El francés de Deceuninck-Quick Step se ha convertido en el primer líder de un Tour de Francia que comienza mucho más accidentado de lo que cabría esperar. Alaphilippe atacó a 2 kilómetros y medio de meta en la subida final a la Côte de la Fosse aux Loups y nadie tomó la responsabilidad en la persecución. Michael Matthews (Team BikeExchange) y Primoz Roglic (Jumbo-Visma), completaron el podio de la etapa.
Dos grandes montoneras han sido los momentos clave de la etapa, la primera de ellas provocada por un espectador con afán de protagonismo que ha golpeado a Tony Martin (Jumbo-Visma) y ha provocado una caída multitudinaria, mientras que la segunda, a menos de 10 kilómetros de meta ha sido fruto del nerviosismo en el pelotón y que ha dejado a muchos ciclistas muy afectados entre los que se encontraban Richie Porte (Ineos Grenadiers), Miguel Ángel López (Movistar Team), Steven Kruijswijk (Jumbo-Visma) o Chris Froome (Israel Start-Up Nation).
La etapa comenzó movida con varios intentos por formar la fuga del día, que garantizaba la lucha por el maillot de puntos con varias cotas por delante. Victor Campanaerts (Qhubeka-NextHash) consiguió coronar la primera de ellas para luego ser neutralizado. La escapada del día no se formó hasta unos kilómetros después con Ide Schelling (Bora-Hansgrohe), Anthony Pérez (Cofidis), Cristian Rodríguez (TotalEnergies), Danny van Poppel (Intermarché-Wanty Gobert) y Franck Bonnamour (B&B Hotels-KTM) mientras que Connor Swift (Arkéa-Samsic) se uniría a ella un poco más tarde.
Van Poppel, Pérez y Schelling se repartieron las siguientes cotas siendo el neerlandés el que pujó más fuerte yéndose en solitario y consiguiendo casi 3 minutos de ventaja a 68 de meta cuando el resto de fugados era neutralizado por el gran grupo. La subida a la Côte de Saint-Rivoal daría matematicamente el primer maillot de lunares al del Bora-Hansgrohe, pero quedaría eclipsado por la dura caída que provocó que casi la totalidad del pelotón tocara tierra tardando casi media hora en recomponerse y provocando que Jasha Sütterlin (Team DSM) fuera el primer abandono de esta edición de la carrera gala.
A 28 kilómetros de la meta finalizó la aventura de Schelling y ya el pelotón unificado rodó en calma tensa hasta que a 7,5 kilómetros de la meta se produciría la segunda dura caída del día, con consecuencias bastante más graves para muchos de los llamados a luchar por la general.
En la subida final fue el Deceuninck-Quick Step el que tomó la responsabilidad para preparar el terreno a un Alaphilippe que atacó y no vio peligrar su victoria en ningún momento.