Mientras esta mañana los españoles se levantaban para ir al trabajo Enric Mas (Deceuninck) salvaba la última etapa de la carrera china y lograba vencer su primera general en una carrera UCI World Tour. La victoria del mallorquín se cimentó en la única etapa de montaña, batió a Daniel Felipe Martínez (Education First) en los últimos metros, y en no perder tiempo los días que se llegaba al esprint. Sorprendentemente, por el momento de la temporada en el que estamos y por la distancia que hay hasta Europa, en China hemos visto disputarse los esprints a algunos de los más rápidos del pelotón internacional. Fernando Gaviria (UAE) y Pascal Ackermann (Bora) han mojado por partida doble y Daniel McLay (Education First) fue quien se llevó la etapa restante.

El año de Enric Mas ha sido malo y tampoco lo salva esta victoria ya que por ahora esta carrera no deja de ser un invento de la UCI y carece de prestigio. Venía de una temporada 2018 en la que maravilló al aficionado español quedando segundo en la Vuelta España con tan solo 23 años y venciendo una etapa. La etapa que ganó fue ni más ni menos que la 20, no se le hicieron largas las tres semanas pese a su juventud, y en la contrarreloj larga consiguió finalizar sexto. Más de uno en España dió por sentado que para esta temporada 2019 ya teníamos el relevo de Alberto Contador. No ha sido así, pues hasta esta semana no había sumado ninguna victoria ni tampoco es que haya estado cerca de ellas. Su objetivo de la temporada era hacer el Tour de Francia como líder y no pudo ni acabar entre los veinte primeros. Para suerte suya fue tapado por su compañero Alaphilippe que hizo un Tour descomunal y a poco se quedó de ganarlo.
Pese a que esta victoria en el Tour de Guangxi no salve su temporada si que podemos sacar conclusiones importantes sobre el tipo de corredor que es Enric Mas. Lo más normal es que si a un corredor que se ha ‘arrastrado’ toda la temporada lo mandan a China a finales de octubre se arrastre también. Enric no, se ha sobrepuesto a un mal año y ha logrado la victoria. Pero algo más importante aún en el ciclismo actual y es que el corredor mallorquín abandona el equipo en el que se encuentra. Dejar un equipo y darlo todo hasta el final es algo que raramente se ve en el ciclismo y es en parte gracias a la absurda norma de que a partir de julio ya se pueden negociar los contratos para la siguiente temporada con otros equipos.
Un ejemplo de como se dejan equipos indignamente es el caso del equipo por el que ficha, el Movistar. Es cierto que Nairo lo ha intentado hasta el final pero las otras dos estrellas que abandonan la escuadra navarra han hecho un final de temporada vergonzoso. Richard Carapaz, actual vencedor del Giro, no se presentó a la Vuelta achacando una caída, de sospechosa existencia, en un Criterium en el que su equipo no sabía que iba a participar. En las clásicas italianas de octubre abandono en las cuatro que participó. El ilustre Mikel Landa hizo lo propio, corrió cinco clásicas italianas y abandonó las cinco mientras dejaba alguna perla a la prensa diciendo que no tenía ninguna motivación por competir. En el Giro de Lombardia se bajó directamente cuando rodaba en el pelotón cómodamente y podría haber sido de más ayuda para su compañero Valverde que terminó segundo.
Enric Mas ficha por un equipo complicado y en el ojo de todas las críticas por lo que se refiere a estrategias de equipo y compañerismo. Lo cierto es que pierde tres piezas (Landa, Carapaz y Quintana) que de buen seguro no ayudaban en la convivencia pero hay que admitir que son muy buenos corredores y almenos dos de ellos le han dado mucho rendimiento a Movistar. Por ahora Enric Mas no ha demostrado estar a su nivel, es joven, pero si ha demostrado un hambre de ganar y una dignidad que como mucho encontraríamos en Quintana.