
Y él ha respondido a esa confianza con lo único con lo que lo debe hacer un deportista: resultados. Algunos, de hecho, históricos. Por ejemplo, los dos primeros podios jamás conseguidos por un ciclista español en pruebas de la Copa del Mundo de Ciclocross UCI (segundo en Hulst y tercero en Dublín), con la primera medalla nunca obtenida por un español en un Campeonato de Europa (segundo en Pontevedra), con el séptimo título nacional, convirtiéndose en el máximo vencedor histórico de la misma y la presencia constante en el grupo de los mejores en todo tipo de circuitos.
Con esa tarjeta de presentación llega Felipe Orts a su tercera presencia en la Copa del Mundo de Ciclocross UCI – Benidorm Costa Blanca, donde ha sido dos veces top10 (9º en 2023 y 8º en 2024). Aquí, en el circuito de El Moralet y Foietes la afición, esas más de 15.000 almas venidas de todos los puntos de España y Europa a apoyarle, sueñan con verle pisar el podio (por qué no, en lo más alto) y ser testigos directos de la historia. De la historia de Felipe Orts.
Resumen histórico de Felipe Orts
El alicantino ha roto barreras, para conseguir ser el primer español en subir al pódium en Bélgica (Leuven, 2021), en subir al pódium de una prueba del Superprestigio (Niel, 2023), en conseguir una medalla en el Campeonato de Europa (plata en Pontevedra 2024), en conseguir una victoria en Países Bajos (Ruchpen, 2024), y en subir al pódium de una Copa del Mundo (Dublín 3º y Hulst 2º, 2024). Además, el pasado 12 de enero logró su séptimo Campeonato de España, convirtiéndose en el ciclista español con más títulos nacionales.