Porque, efectivamente, hoy era la despedida del ciclismo profesional de Evelyn Stevens, Evie, la carismática corredora del Boels-Dolmans. Haciendo buenos los pronósticos, el que ha sido el equipo dominador de la presente temporada ha finalizado su andadura en 2016 con una contundente victoria en la contrarreloj por equipos que inauguraba los Mundiales de Doha 2016.
Bajo el abrasador calor del desierto, Boels-Dolmans protagonizó un esfuerzo progresivo que, en el primer punto cronometrado, no era mejor que el de Canyon-SRAM, el equipo que —en sus diferentes denominaciones— hasta el momento había dominado hegemónicamente esta especialidad mundialista. Haciendo gala de una envidiable dosificación de esfuerzos, terminaron superando a sus más inmediatas rivales por 48 segundos.
Cervélo-Bigla completó el podio, un podio del que también estuvo muy cerca Rabobank-Liv durante buena parte del trazado, hasta que una desafortunada y extraña caída de Anouska Koster —aparentemente afectada y mareada por el calor— terminó con sus opciones cuando ya iban solamente con cuatro corredoras cerca del final.
Esa fue solamente una de las numerosas imágenes para olvidar que se vivieron durante la prueba. La ausencia total de público y la falta de atractivo paisajístico tampoco ayudaron a mejorar la imagen de unos Mundiales muy difíciles de justificar desde un punto de vista puramente deportivo. Lo mejor, poder presenciar desde dentro la plasticidad de los relevos de Canyon-SRAM gracias a la cámara on board en la bici de Hannah Barnes y disfrutar de las últimas pedaldas (e impagables expresiones faciales) de una grande como Evie Stevens.