La participación en esta Vuelta 2016 en lo que a escaladores se refiere es fantástica, pero en lo que respecta a los sprints, es de lo más pobre. Ninguno de los hombres más rápidos del pelotón estarán en la carrera española, aunque bien es cierto que la organización ha diseñado muy pocas etapas favorables para los velocistas. Solo el día de Lugo, el de Peñíscola, el de Gandía y el último en Madrid son favorables para los sprinters, por lo que es normal que la participación en este apartado sea muy, muy floja. La ausencia de grandes líderes es ideal para que corredores de segunda línea muestren su punta de velocidad. Ciclistas como Nikias Ardnt, Gianni Meersman, Fabio Felline, Magnus Cort Nielsen, Jens Keulekeire, Erik Bystrom, Tyler Farrar o Daniele Bennati tienen una gran oportunidad de dejarse ver en las llegadas masivas, siempre y cuando sus equipos no les necesiten para realizar otras funciones.

La ausencia de grandes sprinters, unidas a las pocas etapas favorables que tienen los velocistas, va a provocar que la clasificación de la regularidad vuelva a jugarse, muy probablemente, entre los hombres de la general. Hace unos años era impensable que la clasificación de los puntos -en todas las grandes vueltas- recayera sobre un escalador, pero en la Vuelta es de lo más normal en los últimos años. Quitando el éxito de Degenkolb en 2014, el maillot verde ha ido a parar a manos de escaladores. Alejandro Valverde ha ganado esta clasificación en dos ocasiones (2012 y 2015) en los últimos años, y es probable que el murciano quiera repetir el éxito en este apartado de la carrera.
La parte positiva dentro de la mala noticia que supone la ausencia de los grandes sprinters en la Vuelta a España es que es muy probable que veamos sorpresas en las llegadas masivas, en las que brillen y destaquen hombres que en el día de mañana serán ciclistas a batir en las llegadas masivas.