Ocurre a veces que las cosas se dan por sentenciadas antes de tiempo, pero la audacia, el talento y la fuerza combinadas con algo de suerte y éxito pueden acabar con todas las certezas, a condición eso sí, de acompañarlo con un toque de locura o de “instinto”, según Romain Bardet, que revolucionó ayer la clasificación general en la antepenúltima etapa del Tour.
La lluvia y el cansancio acabaron con Bauke Mollema y las numerosas caídas, protagonistas en la jornada de ayer, auparon al francés hasta el segundo escalón de la jerarquía general. El Top 10 se puso patas arriba menos Froome, que aun así ya no se ve totalmente a salvo de la traca final. El maillot amarillo se cayó en un descenso, precisamente el lugar en el que su rival puso la primera piedra para forjar su victoria.
Descendista sin igual, Bardet tendrá difícil recortar los 4’11” que lo separan de Froome. También Nairo Quintana que, sin embargo, jugará en terreno conocido y adorado. El col de la Joux-Plane es una zona que le gusta. Aquí vivió el colombiano su primera victoria a nivel Word Tour, en la 6ª etapa del Critérium 2012. No parece por tanto que falten ideas para darle un toque picante a esta recta final del Tour. Quedan 146,5 kilómetros, que los aspirantes al podio y al Top 5, deberán aprovechar para jugar sus últimas cartas. El ascenso al col de la Ramaz, el descenso hacia Taninges, la subida a Joux –Plane y el salto hacia Morzine invitan a intentar cambiar el destino. Bardet ya ha mostrado cuál es el camino.
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