En una exhibición estratosférica, el campeón nacional holandés vence la Amstel Gold Race en una edición que será recordada años. Renunció por sorpresa de muchos a correr la Paris-Roubaix para vencer en casa, y una semana después ha demostrado tener razón.
La carrera empezó con una fuga de salida de once corredores a los que se les dejó coger casi siete minutos. No hubo novedad hasta que se llegó al Gulperberg. Quedaban 43 kilómetros a meta y Van der Poel (Corendon) atacaba para romper la disciplina del pelotón. Le siguió Gorka Izagirre (Astana) y los dos formarían pareja durante 5 kilómetros. La falta de entendimiento entre ellos y un pelotón tirado por Jumbo y Deceuninck frustraría el intento de lejos. La fuga, era atrapada a la vez que los dos valientes.
La reagrupación la aprovecharía Dries Devenyns (Deceuninck Quick-Step) para tirar y romper el grupo llevándose a su compañero Alaphillippe , Trentin (Mitchelton) y Fulgsang (Astana). En el Fromberg, a 36 kilómetros de meta Julian Alaphillippe atacó y se fue con Fulgsang. En esa misma cota Sagan (Bora) perdía contacto con el gran grupo a la vez que atacaba Kwiatkowski (Sky).
Cuando quedaban 30 kilómetros Alaphillippe y Fulgsang sacaban 18 segundos a Trentin y Kwiatkowski que se habían agrupado para perseguir y 43 al pelotón. Atrás empezaron a sucederse ataques a la desesperada pero ninguno conseguía formar grupo para cazar y cabeza de carrera llegaba al Cauberg con un minuto de ventaja. Kwiatkowski y Trentin se encontraban a solo diez segundos pero no estaban tan fuertes y en la mítica cota perdieron todas las opciones a contactar.
Parte de la afición ciclista ya se estaba planteando apagar la televisión para lo que restaba de temporada. Pensaban que esta carrera ya la habían visto durante el año, los sospechosos habituales, Astana y Quick-Step que llevan arrasando todo el año y el culpable de siempre, Alaphillipe que ha vencido en todas las pruebas que ha disputado este año menos la Flecha Barbanzona. Pero a menos de 10 kilómetros para meta atacó Mathieu Van der Poel, para evitar el desenlace con el protagonismo de un Fulgsang descubierto como clasicómano este año y un Alaphillipe que hasta el momento era lo más parecido a la reencarnación de Eddy Merckx que uno podía encontrar.
Ni siquiera la realización le prestó mucha atención al campeón holandés, que iba atrapando a los ciclistas que antes que él lo habían intentado, porque se encontraban a 50 segundos de cabeza y solo restaban 5 kilómetros. Pero es ahí dónde empezó la estrategia de Fulgsang, sabía que no podía llegar a un esprint con Alaphillippe y dejó de relevar. El francés, entre protestas y sus habituales gestos de espalda y cuello, bajó el ritmo.
Kwiatkowski, que ya rodaba en solitario, pues había dejado a Trentin, se acercaba peligrosamente al dúo cabecero y Van der Poel tiraba en busca de la épica sin apenas pedir relevo a sus compañeros de grupo. A un kilómetro para meta Kwiatkowski cazaba y atacaba nada más llegar, sin lograr irse no paró e hizo el solo todo el kilómetro dando todo lo que le quedaba. Así complicando una remontada de Van der Poel, al que nadie relevaba, pero que no cesaba en su empeño de vencer la Amstel Gold Race.
Pese a eso, cada vez estaba más cerca el grupo encabezado por el ciclista holandés y se llegaba a un esprint muy emocionante. Quedaban 325 metros cuando Van der Poel arrancó, remonta las dos bicicletas que tenía perdidas y con un Fulgsang y un Alaphillipe que hacen el amago de aguantarle se la juegan en unos últimos metros en los que la fuerza bruta de Mathieu no perdió fuelle y si lo hizo la de los protagonistas de cabeza de carrera des de hacía 30 kilómetros. Clarke también rebasó a los dos corredores para acabar segundo y Fulgsang fue tercero, por delante de Allaphillipe.
A veces, el ciclismo es justo. El corredor que había destrozado la carrera hipotecando parte de sus opciones buscando una fuga a 43 kilómetros de meta, el corredor que había remontado 50 segundos en 10 kilómetros sin pedir relevo y el corredor que hizo un esprint descomunal lanzado a más de 300 metros se llevaba la victoria. Tiene solo 24 años, apenas ha competido en ciclismo en carretera, pero ha dado una exhibición descomunal que muchos recordaremos para siempre. Para el aficionado en ciclismo de carretera Mathieu Van der Poel ha dejado de ser el chico que viene del ciclocrós, se ha convertido en uno de los clasicómanos con mayor proyección que la historia del ciclismo ha visto.