AVANCE
Enric Mas (Quick-Step Floors) se ha alzado con el triunfo de etapa en la vigésima jornada de la Vuelta Ciclista a España (2.UWT, España), un trazado de 97,3 kilómetros con salida en Andorra la Vella y meta en La Gallina que ha servido a Simon Yates (Mitchelton-Scott) para certificar su triunfo en la general final. Mas (Quick-Step Floors) y Miguel Ángel López (Astana), valiéndose de un valiente movimiento a falta de 20 kilómetros para el final, acompañarán al británico en la general final.
No pudo ser más vibrante el desenlace de esta Vuelta a España 2018. Con movimientos desde el km 0, pronto se gestó -camino de La Comella- la que sería la fuga de la jornada. 15 corredores de muchísima entidad que, de manera alternada, fueron sucediéndose en cabeza de carrera. Demarraje tras demarraje, cada uno en pos de sus objetivos personales, su diferencia nunca fue excesiva. Apenas tres minutos y medio fue lo máximo que les distanció de un pelotón que nunca se conformaba.
Vincenzo Nibali, Gorka Izagirre (Bahrain-Merida), Dario Cataldo, Omar Fraile (Astana), Nicolas Roche (BMC Racing Team), Rafal Majka (Bora-hasngrohe), Thomas De Gendt (Lotto-Soudal), Nelson Oliveira (Movistar Team), Amanuel Ghebreigzhaber (Dimension Data), Michael Woods (Education First-Drapac), David De La Cruz, Michal Kwiatkowski (Team Sky), Bauke Mollema (Trek-Segafredo), Jose y Jesús Herrada (Cofidis) eran los integrantes de una fuga que, con algo más de dos minutos de renta, comenzaba el ascenso a Beixalís.
Descontentos con la situación, los Movistar mandaron a Annacona y a Amador filtrarse en los cortes. Ilnur Zakarin (Katusha-Alpecin), Pierre Rolland (Education First-Drapac), Gianluca Brambilla (Trek-Segafredo), Fabio Aru (UAE Team Emirates), Winner Anacona (Movistar Team), Andrey Amador (Movistar Team) y Jai Hindley (Team Sunweb) tomaban ventaja al tiempo que Nairo Quintana (Movistar) marcaba el ritmo en el pelotón y dejaba en reserva a los compañeros del líder. El de Movistar cesaba en su empeño y, con un pelotón más pausado, Hindley, Zakarin y Rolland acababan por alcanzar la cabeza de carrera.
La carrera continuaba viva y era Astana quien pasaba al ataque en la segunda ascensión a Beixalis. Con Cataldo y Fraile por delante, Hirt y Vilella se encargaban de continuar el trabajo que Zeits había comenzado en los últimos kilómetros del Col de Ordino. Pelotón completamente roto y el Miguel Ángel López más ambicioso lanzaba un ordago a falta de 4 kilómetros para volver a coronar Beixalís.
Cataldo y Fraile desfallecían y con un inconmensurable Adam Yates, los favoritos acababan de dar caza al colombiano. Lo volvió a probar Nairo, ahora en el descenso. El de Movistar abría hueco y con unos 10 segundos iniciaba la ascensión a la Comella. El pedalear del boyacense, siempre a la vista de los perseguidores, invitaba a los ataques. Superman López se dejo querer y vio la oportunidad de volver a jugar a ciclistas.
Demarró, ahora ya sin compañeros, sin red, sin vidas extras. Cazó a Quintana y le torturó hasta la extenuación. El de Movistar esperaba órdenes. Así, entre tanto, como si de un videojuego se tratara, Simon Yates (Mitchelton-Scott) hizo lo que mejor sabe: atacar. Como ya hiciera en la jornada de ayer, uso el ataque para defenderse y solo Enric Mas (Quick-Step) pudo seguir tras él.
Valverde, sin el golpe de pedal de las últimas etapas, se hundía con Kruijswijk y parecía escudarse en un extenuado Carapaz que apenas podía limitar las pérdidas. Las dos parejas se fusionaban tras el descenso y las diferencias se multiplicaban camino de la Gallina. Sin un solo demarraje, la ascensión final solo hizo que agudizar lo que ya todos sabíamos.
Mas, López y un Yates más regulador que nunca abrieron más hueco. Kruijswijk acabó por hundirse y Valverde desfalleció cediendo más de tres minutos en meta. El desenlace, sin embargo, alcanzó y superó cualquier expectativa. Con el puesto en el cajón ya asegurado para ambos, Mas y López caminaban en solitario hacia un sprint por la gloria andorrana. Yates, con el potenciómetro entre ceja y ceja, viajaba segundos detrás.
El sprint resultó agónico. Mas ganó. Lo hizo donde no lo consiguió su ídolo y referente, Alberto Contador. Segundo en Madrid, Mas ya puede pensar en grande, puede aspirar a Más. Queremos Más, Enric.