Que el Mont Saint-Michel es una preciosidad parece algo bastante evidente; que si el Tour pasa por allí se vuelve aún más espectacular, también. Hace ya tres años se celebró allí una contrarreloj. Apenas 30 km con llegada a tan bello lugar. Pocos ciclistas se quedaron sin foto. Las imágenes de los gladiadores del Tour sobre sus máquinas de carbono, cortando el viento, mientras uno de los emplazamientos más bellos de la Tierra observaba impasible. Aquel día venció Tony Martin. Froome, que entonces vestía de amarillo y que dos semanas más tarde acabaría ganando aquel Tour, fue segundo.
Hoy, previsiblemente, ninguno de los dos disputará la victoria de etapa. Con salida desde el mismísimo Mont St-Michel y llegada a la Utah Beach, una pequeña playa dentro de la localidad de Sainte-Marie du Mont, los sprinters deben ser los máximos protagonistas.
Un perfil bastante llano, con dos cotas de 4 categoría que servirán para coronar al primer maillot de la montaña, y que, en teoría, parece propicio para un sprint masivo. Las opciones de que esto no ocurra y el nerviosismo cunda entre los corredores propinando caídas y abanicos, como siempre, existe. Varios kilómetros pegados a la costa y un previsible viento de costado harán que cualquier aspirante al triunfo en París deba permanecer alerta, como siempre.
Si la llegada masiva se produce, los candidatos son muchos, aunque Alemania parece ser el país con más papeletas. Al fin y al cabo, suyos son los que, en teoría, parecen ser los velocistas más poderosos del pelotón: Marcel Kittel y Andre Greipel. Tres victorias para Greipel en el pasado Giro y dos para su compatriota germano son el aval de dos corredores que buscarán hoy vestir el primer maillot amarillo de este Tour.
No estarán solos. Cavendish, Boasson Hagen, Sagan, Degenkolb, Coquard o Matthews serán solo algunos de los que buscarán acabar con la dictadura de los dos gigantes alemanes. La respuesta en unas seis horas. Que comience el Tour.