El mundo del ciclismo actual elogia las actuaciones de jóvenes excepcionales en un deporte que requiere experiencia y resistencia. Cuando el talento de Tadej Pogacar explotó ante el mundo con su tercer puesto y sus tres victorias de etapa en La Vuelta 19, las estadísticas señalaron que, a seis días de cumplir 21 años, no fue el ciclista más joven en ocupar subir al podio. Fue Antonio Jiménez Quiles, que tenía solo 19 años en mayo de 1955 cuando obtuvo el segundo lugar entre los franceses Jean Dotto y Raphaël Geminiani. Además, era el ciclista más joven de la carrera. El ciclista más laureado de Granada falleció el pasado 15 de junio a los 88 años.
La clasificación al mejor joven, reservada para competidores menores de 26 años en el año vigente, existe en La Vuelta desde 2017. Ya ha sido popularizada por el ganador en dos ocasiones Enric Mas (en 2018 y 2020). La semana pasada, su vigente ganador, Remco Evenepoel, se convirtió en el campeón mundial más joven en contrarreloj individual, a los 23 años, pero solo usará el maillot arcoíris en Valladolid (etapa 10) si no lidera una de las cuatro clasificaciones (general, puntos, montaña, joven), y no podrá llevarlo en Barcelona el 26 de agosto, ya que no se permite el uso de un maillot de campeón individual (mundial, continental o nacional) según las regulaciones en la ocasión de una contrarreloj por equipos.
En España, el belga técnicamente puede igualar el récord que Pogacar acaba de establecer en Francia: ganador por cuarta vez seguida de la clasificación de mejor joven (Andy Schleck se detuvo en tres: 2008, 2009, 2010). Por cierto, el esloveno, a quien se le han entregado 75 maillots blancos en el Tour (además de los amarillos) en las 84 etapas en las que compitió entre 2020 y 2023, se despidió de su «querido maillot blanco» cuando dejó París, ya que ya no será elegible el próximo año.
Evenepoel, quien vistió La Roja desde la etapa 7 el año pasado, no llegó a ponerse el maillot blanco en La Vuelta durante la carrera. El público se acostumbró a verlo sobre los hombros de Juan Ayuso, lo que cobra más sentido aún dado que el prodigio de Jávea aún no tenía 20 años cuando acompañó a Evenepoel y Mas en el podio final de Madrid (nació el 16 de septiembre de 2002 en Barcelona, donde La Vuelta comienza este año).
«Terminé tercero en 2022, ¿por qué no soñar con ganar en 2023?», dijo el español varias veces, ya que su calendario de carreras para su tercera temporada profesional se ha centrado nuevamente en La Vuelta. En el UAE Team Emirates se espera que se alinee junto a compañeros de equipo de alto nivel como Joao Almeida, Jay Vine y Marc Soler para rivalizar con las armadas de Jumbo-Visma e Ineos Grenadiers, entre otros.
Ayuso y Evenepoel compartieron nuevamente un podio final en otra ocasión este año, donde quedaron segundo y tercero respectivamente. Fue en el Tour de Suiza, ganado por el danés Mattias Skjelmose. Ayuso tuvo un comienzo complicado este año. Se saltó la Volta a la Comunitat Valenciana en febrero, cuando Evenepoel estaba dominando el UAE Tour, y también la Volta a Catalunya en marzo debido a una tendinitis que le afectó en el entrenamiento de alta intensidad. Reanudó las carreras a finales de abril en el Tour de Romandía y ganó la etapa 3 (una contrarreloj de 18,75 km). Fue su primera victoria en el WorldTour, seguida de dos más en el Tour de Suiza en junio (en solitario en la montaña y nuevamente contra el crono). Subcampeón en los Campeonatos de España en ruta, se cayó dos veces a finales de julio, en el final de la Prueba Villafranca (3º de todos modos) y en el Circuito de Getxo (abandono).
Las hazañas de Ayuso en La Vuelta 22, combinadas con las de Carlos Rodríguez (7º en la clasificación general), quien confirmó ampliamente las esperanzas depositadas en él al terminar en quinto lugar en el Tour de Francia de este año y ganar la etapa 14 en Morzine, han sentado las bases para la era posterior a Valverde en el ciclismo español. En el siglo XXI, a menudo es en La Vuelta donde se vislumbra el futuro.
