Que mejor edición para debutar en el Giro d´Italia que esta, la del Centenario. Eso tuvo que pensar Thibaut Pinot cuando, a principios de temporada, decidía junto a Marc Madiot, el manager de la Francaise des Jeux su participación en la ronda italiana.
Tras deslumbrar al mundo con su tercer puesto en el cajón de París en 2014, la progresión de Pinot parece haberse estancado, en especial si la comparamos con su contemporáneo compatriota Romain Bardet. Victorioso en Alpe d´Huez en 2015, en la pasada edición del Tour de Francia se vio obligado a abandonar aquejado de un resfriado cuando poco o nada se le había visto en el paso de la carrera por los Pirineos.
Pinot llega al Giro con hambre. A sus 26 años, el corredor francés ha firmado un notable inicio de temporada. Victoria de etapa y tercer puesto final en Andalucía, otro tercer puesto en Tirreno-Adriático y otro triunfo de etapa y un segundo puesto final en el recién finalizado Tour de los Alpes son el bagaje con el que afronta la ronda italiana el corredor francés. En la montaña, a tenor de lo demostrado en lo que va de temporada, Pinot debería ser junto a Vincenzo Nibali, el principal rival de Nairo Quintana. Veremos luego como rinden las piernas de un Pinot que necesita reivindicarse.
Steve Morabito y Sebastien Reichenbach serán sus hombres de confianza cuando llegue la alta montaña. El equipo, no obstante, parece haber centrado sus esfuerzos en arropar a Pinot en las etapas llanas o con un perfil más ondulado. Consciente de que es ahí donde muchas veces se pierden las grandes vueltas, Pinot tendrá el apoyo de Rudy Molard, Jeremy Roy, Benoit Vaugrenard, William Bonnet, Matthiu Ladagnous y el contrarrelojista Tobias Ludvigsson.