El lunes de la clásica Durango-Durango nos recibe con un prometedor día de verano, desayuno en Villarcayo y los recuerdos bien vivos de una gran Vuelta a Burgos que había concluido la tarde anterior.
Por cierto, se me quedaba en el tintero de la trastienda de la carrera burgalesa un par de detalles que bien valen un inciso y, además, son perfecta introducción a la semana que iba a arrancar en Euskadi.
El primero de ellos, el genial rato pasado con el mecánico de Movistar, Manolet, al que me encuentro poniendo a punto las bicis de las corredoras en el aparcamiento del hotel. Hablamos de su historia personal, de su periplo en el cx y en Japón, de cómo llegó al equipo, de las diferencias y similitudes con el equipo masculino, de material, de carreras … son de esos ratos inolvidables porque se intercambian pasiones y algunas otras cuestiones mucho más mundanas: la lavadora del camión, por ejemplo, que me muestra en pleno funcionamiento. Por siempre agradecida por la clase magistral, Manolet: eres un gran tipo.
Otro gran encuentro es con la directora (y antigua ciclista) del BePink italiano, Sigrid Corneo. En el coche con Sigrid, junto a las corredoras Silvia Magri y Francesca Pattaro, compruebo lo fácil que es comunicarse con Italia, más cuando hay tan buena sintonía. Y también vemos cómo el Citröen de BePink empieza a mostrar un preocupante mensaje de fallo eléctrico … fallo que le lleva a tener que dejar el coche en el taller el primer día de la Bira, con Bizkaia-Durango prestándole un vehículo para cubrir 2 etapas (aplauso enorme a BDP!!)

Ya en Durango, café, charla y risas con el kiyo Ángel Vivar y Alberto Brevers, mi paisano -fotógrafo y multifunción – que está echando una mano al Sopela. En ese mismo rincón que el equipo parece tener reservado año tras año (desde los tiempos de Lointek) van apareciendo Aida Nuño (¡gracias por la piruleta pre-campaña!), Arritxu Iríbar (nos espera una Bira juntas en el coche de prensa), Balint Hanvas –CyclePhotos/Vélofocus– , que me enternece sobremanera porque lo primero que hace es mostrarme a su pequeño de tan sólo unas semanas de edad … ya en la tarima de presentación de equipos, me encuentro a Saúl y conversamos, hacemos fotos, nos ponemos en modo de carrera ON y nos deleitamos, mientras escuchamos el entusiasmo contagioso de Aitor Elduaien, con el sólo pensamiento de lo que nos queda por vivir en los días siguientes.
Quedan apenas 15 minutos para la salida y ¡todavía no tengo coche donde seguir la carrera! Veo a Sigrid Corneo y encantadísima de llevarme, así que allá vamos: puede ser una buena jornada para su Katia Ragusa, escaladora y la mejor joven de la Vuelta a Burgos. Una escena hilarante mientras atravesamos Elorrio: se anuncia por Radio Vuelta que la corredora Dobrynina, del Servetto, tiene avería y solicita el coche de equipo. Inmediatamente vemos cómo el coche de Servetto sobrepasa a la corredora, la ignora, y la rusa se queda más tirada que una colilla … lo peor es que, a la vuelta siguiente y unos 20 minutos después,¡la corredora sigue allí, sin ser asistida por ningún coche, ni neutro ni de su equipo!
Menos risas las de Sigrid viendo cómo aparece un aviso de fallo eléctrico con más y más frecuencia. Y, en lo deportivo, Mitchelton-Scott que ha puesto la carrera patas arriba: Kennedy, vencedora a la postre, y Spratt delante, y “Peluchen” (aún no sabes de quién hablo? porque no te lo voy a explicar a estas alturas ;) haciendo de las suyas, de paseíto en el grupo y animando a la afición vasca a que aplaudieran a una mimetizada (verde euskalduna) Ane Santesteban.
Parecía sólo el comienzo de un dominio aplastante del equipo australiano, pero no fue así. Tengo la ocasión tras la carrera de saludar a dos piezas importantes, cada una desde su posición, del ciclismo vasco: Aroa y Joseba Gorostiza. Un honor conocer a una corredora de raza, que poco a poco va creciendo y mostrando su calidad, con la que tanto intercambio tuitero tengo (y que recordemos que se proclamaría campeona de Euskadi unos días después) y a su padre, cuya labor por el bien del ciclismo es encomiable.

Tras la carrera, y todos bien felices, nos vamos a despedirla como se merece el trío cortijero Kapelmuur, Babelia y Muddy Waters, al bar que marca tendencia desde hace varias ediciones y que simboliza todo lo especial que tiene este deporte. La fiesta acababa de empezar.