Tom Dumoulin (Giant-Alpecin) se ha hecho con la etapa «hispana» del Tour de Francia, en la que a pesar de que el recorrido nos hacía preveer una guerra sin cuartel, la meteorología y el miedo a perder más que a ganar, hizo que lo más emocionante se produjera en la escapada. El líder Chris Froome (Sky) entró «de la mano» junto con sus máximos rivales Nairo Quintana (Movistar), Dan Martin (Etixx-Quick Step), Richie Porte (BMC) y Adam Yates (Orica-GreenEdge), mientras que nuestro Alberto Contador puso punto y final a este Tour de Francia, negado para él, en esta novena etapa.
Se fueron los Pirineos, y lo cierto es que han pasado sin pena ni gloria. Nada ha clarificado este primer envite, y no por el itinerario marcado, si no por la poca ambición de los ciclistas a la hora de provocar diferencias con sus rivales. El único arrebato de «desear» este Tour, se lo vimos ayer a Froome, cuando coronando Peyresourde se fue en el descenso para hacerse con la victoria y el liderato. Eso sí, una cosa ha quedado claro, y es que Froome ha perdido la oportunidad de abrir brecha en la primera parte dura del Tour, esa en la que fraguó sus dos victorias de la Grande Bouclé, por lo que las dudas de cómo llegará a la última semana quedan en el aire, estando todos los grandes favoritos en menos de un minuto y medio, a excepción de Richie Porte, que se sitúa a 2’10» del jersey amarillo, aunque el australiano, junto con Dan Martin, han sido los dos ciclistas que más han buscado las cosquillas del británico, sin que ninguno de sus ataques pudieran siquiera sacarle de rueda. Si bien es cierto, que con las que les cayó hoy encima a los ciclistas en la parte final de Arcalis, se podría decir que demasiado que todos «aguantaron el chaparrón». Bueno todos no. Contador no pudo.
En cuanto a la etapa se refiere, jornada de 184 kilómetros con salida en la localidad española de Vielha para acabar con la ascensión final en territorio andorrano de Arcalís, superando previamente por el camino los puertos de Boniaigua, Cantó, Comella y Beixalis. Una jornada titánica en cuanto a perfil, que pasó a serlo aún más en los kilómetros finales, ya que el pelotón tuvo que soportar una granizada de las que acabarían con cualquier cosecha. Auténticas pelotas de hielo las que caían en la meta, mientras los ciclistas entraban pidiendo rápidamente manta y algo caliente que llevarse al estomago en pleno mes de julio. La fuga se fraguó en la subida inicial, con hasta cuarenta ciclistas conformándola, quedando a lo largo de Boniaigua reducida a la mitad. Una escapada de muchos quilates, como no podía ser de otra manera en una etapa de tan altas dimensiones, conformada por Winner Anacona, Jesús Herrada (Movistar), Diego Rosa, Luis León Sánchez (Astana), Rafal Majka, Peter Sagan (Tinkoff), Alexis Vuillermoz (AG2R-LaMondiale), George Bennett (Lotto-Jumbo), Mathias Frank, Stef Clement, Jérôme Coppel (IAM), Natnael Berhane (Dimension Data), Tom Dumoulin (Giant), Thibaut Pinot (FDJ), Rui Costa, Tsgabu Grmay (Lampre-Merida), Thomas De Gendt, Tony Gallopin (Lotto-Soudal), Dani Navarro y Nicolas Edet (Cofidis). Entre ellos muchos objetivos como el maillot verde de Sagan, o la pelea por la montaña entre Majka, de Gendt y Pinot, del que el francés tras la jornada de hoy ha salido como líder con tan solo tres puntos de ventaja sobre el polaco.
Beixalis se encargó de separar el grano de la paja dentro de la escapada, pasando por la cima Anacona, Herrada, Rosa, Majka, Bennet, Dumoulin, Pinot, Costa, Navarro y Frank. Con ocho minutos de ventaja pasaban por esta penúltima cota sobre el pelotón, en el que la única noticia saltaba cuando Alberto Contador decidía poner fin a su Tour de penurias. Un Tour que desde el primer momento le salió cruz, con caídas fuertes que le lastraron enormemente fisicamente, situación además agravada en las últimas jornadas, en la que la fiebre le ha ido acompañando. Una pena. Ahora el pinteño pasará a pensar sin ninguna duda en los Juegos Olímpicos y la Vuelta a España.
Todo apuntaba a que la escapada se jugaría la victoria en la subida final, pero antes de arrancar Arcalís Dumoulin ponía una marcha más y se iba en solitario. El holandés se sacó de la chistera una subida antológica, y ni Pinot, ni Majka, ni Navarro, ni Anacona, ni Costa, corredores que sobre el papel deberían subir mejor que él, pudieron lograr echarle mano. Dumoulin llegaba a meta entre una granizada tremenda explotando de rabia, seguro que acordándose de esa fatídica etapa para él por la sierra madrileña en la pasada Vuelta a España, con 38″ de ventaja sobre Rui Costa y Rafal Majka, que hacían segundo y tercero respectivamente.
Y mientras poco a poco iban entrando en meta el resto de integrantes de la fuga, el grupo de favoritos quedaba totalmente seleccionado por el ritmo impuesto por los hombres de Sky con Geraint Thomas y Sergio Henao, especialmente, haciendo un trabajo enorme, pero tras ellos faltó la traca definitiva. Un tímido ataque de Froome al que, hoy sí, se pegó como una lapa a su rueda Nairo Quintana, con Dan Martin y Richie Porte, perdiendo en un primer momento la rueda del británico y colombiano, aunque pocos segundos después a su ritmo acabarían reenganchándose, como el resto de hombres importantes. Fue en los últimos dos kilómetros en los que ya sí, de maduros la gran mayoría, fuero quedándose algunos de ellos, tras unos livianos demarrajes tanto de Martin como de Porte. Al final a este cuarteto se le uniría Adam Yates, llegando los cinco prácticamente juntos, picando en el sprint final Froome, Yates y Quintana dos segundos a Martin y Porte. Romain Bardet (AG2R La Mondiale), Bauke Mollema (Trek), Purito Rodríguez (Katusha) y Louis Meintjes (Lampre-Merida) cedían 21″ con el líder, y Tejay Van Garderen (BMC), Alejandro Valverde (Movistar), Roman Kreuziger (Tinkoff) 40″, y Fabio Aru (Astana) un minuto.
Mañana merecida jornada de descanso, para coger las fuerzas, que nos puedan hacer ver los ataques que han faltado en el Ventoux y los Alpes en las próximas etapas. El martes volverá la carrera con una periplo entre Escaldes-Engordany y Revel, ascendiendo de inicio el Port d’Envalira, para ya luego tener una etapa relativamente llana hasta la línea de llegada, aunque con una pequeña trampa a 7 de meta, subiendo un muro de menos de 2 kilómetros que seguro deparará algo de emoción.