Este fin de semana el pelotón élite y sub-23 tenía una parada muy importante en la localidad barcelonesa de Sabadell, en el que el nombre propio acabó siendo Gleb Syritsa al hacerse con un imperial doblete siendo el mejor en el Trofeu Joan Escolà y el Campionat de Sabadell, aunque la meta de esta segunda cita era cruzada por un ciclista que mostraba una felicidad mucho mayor que la del ruso. Ese ciclista era Gonzalo Ariño y tras varios meses de pelea contra el cáncer, obtuvo el mejor de los triunfos volviendo a la bicicleta en competición.
Ni un año ha pasado desde que al de Onda (Castellón) en el mes de agosto le diagnosticaban un tumor cerebral, después de vivir unos episodios de mareos y de perder la locución normal, siendo intervenido en el mes de octubre. Ante esa situación, la mayoría de los mortales se habrían venido abajo y no habrían sacado la fuerza necesaria para seguir peleando por un sueño tan grande como el de ser ciclista. Pero Gonzalo, a sus 23 años, está hecho de otra pasta, y decidió no dejarse superar por lo que él pasó a llamar como «algo más que una migraña«.
6 meses después de esa intervención, este domingo 24 de abril, Gonzalo volvía a colocarse un dorsal en una carrera de enjundia, concretamente en el Campionat de Sabadell con los colores del Esetec-Salazones Ricardo Fuentes (ya había debutado con el equipo murciano en el Criterium Ciudad de Murcia hace un mes). La prueba valida para las Grans Clàssiques catalanas contó con más de 120 kilómetros, en los que se fue a un ritmo altísimo desde el inicio. En el tramo decisivo conseguía aguantar con los mejores y acababa obteniendo una impresionante quinta posición, a tan solo 17 segundos del citado Syritsa, uno de los corredores en mayor forma del panorama actual.
Si ya parece toda una gesta, hay que sumar que una semana atrás el castellonense recibía una nueva sesión de quimioterapia, parte crucial de la que, sin duda, es la carrera más importante en este momento: la de superar y vencer al maldito cáncer. «Quiero dejar claro un mensaje, y es el de que nada puede frenarte para cumplir tus sueños», extraordinaria lección de vida que nos presta el corredor del Esetec, conjunto para el que además tiene bonitas palabras: «En el peor momento y sin equipo, sabiendo que iba a estar con tratamiento de quimioterapia durante 5 días al mes, ellos ni se lo pensaron a la hora de hacerme un hueco y acogerme como a uno más. Por eso, conseguir esta quinta posición en Sabadell tiene un valor especial. Les estaré siempre agradecido».
En el camino que ha recorrido durante este medio año, Gonzalo siempre ha tenido a su lado a su familia y amigos. Entre estos últimos podríamos sumar a su propio preparador, Xavier Negre. Como para todos, vivir junto a Gonzalo esta experiencia ha sido también un reto en el campo profesional. “No sabes muy bien cómo gestionar las cargas de entrenamiento, pues no estas seguro de cómo responderá su cuerpo ante tantas idas y venidas del tratamiento”.
“El periodo entre hospitales fue muy largo”, se lamenta Gonzalo. Reconoce que al principio enloqueció por la intriga de la situación. “No sabía cuándo me iban a operar, no sabía demasiado y la incertidumbre me pasaba factura”, admite Gonzalo. Luego cambió el chip y poco a poco fue adaptándose a la vida de hospital. Gonzalo no ha dejado de entrenar siempre que ha podido. Una preparación que ha sido necesariamente su “vía de escape”. “Entrenaba para disfrutar, y es cuando mejor me he sentido entrenando en mi vida”. Mientras su entorno, incluso sus médicos, renegaba de la opción de volver a subirse a una bicicleta en un futuro cercano, él solo pensaba en no perder el ritmo de competición. Incluso, como recuerdan entre risas Negre y el propio Gonzalo, por su cabeza pasaba llegar a las últimas carreras del año pasado. Optimismo, pero el devenir de los acontecimientos calmó estas ansías en Sabadell.
Gonzalo aún está en mitad de una etapa durísima de alta montaña, y bien sabe que le restan todavía duros puertos por ascender, pero con la actitud y la mentalidad que tiene, no nos cabe ninguna duda de que acabará levantando los brazos y subiendo al podium más exigente y crucial de su vida. ¡Mucha suerte, titán!