Ion Izagirre (Movistar) se ha alzado con la victoria en 20ª etapa del Tour de Francia 2016 (2.UWT, Francia). El corredor español fue el más fuerte, y también el más habilidoso, de una escapada que puso la emoción a una penúltima etapa -la última antes del paseo de París- en la que apenas vimos movimientos entre los favoritos. Sin apenas oposición, Chris Froome mantuvo el maillot amarillo y mañana subirá, por tercera vez, a lo más alto del pódium de los Campos Elíseos. Le acompañarán Romain Bardet (AG2R-La Mondiale) y Nairo Quintana (Movistar).
La jornada parecía ser todo un desafío para los estratagemas y los amantes del buen ciclismo. Mil posibilidades para atacar y cuatro puertos -Aravis (2ª), Colombiere (1ª), Ramaz (1ª) y Joux Plane (HC)- para intentar escalar posiciones en la general. Bardet ocupaba la segunda posición en la general, mientras que Quintana, tercero, se situaba a tan solo 16 segundos del francés. Cuarto era Yates, a 18 segundos de Quintana y de un pódium con el que ni siquiera podría soñar. Porte y Aru, quinto y sexto, a 50″ y a 1’23» respectivamente, algo más alejados, debían endurecer la carrera para soñar con subirse al cajón en París. Así pues, y con un Chris Froome que con más de 4 minutos parecía pedalear en otra galaxia, la batalla por el pódium se antojaba espectacular.
La guerra comenzó pronto. Roman Kreuziger, fuera del top-10 y 9 minutos y 45 segundos de Froome, rodaba en la numerosa escapada que se conformaba durante la ascensión a Aravis (2ª). Acompañado por un Peter Sagan servicial y entregado, el checho llegó a soñar con el pódium cuando a falta de 53 km para el final gozaba de 6 minutos de ventaja sobre el pelotón y se situaba segundo de forma provisional. La dupla del Tinkoff no viajaba sola. Junto a ellos, Ion Izagirre (Movistar), Jarlinson Pantano (IAM), Julian Alaphilippe (Etixx), Rui Costa (Lampre-Merida), Alexis Gougeard (AG2R) y Vincenzo Nibali (Astana), aprovechaban el descenso de la Colombiere para tomar ventaja con el resto de fugados y afrontar las rampas de Ramaz con más de un minuto de renta sobre los perseguidores.
Ya en el Col de la Ramaz, y con Astaná comandando las operaciones en el pelotón, la diferencia menguó. Kreuziger veía como se esfumaba su sueño mientras Alaphilippe y Pantano buscaban la aventura en solitario camino del Joux Plane.
El coloso alpino debía decidir la carrera. Desde que el pasado noviembre se anunciara el recorrido de este Tour, sus rampas y su posterior descenso rondaban por la cabeza de los grandes favoritos. Los fugados luchaban por la etapa mientras Aru sufría una pájara sin precedentes que le haría perder, en meta, más de 18 minutos.
Nibali saltaba del grupo perseguidor y daba caza a los dos de cabeza. Poco tardó el de Messina en arrancar y marcharse, no quería compañeros el de Astana. Bajo la lluvia, Ion Izagirre alcanzaba como un rayo a Pantano y Alaphilippe. Con un ritmo que asfixiaba a Alaphilippe y por poco acaba con Pantano, Izagirre daba caza a Nibali, y los tres, comenzaban el descenso, el que debía decidir la etapa.
Por detrás, ni un solo ataque de los aspirantes al pódium. Solo Mollema, enrabietado tras su descenso a los infiernos ayer, que kilómetros después se desfondaría definitivamente, y Purito, que con la ayuda de Zakarin alcanzaría el séptimo puesto final, probaban fortuna.
Ion Izagirre fue el más valiente en el descenso. Arriesgó más, trazó mejor. Ni Nibali, bajador de referencia, ni Pantano, que ya demostró camino de Culoz su habilidad en los descensos, pudieron seguirle. Al final, merecido triunfo para el de Movistar que sirve al joven corredor vasco para redondear un año de escándalo.
Por detrás, de nuevo, ni un solo movimiento. Nadie lo probó en la subida. Nadie lo probó en la bajada. No hubo fuerzas, ni ganas, ni ambición. Conformismo y camino de rosas para un Chris Froome, que tras Geraint Thomas, vivió un descenso plácido y sin apenas tensión. Tercer Tour para el británico. Primer pódium para un Bardet que ayer se ganó su segundo puesto final y un agridulce tercer lugar para un Quintana que ni siquiera llegó a pelear por ese ansiado Sueño Amarillo. Aru, ambicioso pero sin piernas; Yates, sufridor en su primer Tour; y Porte, lastrado por ese pinchazo en la segunda etapa; ni siquiera plantearon hoy oposición. Así acaba el Tour. Un Tour sin ataques. Sin ambición. Sin Contador.