Se pueden decir muchas cosas del ciclismo. Pero rara vez que sea justo. Eibar acogió desde las 8:20 de la mañana la presentación de los equipos que disputaban el Memorial Valenciaga. La carrera que todos esperan para demostrar su valía. La prueba que tiene el prestigio de aupar casi automáticamente a su ganador a la categoría profesional.
La mayor parte de los que formaban parte de la carrera, bien corredores, bien personal de los equipos, bien miembros de la organización, se habían levantado casi tres horas antes para empezar a preparar todo. Para que el Memorial Valenciaga fuese un éxito y los sueños de cada uno, pequeños o grandes, se hiciesen realidad.
En la línea de salida fue homenajeado Joaquim Rodríguez. El exciclista profesional ganó en el año 2000 esta carrera y que siguió esta edición en primera persona. Fue testigo del esfuerzo de todos los ciclistas por formar parte de la escapada y disputar los primeros puntos calientes de la jornada: el sprint especial de Deba o el Alto de Itziar (3ª categoría). Por todo ello se completaron 46 kilómetros en la primera hora, pese a que la lluvia arreciaba.
Tras cambiar de valle al coronar Meagas (3ª categoría), la climatología no mejoró. Una caída en uno de los túneles de la variante de Azkoitia provocó el traslado en ambulancia de Javier Hernández (Grupo Gomur) al hospital, por lo que la carrera se quedaba con un solo vehículo de emergencia sanitaria. Se subieron Azcárate, Elgeta y el Memorial Valenciaga remontaba ya el valle del Deba hacia Maltzaga. Quedaban apenas 60 corredores y las subidas que deberían dinamitar la carrera.
Pero antes de alcanzar ese cruce, cuando los ciclistas ascendían por la variante de Soraluze, el coche de dirección de carrera se colocaba delante del pelotón y se levantaban las banderas rojas. Prueba neutralizada por una nueva caída. En este caso, una colisión entre los corredores y una moto enlace (pie a tierra) indicando un obstáculo.
Según fuentes de la organización, la mujer fue embestida por varios ciclistas y sufrió un duro golpe, con varias costillas rotas. David Piñán, del Electro Hiper Europa fue evacuado con fractura de clavícula y más corredores tuvieron que poner fin a su participación en el Valenciaga tras este incidente.
Los ciclistas tiritaban de frío, empapados por la lluvia caída y perdiendo el calor corporal que da la propia actividad física. Se decidía continuar de forma neutralizada hacia Eibar, esperando la incorporación de las ambulancias tras terminar los traslados. En ese pedalear renqueante de los corredores, entre dientes apretados y temblores sobre la bicicleta, una ambulancia con los heridos superaba con gran estruendo a lo que quedaba del pelotón principal.
La carrera se detuvo en el polígono de Matsaria. El mismo punto por el que ayer los profesionales encararon la subida final a Arrate en la Itzulia. Allí los coches ponían sus calefacciones a tope y los directores deportivos o mecánicos dejaban sus puestos a los ciclistas. Todo valía, desde chaquetas hasta abrigos, incluso aprovechando el calor del motor. Victor Hernández (Escribano) se sintió por momentos parte de El Pelotón.net, abrigado con mi chaqueta.
El tiempo pasaba y no aparecían ambulancias. Algunos corredores daban vueltas en círculos por un cercano parking para no perder el poco calor que aún mantenían en sus cuerpos. Otros aprovechaban para fotografiarse con Joaquim Rodríguez. Los más impacientes por continuar aventuraban cómo sería encarar Ixua (1ª categoría) y San Miguel (3ª) directamente, sin kilómetros de aproximación. Los directores de los diferentes equipos animaban a los corredores y les daban consignas para que apretaran al máximo en esos 40 kilómetros que faltaban por disputar. «La carrera empieza ahora», añadían.
A las 13:16, el Jurado Técnico informaba a ciclistas, medios de comunicación y después a través de radio vuelta a todos los componentes que la prueba quedaba suspendida. Caras largas. Una tristeza que todos sentíamos y nadie quería expresar. El pelotón, de nuevo neutralizado, se dirigió hacia la meta. Allí esperaba el maravilloso público eibarrés, que rompió el silencio y ese ambiente enrarecido con una tremenda ovación. Un merecido grito de reconocimiento por el esfuerzo realizado, por haber sido capaces de llegar hasta ahí. Realmente emocionante.
Radio Vuelta dejó saber que no habría ceremonia protocolaria ni premios. Con una voz pesambrosa, añadió que no había «nada que celebrar». La seguridad de los corredores, lo más importante en cualquier prueba ciclista, había obligado a dejar la edición 47 del Memorial Valenciaga sin ganador. Tampoco hubo perdedores. Todos llegaron y se sintieron una misma familia. La familia del ciclismo, acogida por un Club Ciclista Eibarrés que hoy afrontó uno de los días más difíciles de su historia.
En 2019 más, y seguro que mucho mejor. La noticia de que todos los heridos se han recuperado es la mejor en un Valenciaga triste que, a su manera, también será recordado.