Natural de Orcoyen un pequeño pueblo a las afueras de Pamplona, Enrique Sanz, 11 de septiembre de 1989, vuelve a sentir en su cuerpo la adrenalina de las llegadas masivas en el pelotón tras dos años complicados. Criado en la cantera de Lizarte, prácticamente como en casa, cinco años en Movistar, uno en el Willier – Southeast italiano y otro en el Team Raleigh británico previo paso por la selección española ha vuelto a competir en casa de la mano del Euskadi – Murias y vuelve a sentirse un ciclista competitivo algo que hace un par de años se antojaba muy lejano.
Y es que tal y como reconoce «2016, 2017 fueron años complicados para mi. Un año por salud y otro por la situación que me encontré, tenía ganas de este 2018, de quitarme un poco el mal trago que he pasado en estos dos años y bueno por ahora va la cosa bien aunque también es verdad que soy crítico conmigo mismo y podría ir mejor pero bueno. Soy una persona bastante auto exigente y no me conformo. A seguir un poco en la misma línea y a ver si llega lo que estamos buscando que cerca ha estado.»
Situación que se produjo tras abandonar el conjunto telefónico y en el que la suerte tampoco estuvo de su parte, incluso el propio ciclismo tampoco le mostró la cara más amable, topándose con más de una persona que poco hizo por aliviar la situación.
«Se dio el caso de poder fichar por un equipo más pequeño, es lo que yo estaba buscando, como el típico jugador del Madrid que se va a un Osasuna a buscar minutos. Al principio la verdad que iba muy bien pero tuve mala suerte, un pinchazo en una carrera a 7 kilómetros de meta donde iba a disputar con otros siete tíos la victoria me privó de ello, una lesión de espalda, más luego un virus. Luego el equipo metiéndome prisas no me dejo recuperar bien, y al final pues pasé el año en blanco».
«Dejé todo en manos del representante que me encontré que no estaba haciendo su trabajo y bueno, a partir de ahí ya se conoce un poco lo que pasó, carreras con la selección, me puse fecha de caducidad […] En ciclistas donde se están repartiendo el dinero que digamos los representantes, es al mejor postor.»
«Él estaba trabajando con corredores como Kwiatkwoski, Kyrienka… Y yo era un poco minoritario, y bueno no quiso trabajar en favor de buscarme un sitio en cualquier sitio. Y yo creo que si alguien puede, era él el que tenía que buscarme un sitio.»
No era la primera vez que el ciclismo era cruel con Enrique Sanz desde sus comienzos ha tenido que sobreponerse a situaciones complicadas, incluso sólo por el apellido, por muy buenos resultados que cosechase. «Si que es verdad que cuando eres más joven piensas que por qué estaré aquí pero ya no, yo ya tengo mi nivel y mis resultados. La verdad que no me quita el sueño, nunca me lo ha quitado ni preocupado aunque si es verdad que es mucho más hándicap a la hora de buscar un equipo. Eso sí que lo he pagado un poco más y me lo he encontrado. Ir a buscar un equipo, y que te pregunten que porque te van a coger si tu tío no te quiere en su equipo. Esa sí es una situación que te da mucha más rabia.»
Por suerte, tras dos años complicados Enrique vuelve a casa, vuelve a sus orígenes, unos orígenes que estuvieron marcados por la gran figura de su hermano Jorge, o su padre quién fue mecánico de Indurain, o por su tio Juan Carlos, futbolista profesional. «Jugaba al fútbol y no se me daba nada mal, decidí probar en la bici porque me gustaba mucho y porque Jorge competía y veía lo bien que se lo pasaba […] el apellido Sanz y Unzúe ha estado siempre ligado al deporte. Mi padre ha sido muchos años mecánico del equipo Banesto. He vivido eso desde pequeño, y me siento afortunado. Luego Juan Carlos y el mundo del fútbol. Es un poco vivir entre balones y bicicletas, por algún lado teníamos que salir tanto mi hermano como yo.»
Una vuelta a casa de la mano del equipo vasco Euskadi – Murias y con la ayuda de aquellos que siempre le apoyaron desde su etapa en Lizarte. «Juanjo Oroz me ayudó mucho, conocía a la mánager del Raleigh británico, le habló de la situación que tenía, luego también hablaron con Mora que también me conocía y no hizo más que unir buenas palabras y se decidió a cogerme y hacer un esfuerzo». Un viaje al extranjero que le sirvió para conseguir el puesto donde está a día de hoy. «tenía la palabra de Jon de que me necesitaba en el equipo, de que era una pieza importante de cara al 2018, y al final entre concretar unas cosas y otras se dio el fichaje en septiembre, octubre.»
Tras la primera parte de la temporada con el Murias, el balance es positivo pero el navarro es autocrítico y sabe que aún hay margen de mejora y sobre todo tiempo para conseguir algo que se resiste este año para él, la victoria. «Estoy teniendo resultados entre los diez primeros pero no me estoy encontrando con un golpe de pedal como tenía otras veces. Estoy teniendo resultados pero porque estoy para ello, en Movistar igual no tenía tantos resultados pero llegaba a ello después de haber tirado del carro el día anterior. Aquí el primer día que me ha tocado tirar del carro ha sido en Luxemburgo a principios de junio que incluso me ofrecí voluntario. No me estoy encontrando con la mejor pedalada pero sí, estoy teniendo resultados y de tú a tú he podido disputar dos carreras. Hay veces que puedes hacer cuarto y no disputar, aunque si es verdad que me he quedado con el mal sabor de boca de poder haber ganado aunque en los esprines ya sabemos lo que pasa. Estando ahí algún día me equivocaré y ganaré. Ya son muchas veces y soy constante y peleón. Voy a seguir pero si es verdad que cuesta estar ahí y que no llegue. No soy ningún fuera de serie pero siempre peleo y algún día llegará.»
Un equipo, el Murias que con su ayuda no hace más que conseguir buenos resultados y ser sin duda, en cuanto a resultados, el mejor equipo español tras el Movistar. La clave según él de este éxito, reside en el buen ambiente en el equipo y en que detrás de cada buen resultado hay un gran grupo de corredores. «Hay que destacar el trabajo de Bizkarra, Bravo, Héctor Sáez que se merecen el mejor reconocimiento. Son los que ayudan a que los demás consigamos esos resultados. Yo me quedo con una frase de Xabier Muriel, “sin dinamica positiva, no hay logro”. El positivismo que hay en el equipo, el buen ambiente provoca que se nos impregne de los unos a los otros y que luego se plasme en la carretera en trabajar los unos por los otros.»
Respecto al futuro, es consciente de que hay que ir pasito a pasito, poco a poco, y continuar en la línea marcada hasta el momento. «Hay que tener paciencia con el equipo, todo va a mejorar, vamos a mejorar infraestructura, calidad humana… Hay que esperar que los demás respondan también de cara a otro patrocinador que se involucre en un proyecto muy ilusionante. Estoy muy a gusto en Murias, el ambiente que hemos formado aquí. Me veo el año que viene aquí.»
Sin duda un proyecto ilusionante tanto el de su equipo el Euskadi Murias, como él suyo propio en el que seguro que Enrique Sanz tiene más de una victoria que brindarnos y más pronto de lo que creemos.