Aunque el titular pudiera parecer sobre alguna trama de políticos y posgrados en la URJC, no lo es. Hablamos de ciclismo y lo hacemos, en concreto, de juveniles. Sí, de ciclismo, a secas, porque no hace falta añadir la coletilla «femenino» siempre que hablamos de él. Y aunque el ciclismo femenino tiene sus particularidades y deben cuidarse, eso también implica pensar de la misma manera de la que se pensaría con los hombres.
El lunes vivimos uno de los momentos más esperados de la temporada, probablemente una de las carreras que más me gustan a mí mismo y una de las que deben ser más espectaculares en todo el año. El Campeonato de España júnior es la única oportunidad de ver a las corredoras de 17 y 18 años pelear por una carrera a su propio ritmo, sin estar pautadas por las élites y sin depender de lo que estas hagan para condicionar sus movimientos y estrategias. En resumen: una carrera en la que se evita el «sálvese quien pueda» habitual porque las juveniles gozan de un mayor grado de libertad.
¿Todo vale?
Pero este año no ha sido igual. A la RFEC le dio por inventar y en el (para mí poco acertado, por su ejecución) empeño de #WomenInBike se han introducido esta temporada a las másters en el programa de competiciones, no únicamente en el Campeonato, sino también durante la Copa de España. Vaya por delante que veo genial que haya mujeres de edades «superiores a las habituales» montando en bici y compitiendo. Ahora bien: ¿puede esto hacerse a cualquier precio? La respuesta parece lógica: no.
En el Campeonato tomaron la salida 20 másters, una cifra que puede parecer alta, pero que seamos francos: no lo es, porque significa que por cada categoría en disputa había una media de poco más de 3 corredoras. Durante la carrera, cuando me enteré del movimiento de la máster 30A Sara Pérez, que anda mucho, me entró el miedo de lo que podía haber pasado (pero afortunadamente no pasó): que se uniese a ella una juvenil, cabalgasen juntas y muriese ahí la carrera júnior, como más de una vez pasa en pruebas de Euskaldun y Copa de España debido a las élites.
Repito por si no queda claro: la única culpa en este caso es federativa, en ningún caso de las mujeres que desean competir —como los hombres— en una categoría máster y que se atienen únicamente a los reglamentos federativos. Pero es que igual esos reglamentos deben hacerse mejor, aunque ello implique un mayor esfuerzo organizativo y económico que no dé únicamente imagen de inclusión femenina, sino que realmente logre esa inclusión.
Es necesario escuchar a las que pueden verse afectadas por situaciones como la del lunes en Asturias: las propias júniors
Problema añadido son los riesgos de andar en pelotón. Por cómo están estructuradas las categorías de másters y por el recorrido histórico que tiene el ciclismo femenino en España, una gran mayoría de quienes compiten en estas categorías son prácticamente neófitas en la bici a nivel de pelotón, por lo que no tienen, en la mayoría de los casos, la destreza para rodar en pelotón que se adquiere habiendo montado en bici desde bien pequeña. Una de las júniors que compitieron en el Campeonato el pasado lunes me contaba lo siguiente, y cito palabras textuales:
«Al principio lo de las másters ha sido un poco peligroso. Sí que andan bien algunas, pero no saben… muchas no saben andar en pelotón y ha habido un poco de peligro al principio».
Creo que es necesario escuchar a las que pueden verse afectadas en más de una ocasión para evitar problemas para todos y todas y, en especial, para hacer crecer el ciclismo practicado por mujeres de todas las edades y en todos los rincones de España. Pero para ello, hace falta una remodelación y un repensamiento sobre un modelo de competición que se ajuste a los requerimentos de todas las categorías.