Desde hace unas semanas, el calendario de la RFEC incluye una nueva competición: la Vuelta a Castilla y León élite sub-23, del 24 al 28 de julio, busca convertirse en un referente de la categoría, solo igualado en jornadas de competición con la Vuelta a Zamora.
La Vuelta a Castilla y León élite sub-23 nace bajo el impulso de la Dirección General de Deportes de la Junta de Castilla y León, y para su debut en 2024 ha buscado las fechas situadas justo a continuación de la Clásica Castilla y León profesional, la vuelta por etapas reducida a un día que se disputa el 23 de julio. En palabras de Carlos Castro, responsable de la prueba élite y sub-23, el objetivo es «abarcar el máximo territorio posible y que la prueba perdure en el tiempo».
Pero no todo son buenas noticias, ya que a falta de menos de 3 meses para la disputa prevista, tan solo tienen el apoyo de la Dirección General de Deportes de la Junta de Castilla y León, algo que sería insuficiente. «Necesitamos el apoyo de las Diputaciones y de los Ayuntamientos, así como de patrocinadores privados, para alcanzar el presupuesto».
«El objetivo no es quitar recursos al resto de carreras que ya existen, sino explorar nuevos apoyos y servir como revulsivo para el ciclismo en la región. Ya que la prueba profesional tiene unos costes muy superiores, esta prueba élite y sub-23 es más factible y por eso también elegimos las fechas», añade Castro.
El ciclismo amateur tiene varias pruebas históricas en su calendario, si bien conocieron momentos de mayor pujanza. En el mismo mes de julio se disputa la Vuelta a Ávila, de momento prevista del 5 al 7; la Vuelta a Zamora, del 17 al 21; en el mes de junio sobrevive con un solo día la Vuelta a Segovia, el día 30; mientras que en septiembre está prevista del 6 al 8 la Vuelta a Salamanca. Hasta 2019, se disputó la Vuelta a León que llegó a contar con seis etapas en sus últimas ediciones.