Primero fue el noruego Kristoffer Halvorsen en sub-23. Después, el danés Jakob Egholm en júnior. Hoy, la también danesa Amalie Dideriksen en élite. Nada, ni siquiera el abrasador calor, aparentemente tan poco propicio para ellos, ha sido capaz de parar el empuje de las tropas nórdicas en los Mundiales de Doha 2016.
Vestirse de arcoíris no es algo precisamente nuevo para Amalie Dideriksen. Como ciclista júnior lo logró en sus dos oportunidades: 2013 y 2014. Y solo ha tenido que esperar a su segundo año en la máxima categoría para volver a conquistar la preciada prenda multicolor. Con solo 20 años, lo ha logrado en un sprint perfecto, impropio de su escasa experiencia. Ni siquiera el maravillosamente ejecutado treno por parte de Países Bajos permitió que Kirsten Wild aguantase el empuje de su joven rival. La velocista neerlandesa tuvo que conformarse con una plata que le sabrá a poco. Más contenta parecía Lotta Lepistö (Finlandia) con el bronce.
La carrera siguió el guión esperable para un recorrido tipo criterium sin desnivel alguno. Solamente la selección neerlandesa pareció perseguir, especialmente en la sección intermedia de la prueba, un intento de cambio de guión. Atacaron una y otra vez con todas sus bazas: Amy Pieters, Marianne Vos, Ellen van Dijk, Annemiek van Vleuten, Anna van der Breggen, Chantal Blaak. Cada vez que lo hacían, una ciclista de una selección rival se soldaba a su rueda, sin ánimo alguno de colaborar.
Con el salto de Amber Neben (USA), sin embargo, las cosas se calmaron en el pelotón. Las selecciones más potentes dejaron hacer a la recientemente coronada campeona del mundo de contrarreloj durante unos largos kilómetros en los que dejó de buscarse cualquier alternativa a la cantada llegada masiva.
No fue hasta la última vuelta, ya con Neben neutralizada, cuando resurgieron los intentos de romper la jerarquía del grupo. Las británicas, y especialmente Dani King, buscaron la sorpresa. Pero ya ni siquiera la todopoderosa selección neerlandesa estaba por la labor. Organizaron el equipo en cabeza; todas por y para Kirsten Wild.
Pero no iba a ser su día. Vicky the Viking, como se conoce en su equipo a Amalie Dideriksen, había elegido la rueda perfecta, y la ligerísima pendiente ascendente de la recta final frenó el impulso de Wild, lanzada inicialmente por Marianne Vos. La llegada fue ajustada pero clara: Dideriksen había logrado su primer arcoíris élite en Doha. Y Sheyla Gutiérrez, magistral en su colocación y elección de ruedas en los últimos kilómetros, cruzaba la meta en un fantástico 8º puesto que continúa la racha de buenos resultados de la selección española en estos Mundiales.