Este miércoles, 26 de abril, será una fecha a guardar en la familia del Zamora Enamora de ciclismo ya que ha sido el día en el que su ciclista Pau Torrent ha podido salir del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, después de estar allí ingresado 11 días tras su caída en el Memorial Ángel Lozano.
Pau Torrent a las puertas del hospital hacía la señal de victoria, muy consciente de que su mayor triunfo en todos los años que lleva siendo ciclista lo conseguía fuera de las carreteras. Las primeras palabras de Pau fuera del complejo hospitalario eran dedicadas precisamente a todo el personal sanitario que ha estado todos estos días a su lado: “Voy a estar en deuda con toda la gente del Hospital Río Hortega de Valladolid. Puedo decir sin miedo que gracias a su labor me han dado una segunda oportunidad y eso jamás podré olvidarlo. Además, el cuidado y trato que me han dado, al igual que a toda mi familia, ha sido soberbio”.
También se acordaba de su equipo Zamora Enamora: “Me siento un afortunado por ser ciclista del Zamora Enamora. Ya era consciente que estaba en un equipazo, pero en estos momentos tan duros me han demostrado que puedo confiar en ellos al 100%. Manuel Campesino, Iván Rodríguez y Mayte Bermejo se han volcado conmigo, al igual que todos los compañeros y resto del staff que, además de estar todos los días pendiente de mí y mostrarme su apoyo, han venido a verme como Gabriel Ochando. De verdad, que son mi otra familia”.
El propio Manuel Campesino remarcaba esa felicidad que ahora inunda a la estructura zamorana: “Es muy difícil explicar lo que sentimos durante ese domingo y lunes después de la caída. Días en los que el panorama que se presentaba era desolador. Y de pronto, semana y media después, vemos a Pau en pie a las puertas del hospital. Es algo que nos emociona de corazón”. Tanto el equipo, como Pau y su familia, destacaban una vez más todo la fuerza y ánimos recibidos por parte de miles y miles de personas, y es que como dice el ciclista catalán: “He recibido cientos y cientos de mensajes de gente que no conozco de nada y que, al enterarse de mi situación, han querido desinteresadamente regalarme su tiempo y sus buenos deseos. Es algo que me ha ayudado mucho estos días”.
Pau abandonaba tierras vallisoletanas para poner rumbo a su casa en Girona, con el balance de una clavícula, una escápula y un dedo rotos, además de una fisura en el esternón y con los dolores lógicos de la intervención de varias horas en la columna vertebral, que hará que tenga que seguir estando bajo la vigilancia y revisión continua de los médicos en Cataluña. El camino para su plena recuperación, para la que no hay plazos aún, acaba de empezar y está claro que habrá días y momentos complicados durante esa rehabilitación, pero Pau Torrent ha demostrado ser el “IronMan” del Zamora Enamora, así que con esa fortaleza seguro que el resultado acabará siendo muy positivo.