El primer bloque del Tour cerró domingo con una victoria de Pogacar (UAE), el hombre más fuerte de la carrera hasta ahora, y con Roglic (Jumbo) poniéndose el maillot amarillo por primera vez en su carrera. Quedan dos semanas de Tour que empiezan con etapas en las que habrá que estar atento y después unos Alpes que resultaran decisivos si no quedan bloqueados por la contrarreloj final en la Planche des Belles Filles.
La carrera empezó con el famoso Grand Départ con dos etapas de final en Niza. La primera estuvo marcada por las caídas las cuales llevaron a los ciclistas, comandados por los del Jumbo, a parar la carrera hasta que se llegara al terreno llano final. No fue hasta los últimos 20 kilómetros que se empezó a competir para terminar en un esprint que venció Kristoff (UAE). El corredor noruego se apuntó la cuarta etapa en el Tour de su palmarés.
La segunda fue la esperada llegada del ‘show’ Alaphilippe (Deceuninck). Arrancó de forma brutal en una cota que se hallaba cerca de meta, solo pudieron coronar con el Marc Hirschi (Sunweb) y Adam Yates (Mitchelton) pero de poco les sirvió ya que en el esprint a tres el francés les batiría. Las bonificaciones y los dos segundos respecto al pelotón le valieron para ponerse otro año de amarillo y continuar así su idilio con la carrera francesa.
La etapa 3 tuvo poco historia. Atacaron Cosnefroy (AG23) y Anthony Perez (Cofidis) para pelear los puntos de la montaña más el combativo Cousin (Direct Energie). Perez le ganó el duelo a Cosnefroy y cuando acabaron su lucha particular se pararon para dejar a Cousin cabalgando en solitario. Pero de poco le sirvió a Perez ganar el duelo ya que se cayó, tuvo que abandonar, y se quedó sin vestir el maillot de la montaña. La etapa la ganó Caleb Ewan al esprint.
Al día siguiente llegaba la primera llegada en alto que solo sirvió para ver que Wout Van Aert demostrara de nuevo ser un corredor excepcional en todos los terrenos y para que Roglic tomará ventaja respecto a sus rivales con las bonificaciones que le proporcionaron el triunfo en la etapa. La etapa 5 sirvió de menos aún pues no hubo ni fuga y la ganó Van Aert demostrando que también es de los más rápidos del mundo. El absurdo de esa etapa se culminó con Julian Alaphilippe siendo desposeído del maillot amarillo en favor de Adam Yates por coger avituallamiento a menos de 20 kilómetros de meta.
En la etapa seis vimos la primera fuga de entidad de la carrera que quería buscar la victoria en el Mont Aigoual. El pelotón se la regaló dándoles más de diez minutos de ventaja y Lutsenko (Astana) se marchó en un puerto largo y tendido que le iba como anillo al dedo a sus cualidades. El único que puso en apuros la victoria del kazajo fue un excelente Jesús Herrada (Cofidis) que fue de menos a más durante la ascensión. No le alcanzó en el penúltimo puerto y los últimos kilómetros hacía el Mont Aigoual fueron el paseo triunfal de Lutsenko.
La séptima fue la primera gran etapa Tour. El Bora de Peter Sagan tensó de salida, había un puerto de tercera y trataron de descolgar a todos los velocistas puros. Objetivo conseguido la carrera ya no paró hasta que se llegó a un tramo con viento favorable de costado. Eso es sinónimo de abanicos y así fue. Se sucedió apenas un único corte pero suficiente para que todos los favoritos rascaran en meta un minuto y 21 segundos a Pogacar, Landa (Bahrain) y Porte (Trek). La etapa la venció de nuevo al esprint Van Aert.
Luego vinieron las dos etapas pirenaicas que cerrarían el primer bloque del Tour. La primera de las dos acababa tras el descenso del Peyresourde que venía encadenado con Balès. Fue en el penúltimo puerto cuando el Jumbo-Visma decidió endurecer la carrera y casi le sale el tiro por la culata al quemar todos sus propios gregarios, incluido el propio Dumoulin. El tramo final del Peyresourde lo enfrentaron los favoritos sin gregarios y el que sacó provecho fue Pogacar atacando con una fuerza descomunal y recuperando la mitad de lo perdido en los abanicos. El vencedor de la jornada fue Nans Peters (AG2R) viniendo des de la fuga.
El último día pirenaico se corrió a tope desde la salida y no se hizo la fuga hasta el primer puerto de dónde marchó en solitario Marc Hirschi. El suizo inició una cabalgada legendaria de 90 kilómetros que se quedó a tan solo uno y medio de meta de triunfar. Allí le alcanzaron Roglic, Landa, Pogacar y Bernal (INEOS) que habían sido los más fuertes en el Marie Blanque aventajando en meta en 11 segundos al resto de contendientes para vencer el Tour de Francia. El esprint para la victoria lo ganó Pogacar y el desfallecimiento de Yates le valió a Roglic para ser líder.
Unos PCR y unos Alpes que miran a la Planche des Belles Filles
Este lunes y primer día de descanso es absolutamente clave para el desarrollo del Tour. Todas las personas que conforman el Tour de Francia pasaran un test para saber si alguno tiene el Covid-19. La normativa establecida previa a la carrera dice que un equipo en el que aparezcan dos positivos (sean corredores, directores, mecánicos…) se va para casa. Pese a las medidas tomadas durante el Tour no sería raro que alguien diese positivo y la carrera viviese su día más decisivo en la jornada de descanso.
Tras encarar unos días en que los favoritos deberán tener cuidado en no perder tiempo pero que resultará difícil ganarlo llegarán los Alpes. Una primera etapa con dos puertos de primera encadenados y luego la Grand Colombier (17,4 km al 7,1%). Habrá otra gran etapa alpina en la que se subirá la Madeleine (17,1 km al 8,4%) y luego el Col de la Loze (21,5 km al 7,8%). Estas dos etapas junto a algunas de media montaña serán los jueces de la carrera pero siempre mirando de reojo al último día con la extraña contrarreloj de final en la Planche des Belles Filles. 30 kilómetros llanos para acabar con el puerto que tiene rampas de hasta el 20%, una pendiente media del 8,5% y una distancia de 6 kilómetros.
Roglic lidera la carrera y tiene el equipo más fuerte pero hasta ahora solo ha podido aventajarse mediante bonificaciones. Un Bernal que hasta ahora no ha dado su mejor versión se ha agarrado a la carrera y pierde tan solo 21 segundos. En tercera y cuarta posición se hallan Martin (Cofidis) y Bardet (AG2R) que son las esperanzas francesas después del nuevo fracaso de Pinot. Luego van los colombianos Quintana (Arkéa) y Urán (Education First) que mostraron debilidades en el Marie Blanque pero que por ahora pierden solo 32 segundos. Y finalmente está Pogacar, el corredor de solo 21 años será la gran amenaza de su compatriota Roglic. Corre al ataque y ha demostrado estar lo suficientemente fuerte como para tratar de asaltar la victoria final de París.
Quedan dos semanas de carrera y por primera vez des de que empezó el domino del Sky no hay un superequipo capaz de controlarlo todo ni tampoco un líder que no muestre debilidad alguna. Es el Tour más abierto en muchos años y si las PCR lo permiten en los Alpes habrá quién declare la guerra ante la que es la oportunidad de su vida.