Llegamos a la última etapa de esta Vuelta a León, que cuenta con la peculiaridad que será matinal, con la salida a las 11 y la llegada prevista en torno a las 14:00, más o menos la hora a la que los otros tres días en línea han salido los ciclistas, por lo que veremos si esto, junto con la acumulación de los kilómetros y los esfuerzos, y justo después de un día tan duro como el de Ancares, no acabará haciendo que la etapa de Villablino acabe siendo una auténtica escabechina dentro del pelotón y pueda servir para poner la carrera patas arriba.
Pensábamos que tras Ancares tendríamos un líder más o menos sólido, pero no ha sido así, y llegamos a la última jornada con cuatro ciclistas en 12 segundos disputando la general, así que no podemos obviar que el terreno por el que discurre esta quinta etapa es durísimo, y es que bien saben los cicloturistas de Laciana que a ellos el plato grande les sobra, y es que es raro querer ir hacia cualquier sitio desde Villablino sin encontrarse algún puerto en las inmediaciones, y eso es a lo que se van a enfrentar los ciclistas de la Vuelta a León. Etapa de 120 kilómetros con un inicio en el que se va a volar tras el banderazo de salida desde San Emiliano queriendo coger la fuga buena del día camino del primer paso por Villablino, tras el cual se enfrentará la primera subida al Alto de Rabanal, de 3ª categoría, que se repetirá de nuevo a tan solo 5 kilómetros de meta, una subida que ya se hizo hace 3 años y que hizo retorcerse a todos los ciclistas, y es que a pesar de ser un kilómetro se superan unas rampas descomunales que llegan casi al 20% por un asfalto en el que la bici se agarra una barbaridad. De por medio un puerto de 2ª categoría como el Alto de Los Bayos, que perfectamente podría ponérsele el cartel de 1ª categoría, y más a las alturas de carrera en el que nos encontramos, ya que hablamos de una subida de 12 kilómetros, con dos partes muy diferencias, una primera hasta El Villar de Santiago desde Villablino (Rioscuro), con un muy buen asfaltado y unas rampas muy tendidas que siempre rondan el 6%. Una vez que se llega a El Villar, se tienen algo más de 2 kilómetros de descanso hasta que se alcanza la localidad de Los Bayos, donde se coge un desvió en el que ya la carretera cambia su firme a peor, se estrecha y las rampas se vuelven criminales siempre por encima del 10%. Después una vez coronada el descenso hasta Cabrillanes tiene también su miga por la estrechez de la carretera y por la gran velocidad que se alcanza.
Por lo tanto, teniendo en cuenta que Willen Jakobus (Rías Baixas) mantiene el liderato con un segundo de ventaja sobre Juan Antonio López-Cozar (Fundación Euskadi), 3″ sobre el local Roberto Méndez (Diputación de Léon-Arte en Transfer) y 12″ sobre el vencedor en Ancares, Óscar Cabedo (Escribano), todo puede pasar en esta última jornada, y es que ya el hecho de pasar con una mínima ventaja por la cota de Rabanal, puede ser sinónimo de victoria y de general, ya que limar las diferencias en la bajada se antoja realmente distinto, y ya vemos que en un par de pestañeos todo puede cambiar. Lo disfrutaremos mañana.

Desde luego que esta será la última gran oportunidad de poner en apuros al líder, ya que el terreno por el que discurrirá la etapa podrá invitar a cualquier equipo a realizar una buena emboscada. Cuando lleguemos finalmente a la meta de Villablino tendremos a uno de los vencedores de etapa más fuertes de los últimos tiempos en la Vuelta a Léon, que este año ha endurecido un poquito más su recorrido, algo que ya parecía difícil después de la tendencia de los últimos años.