La capital de la moda en el país por excelencia, Milán, escogió para Tao Geghegan Hart un flamante maillot rosa que se ganó a pulso por las calles de la ciudad lombarda. El británico batió a Jai Hindley, con el que iba empatado a tiempo por trenta y nueve segundos.
La etapa contra el reloj fue para Filippo Ganna logrando el séptimo triunfo parcial del INEOS que sumado a la general de la carrera conforman uno de los mejores Giro de Italia realizados por un equipo en la historia de la carrera.
El Giro comenzó en tierras sicilianas con una peculiar y peligrosa contrarreloj dónde gran parte del recorrido era en bajada. Se cumplieron los pronósticos y Filippo Ganna (INEOS) inició su particular exhibición intermitente de 21 días. Ganó la etapa a una media que rozó los 59 kilómetros por hora y lo más destacado para la general fue el abandono de Miguel Ángel López añadiendo otra absurda caída a su particular lista.
En la segunda etapa siguió el idilio de Ulissi (UAE) con el Giro anotándose la séptima victoria parcial de su vida en la ronda italiana. Al día siguiente se subía el Etna y Jonathan Caicedo (Education First) ganaba la etapa des de la fuga mientras en la lucha por la general caían unas cuantas caretas. Geraint Thomas (INEOS) sufrió una caída en la neutralizada que le obligó a abandonar la carrera después de acabar la etapa lejos de los mejores mermado por una fractura de cadera. Kruijswijk (Jumbo) llegó perdiendo unos segundos, Simon Yates (Mitchelton) más de tres minutos y Tao Geoghegan (INEOS) dos minutos que cobrarían valor a medida que pasaron los días.
Llegaron entonces las primeras oportunidades para los esprinters y el dominio de Démare (FDJ) se hizo latente, ganó tres etapas en cuatro días. En medio de ellas una exhibición inesperada de Ganna que remató una fuga en la que se subió un puerto de 23 kilómetros al 6%. En la octava y novena etapa la gloria también fue para la fuga, primero para Alex Dowsett (Israel) y después para Ruben Guerreiro (Education First) etapa en la que empezó la remontada discreta de Tao Geoghegan. Pero lo más destacado de esos días fue el abandono de Simon Yates positivo por coronavirus que anticiparía la sangría del día de descanso.
Kruijswijk dio positivo y en consecuencia todo el Jumbo-Visma abandonó la carrera, igual que el Mitchelton y también dio positivo Michael Matthews (Sunweb) que se tuvo que ir para casa. Empezaba el día raro pero iba arreglarse. Peter Sagan (Bora) se coló en la fuga buscando mejor suerte que en los esprints en una etapa de media montaña aparentemente difícil para él. Pero el eslovaco debía justificar su polémica ausencia de las clásicas y así lo hizo en este día. Llego al último puerto desmarcado de la fuga junto a Ben Swift (INEOS) y durante el ascenso reventó al británico a base de fuerza. Trazó un fantástico descenso y hizo los últimos kilómetros aguantando el envite de un pelotón que había eliminado al resto de la fuga. Sagan volvió a ganar, más de 400 días después y recordó de nuevo a aquel corredor que ganaba como quería.
La etapa 11 fue la cuarta de Démare y la siguiente la venció Jonathan Narvaéz (INEOS) desde la fuga logrando la curiosa estadística de que los tres corredores ecuatorianos que corren en el World Tour tienen una etapa del Giro en el palmarés. El final de la segunda semana sirvió para que Ulissi se anotara el octavo parcial de su vida en el Giro, Ganna ganara la contrarreloj de nuevo y viésemos la primera pelea entre los de la general con final en alto. Tao ganó la etapa seguido por los Sunweb Kelderman y Hindley a 2 y 4 segundos. Piancavallo nos anticipó la que sería la pelea real por la general del Giro. A 37 segundos entró Joao Almeida (Deceuninck) que cediendo a 7 kilómetros de meta hizo una sufrida y espectacular defensa del rosa que le valió para conservarlo por 15 segundos.
Llegaba entonces la temida última semana del Giro. Famosa por mantener la esencia del ciclismo con etapas de más de doscientos kilómetros y desniveles por encima de los 5.000 metros positivos. La general estaba entonces con Almeida a la cabeza después de 12 días de rosa. Algo muy meritorio y más si cabe contando que no era uno de los principales contendientes a la general. Kelderman estaba 15 segundos por detrás suyo, Hindley a 2:56 y Tao a 2.57.
La primera etapa fue inofensiva de la general y se la llevó Jan Tratnik (Bahrain) por delante de Ben O’Connor (NTT). Al día siguiente O’Connor realizaría un espectacular ascenso a Madonna di Campiglio para ganar en fuga escasas horas después de perder después de otro larguísimo esfuerzo en fuga. Ese segundo día de la tercera semana tampoco ocurrió nada. Llevábamos 17 días de carrera y la lucha por la general había sido totalmente intrascendente y descafeinada pero siempre nos quedará el Stelvio. Uno de los altares del ciclismo, absolutamente precioso paisajísticamente hablando pero infernal para los ciclistas nos regaló una etapa épica.
Sunweb endureció la carrera con el objetivo de desbancar a Almeida en favor de Kelderman. Pero INEOS no quería dar por perdida la general y tomaron la responsabilidad en las rampas del Stelvio. El grupo se fue rompiendo en pedazos hasta que un imponente Rohan Dennis solo dejó a su rueda a Tao, a Hindley y a Kelderman. El australiano siguió tirando fuerte y llegó el momento clave el Giro. Kelderman cedió del ritmo de Dennis y Hinley, su gregario, no le esperó. Coronaron los tres en cabeza el Stelvio con un margen de 40 segundos sobre Kelderman que aún se defendía. El problema para él fue el falso llano que aproximaba a los ciclistas al Lago de Cancano dónde Rohan Dennis robaría al holandés la posibilidad de ganar el Giro de Italia.
El ascenso final al lago con Keldermann ya muy lejos se jugó entre Hindley y Tao que resolverían al esprint con victoria para el australiano de 24 años. Kelderman llegaría a dos minutos y 18 segundos siendo incluso adelantado durante el ascenso final por Pello Bilbao (Bahrain) y Fuglsang (Astana).
Al día siguiente era la etapa de Asti con más de 250 kilómetros que pasará a la historia como uno de los mayores bochornos del ciclismo. Los corredores se plantaron en la salida y amenazaron con no salir si la distancia de la etapa no se veía recortada en más de 100 kilómetros. La dirección del Giro cedió al chantaje abriendo un peligroso horizonte. Con 13 grados de temperatura y una escasa lluvia los ciclistas se vieron legitimados a echar un pulso inexplicable
Pero lo más absolutamente triste es como solo se habló de dos actores afectados, se habló de organización y de ciclistas, de los compromisos que tenían los primeros con las ciudades del primer centenar de kilómetros y de como la acumulación de desgaste afectaba a los segundos. Nadie habló del aficionado. No hubo ninguna consideración pública relevante sobre lo que perdía el espectador en esos 100 kilómetros. Porque hace tiempo que el ciclismo se ha convertido en un deporte de esfuerzos más cortos, traicionando a la historia de jornadas maratonianas del ciclismo, y la prueba es un día como este. Los ciclistas roban la etapa más larga del 2020 de las tres grandes vueltas y nadie habla del espectador porque parece que hace tiempo que la variable de cantidad de kilómetros disputados ya no afecta al desgaste de los ciclistas. El esfuerzo digno de juveniles de dos horas y media lo ganó Josef Cerny (CCC).
Por si fuera poco al día siguiente la etapa también se vio recortada por las restricciones francesas para hacer frente al coronavirus. Sin los colosos Agnello e Izoard la etapa quedó en un triple ascenso a Sestriere que sabía a poco. La etapa fue endurecida por el INEOS y de nuevo un inconmensurable Rohan Dennis comandó el grupo de los mejores hasta dejarlo otra vez solo en Hindley y Tao. El australiano fue incapaz de dejar a Tao y lograr el tiempo que supuestamente necesitaba para la contrarreloj final al ser el británico superior. Así que llegaron al esprint en la cima de Sestriere y Tao batió a un Hindley que acumulaba más desgaste. Las bonificaciones dejaron la clasificación general después de 20 días y a falta de uno con los dos primeros de la general empatados a tiempo.
La última contrarreloj era este domingo y consistía en los 15 kilómetros ya comentados anteriormente. Tao Geoghegan Hart cumplió las previsiones y se convirtió en el segundo ciclista británico de la historia en vencer el Giro de Italia.