Mientras se aproxima 2023, la temporada de despedida de Annemiek van Vleuten, nos pareció un buen momento para sentarnos a charlar con la líder de Movistar Team y repasar el que ha sido su mejor año como profesional. Ganar Lieja, Giro, Tour, Challenge Vuelta y rematarlo con el Mundial en ruta es una hazaña deportiva sin precedentes pero, como es habitual al hablar de Van Vleuten, la clave no está solo en lo que ha ganado, sino en cómo lo ha ganado. También hubo espacio para hablar de objetivos futuros durante una conversación que, esperamos, sea un buen complemento a las dos anteriores que ya tuvimos con ella.
Texto: Saúl Miguel
Fotos: Sprint Photo Agency / Movistar Team
Una nueva mentalidad
Para Van Vleuten, sus éxitos iniciales en el ciclismo llegaron en las grandes clásicas. Tras una llamativa temporada en 2010, su primer gran triunfo tuvo lugar en el Tour de Flandes, en 2011. Ese año también levantó los brazos tanto en Vårgårda como en el GP Plouay. Al igual que Flandes, también eran carreras integrantes de ya extinta Copa del Mundo, cuya clasificación también se llevó entonces, consolidando su posición como uno de los principales nombres en las carreras de un día.
11 años más tarde, la neerlandesa es indudablemente la mejor especialista en vueltas por etapas de la actualidad. Sin embargo, aún tiende a describirse en esencia como una clasicómana, al encontrar más atractivo el estilo atacante de competir en pruebas de un día, en comparación con el enfoque más defensivo que suele requerirse en las vueltas. No obstante, finalmente, parece estar encontrando la mentalidad de vueltómana. «Esta temporada lo he llevado mejor que en las anteriores», nos dice. «También ayuda que no ha habido muchos días de competición pasivos en 2022, y los pocos que hubo tuvieron lugar precisamente cuando estaba enferma durante el Tour, con lo que en realidad me benefició», admite.

Van Vleuten también ha aprendido a apreciar el aspecto más relajado de las carreras por etapas. «Comparadas con las clásicas, el Giro o la Vuelta son menos estresantes. Se agradece cuando tienes que competir día tras día.» Hubo una gran excepción, sin embargo: el Tour. «El Tour fue una locura este año. Cada una de las etapas fue tan agobiante como una clásica.»
Hay otro factor: en la actualidad, las vueltas por etapas se adaptan mejor a sus cualidades que las carreras de un día. «Las vueltas premian la regularidad, que es algo que se me da bien. Soy muy regular en las clásicas, también, pero en ellas el nivel es tan alto a día de hoy que cada día es más complicado ganarlas. Y las ascensiones que hay en ellas suelen ser demasiado cortas para mí. Aún así, me siguen gustando», concluye.
Tengo claro que quiero volver a correr tanto Giro como Tour. Y Vuelta, también
La experiencia de afrontar las carreras por etapas más importantes del calendario —o grandes vueltas, si se prefiere, aunque sería discutible— en una misma temporada le ha ido tan bien en 2022 que ya se está planteando repetir el enfoque para 2023. «Tengo claro que quiero volver a correr tanto Giro como Tour», afirma sin dudarlo. «Es algo que ya he estado hablando con mi entrenador y con mi equipo. Me sigue encantando competir en Italia, y quiero correr un Giro más.» Y aún no ha terminado…
2023 será un año de grandes cambios para La Vuelta. Para empezar, el nombre cambiará finalmente del inicial Challenge by la Vuelta a La Vuelta Femenina, lo que probablemente ayude a seguir cimentando su reputación como la tercera gran vuelta del calendario. Y lo más importante, seguirá creciendo en duración, llegando a los 7 días, y desplazándose a principios de mayo, con la intención de no verse así tapada por la Vuelta masculina y ganar identidad propia. Pese a que la temporada 2022 apenas acaba de terminar, Van Vleuten ya está lista para afrontar su siguiente gran reto en 2023. «Sería un primer gran bloque de competición desde Flandes hasta La Vuelta, y un segundo bloque incluyendo Giro y Tour». Podría parecer intimidante, pero en realidad no es muy distinto de lo que ha hecho este año.
«Estrella» terrenal
El crecimiento del ciclismo femenino en cuanto a presencia en los medios, y en particular en televisión, ha sido muy prometedor durante los años más recientes, pero 2022 es en particular el año en que todo ha estado finalmente a la altura de las expectativas que se habían ido creando. Incluso el viejo y perezoso Giro ha ofrecido al fin retransmisión en directo. Todas las etapas, sin excepciones. Los aficionados ya pueden ver todas las carreras más importantes, y muchas de las no tan importantes, también. Las niñas ya pueden soñar desde sus casas en estar un día ahí, donde las profesionales se encuentran actualmente. Todo es posible.

Sin embargo, y como es lógico, la popularidad tiene sus pros… y sus contras. Cualquiera que conozca al menos un poco a Van Vleuten probablemente la describa como una persona completamente normal, con los pies en el suelo. Le resulta, por tanto, bastante extraño para cuando alguien se comporta dándole un trato de «estrella». «A veces llega a incomodarme», admite. «Lo he notado, por ejemplo, cuando gente que no me conoce de antes se une a mi grupeta local de entrenamiento, y dicen algo como ‘es un honor que te unas a nosotros’. Con algo así, tengo la sensación de estar siendo tratada como una ‘estrella’ en lugar de Annemiek, la persona —, según su punto de vista, claro, pues yo no me veo como tal—. Por eso prefiero salir con la gente que me conoce desde que empecé en esto, pues para ellos soy simplemente Annemiek y podemos charlar de forma natural y directa, muchas veces sobre otros temas y no solo sobre ciclismo.»
Sobre arcoíris y ruletas rusas emocionales
Ellen van Dijk era la compañera de habitación de Van Vleuten durante los pasados Mundiales de Wollongong. Han sido rivales, y ocasionalmente compañeras, durante la pasada década y media. Se conocen bien, y siempre han mantenido un gran respeto mutuo. En la mayoría de las ocasiones se enfrentan como competidoras, pero también saben apoyarse —sobre la bici y fuera de ella— si la situación lo requiere. Cuando Van Dijk dijo abiertamente que Van Vleuten no estaba mostrando su habitual carácter afable y sonriente en la víspera de la prueba en ruta, quedó claro que la inportuna caída durante la contrarreloj por relevos mixtos había sido un trago especialmente amargo para su compañera.
En una de las entrevistas concecidas tras ganar su primer arcoíris en ruta en 2019, Van Vleuten admitía que, a esas alturas, había llegado a pensar que ya nunca ganaría un Mundial en línea. Pero lo consiguió. Al preguntarle si el volver a ganarlo se había convertido en una obsesión, lo niega rotundamente. «No, en absoluto. Si no lo hubiera logrado antes en Yorkshire, quizá podría haber llegado a convertirse en una obsesión, pero no era el caso aquí. Era simplemente la frustración de perder de esta forma la posibilidad de lograrlo.»
A veces soy la primera en bromear sobre ello y en llamarme ‘drama queen’
Podría decirse que existe un patrón aparente en la carrera deportiva de Van Vleuten. No es ningún secreto que el ciclismo puede ser un deporte peligroso, y la mayoría de las lesiones y accidentes más graves que ha sufrido han ocurrido precisamente cuando estaba a punto de lograr una gran victoria, o cuando estaba compitiendo a su mejor nivel. Está claro que es algo que no comparte con otras grandes campeonas de su generación, quienes han tenido más fortuna. Mucha más fortuna, de hecho.
Sin embargo, al analizarlo en detalle, queda lejos de ser una cuestión de destino. «No soy el tipo de persona que cree que alguien está destinada a que le ocurran ciertas cosas más que a otras personas. Por supuesto, a veces soy la primera en bromear sobre ello y en llamarme ‘drama queen’ como forma de quitar hierro al asunto, pero, más en serio, soy consciente de que en la mayoría de ocasiones no ha sido más que mala suerte.» La explicación resulta, en efecto, mucho más terrenal. «La caída en Río fue culpa mía, al igual que la del Giro de este año, pero casi todas las demás fueron mala suerte, algo que queda fuera de tu propio control, como que alguien se caiga justo delante de ti. Si fuera siempre tu propia culpa podría terminar siendo muy frustrante, y perder confianza, pero normalmente no ha sido el caso.»
Pero, ¿cómo se gestionan tantos contratiempos? Desde fuera, podría decirse incluso que le ha dado un aura heroica, épica. La luchadora incansable que siempre parace volverse más fuerte ante las adversidades. Desde dentro, suena bastante menos poético, y más práctico. «A veces resulta complicado. Especialmente el año pasado, tras París-Roubaix, recuerdo comentarle a mi entrenador que cada vez encontraba menos energía para volver a levantarme tras un accidente. Pero fue una sensación que solo duró 24 horas, y después empecé rápidamente a sentirme más optimista. Plantearte objetivos pequeños, realistas, día tras día, ayuda. Ganas experiencia con situaciones similares anteriores que puedes utilizar para la próxima vez.» Van Vleuten reconoce, en cualquier caso, que «una victoria sabe incluso mejor cuando llega tras haber superado un obstáculo».

Así fue, seguramente, el caso de su reciente triunfo en el Campeonato del Mundo. Del modo más inesperado, terminó ganando la carrera con un ataque en el último kilómetro. No muchas horas antes, y habiéndose roto el codo derecho hacía 3 días, ni siquiera tenía la certeza de que fuese a salir. Incluso en caso de hacerlo, la posibilidad de victoria ya no estaba en su mente, aunque eso no significaba que no tuviese sus modestos objetivos. «Simplemente quería volver de Australia con una sensación mejor. Podría decirse, incluso, que la decisión de tomar la salida fue un tanto egoísta, porque quería recuperar esa buena sensación. Ayudar a Marianne [Vos] o a otra compañera de equipo habría ayudado a ello, y ni me planteaba la posibilidad de ganar», reconoce honestamente.
De alguna manera, y tras haber sido descolgada en dos ocasiones, tanto en la penúltima como en la última vuelta, y tras haber estado trabajando en la persecución para su compañera Vos, siendo apenas capaz de ponerse de pie sobre los pedales, se terminó encontrando en el grupo que se jugaría la victoria. «Seguía sin pensar en absoluto en ganar. Estaba allí, en la última posición del grupo, esperando a ver si Marianne enlazaba y podía disputar el sprint. No sentía presión alguna, pues ni siquiera se esperaba que fuera a terminar la carrera», comenta, pese a ser parte de una selección que se supone que ha de ganar siempre. «El único momento en el que sentimos la presión fue en la penúltima vuelta, cuando se fue el grupo de 5 en la subida y no había ninguna neerlandesa entre ellas. Tras eso, me concentré en trabajar para Marianne.»
Durante una semana completa continué pensando que todo había sido un sueño, y que a la mañana siguiente despertaría para darme cuenta de que no había ocurrido
De repente, en cuestión de segundos, tuvo conciencia de que no quedaba tiempo para que enlazasen otras compañeras. Era la única opción que quedaba para su selección. Dejó un par de metros de distancia con la ciclista que la precedía y atacó desde la última posición del grupo de 12 corredoras, pillándolas por sorpresa. Así describe cómo ocurrió: «Desde que arranqué, no pude ver nada de lo que ocurrió detrás de mí. Cuando ataqué, sabía que solo tenía una oportunidad. Era todo o nada. Me di cuenta de que Ashleigh Moolman-Pasio encabezaba el grupo. De haber sido Longo Borghini, mis opciones hubieran bajado mucho, ya que habría reaccionado inmediatamente para Persico. Pensé que era un buen momento. Ataqué con todo lo que tenía, y no miré atrás ni una sola vez. Estaba convencida de que me alcanzarían tarde o temprano, pero a 200 metros del final noté que seguía sin escuchar ruidos cercanos de las otras bicicletas. Fue horrible ponerme de pie sobre la bici con el codo así, pero aún así lo hice porque no quería terminar con ningún remordimiento.»
Rivales, comentaristas y espectadores no daban crédito a sus ojos. Lo mismo que la propia Van Vleuten. «No podía creerme que había ganado, y tardé varios días en asentarlo y asumir lo que realmente había logrado. Durante una semana completa continué pensando que todo había sido un sueño, y que a la mañana siguiente despertaría para darme cuenta de que no había ocurrido. Fue algo tan increíblemente loco que lo seguí sintiendo así durante mucho tiempo.» Más adelante, la describiría como «quizá mi mejor victoria de siempre». Para una ciclista con semejante lista de triunfos, muchos de ellos memorables, no es precisamente una afirmación cualquiera.
Ambiciones conjuntas y cambios de objetivos
El crecimiento de Movistar Team en las últimas dos temporadas ha sido más que notable. Aunque la propia Van Vleuten haya sido responsable de casi todas las victorias más importantes —25 en total en estos dos años—, muchas otras han contribuido a a lista, en particular Emma Norsgaard y Arlenis Sierra, con 14 triunfos entre ambas para el equipo en ese periodo. Los fichajes de Liane Lippert y Floortje Mackaij para 2023 hacen una formación aún más equilibrada y potente, lo que podría modificar sus tácticas para ciertas carreras, en especial si tenemos en cuenta que Lippert se está convirtiendo en una de las referencias en clásicas de cotas, además de mostrar un importante progreso como escaladora.

El cambio es una novedad bienvenida para Van Vleuten. «Me gusta jugar tácticamente con el equipo, y disfruto trabajando para otras en ocasiones, como este año para Arlenis Sierra en Dwars door Vlaanderen y Romandía, o el año pasado para Emma Norsgaard, por ejemplo en Omloop Het Nieuwsblad. Me produce una gran satisfacción», afirma, mientras continúa con otro apunte. «Para vueltas por etapas considero que es mejor hacer un plan con una líder única, pero para las clásicas un enfoque con más opciones puede ser muy beneficioso, especialmente cuando las subidas de estas carreras tienen a ser demasiado cortas para mí, y sé que no puedo ganarlas solo a base de potencia. Pero pueden ganarse tácticamente.»
En los últimos años, Van Vleuten ha completado incontables horas y kilómetros de entrenamiento con la bici de contrarreloj, cuyos frutos recogió en forma de resultados. Ganó los Mundiales CRI tanto en 2018 como en 2019, y puso la guinda sobre el pastel al lograr el oro olímpico de la especialidad en Tokio, el año pasado. Sin embargo, su enfoque ha cambiado desde entonces, en parte por el cada vez menor número de kilómetros contra el crono que presenta el calendario, y en parte también por sus propios intereses. «Mi motivación se basa en mejorarme a mí misma, y tras Tokio quedé con la sensación de que ya no me quedaba más margen para poder mejorar en la disciplina, así que la he estado entrenando menos desde entonces. También, de alguna manera, ganar una contrarreloj no me produce la misma euforia que hacerlo en una prueba en línea. Pero quién sabe, quizá cuando conozcamos el recorrido del próximo Tour me toque coger la cabra de nuevo con más frecuencia», comenta mientras sonríe [Nota: la entrevista tuvo lugar en la víspera de la presentación del Tour. Ahora sabemos que la última etapa será una contrarreloj invidivual de 22 kilómetros en Pau].
En 2018, tal y como explicó en nuestra primera entrevista con ella, logró la medalla de plata en los Campeonatos del Mundo de pista, en la modalidad de persecución individual. Fue un desafío importante, no del todo satisfactorio, por diversas razones. Por tanto, y aunque durante un tiempo no lo descartó, un intento de afrontar el récord de la hora queda también fuera de sus planes. «Es algo que he venido hablando desde hace mucho con mi entrenador y mi equipo. Pero prefiero tanto el entrenar y competir al aire libre frente a hacerlo en un velódromo que no es algo para mí. Además, requiere tanta preparación específica que interferiría con mis objetivos en ruta. La parte buena es que has de formar un pequeño equipo a tu alrededor para preparar el evento, y trabajar de esa forma es algo que encontraría estimulante. Pero no lo voy a intentar. Por otra parte, Ellen [van Dijk] ha establecido una marca tan alta este año que sería extremadamente difícil de batir», concluye.

De modo que no habrá más aventuras fuera del asfalto para Annemiek van Vleuten. Pero no serán pocos los retos y objetivos que le esperan en 2023. Y lo hará vestida de arcoíris.