El primero Giro Rosa de Megan Guarnier (Boels-Dolmans), conocida en el pelotón como «Calimero», ha sido eso y mucho más. Ha sido una carrera fascinante, deparadora de un espectáculo deportivo muy por encima de lo que los perfiles de las etapas parecían ofrecer sobre el papel. Ha sido el del show de Evie Stevens, tanto deportivo —tres victorias de etapa y segunda plaza en la general final— como fuera de carrera, donde su arrollador carisma, simpatía y gracejo natural fueron protagonistas de principio a fin. Y también ha sido el mejor Giro Rosa para el ciclismo español en bastante tiempo, con mención especial para la balear Mavi García (Bizkaia-Durango), que regresa con un fabuloso 16º puesto en la general en su primer Giro, y para la pelea por las etapas de Sheyla Gutiérrez (Cylance Pro Cycling) —tres top 10 parciales— y Ane Santesteban (Alé Cipollini), quien rozó la gloria el último día.
Pero un párrafo se queda muy corto para describir lo vivido a lo largo de los últimos diez días en tierras italianas. Ganando el prólogo y resistiendo en la montaña para obtener un más que meritorio puesto entre las diez mejores al final, Leah Kirchmann (Liv-Plantur) se ha destapado como mucho más que la velocista y clasicómana en que parecía estar perfilándose. Un balance comparable al de la campeona del mundo de ciclocross, Thalita de Jong (Rabobank-Liv) que empezó a las puertas de la gloria en el prólogo y terminó alzando los brazos al ser la más fuerte en la fuga que coronó la última etapa.
La irregularidad terminó por dinamitar las bazas de Wiggle-High5 en la general. Ni Mara Abbott ni Elisa Longo Borghini pudieron defender su envidiable situación tras la jornada del Mortirolo; sin embargo, el equipo se resarció con creces al vencer tres de las llegadas masivas gracias a Giorgia Bronzini —por partida doble— y Chloe Hosking. La otra ganadora de etapa del Giro Rosa fue Tiffany Cromwell (Canyon-SRAM), hambrienta de triunfo tras unas últimas dos temporadas un tanto en la sombra.
Curiosamente, Megan Guarnier ha sido la mejor en la general sin conseguir un solo triunfo parcial, algo que no se recuerda en ninguna edición del Giro Rosa, más allá de las dos primeras de las que parece casi imposible recopilar datos históricos. Sus principales rivales tuvieron fallos evidentes: Evie Stevens perdió la carrera en la bajada del Mortirolo, a pesar de ser físicamente la más fuerte; Mara Abbott no se encuentra cómoda en todo lo que no sea alta montaña, y Anna van der Breggen comenzó tocada por su caída previa al Giro, perdiendo tiempo en los primeros días. La neerlandesa, sin embargo, finaliza la carrera con excelentes sensaciones de cara a la cita olímpica de Río, donde tiene opciones serias de medalla en ambas carreras.
La otra cara de la moneda, desgraciadamente habitual, ha sido la falta de televisión en directo e incluso de información en redes sociales, donde algunos equipos como BePink han hecho un impagable ejercicio de altruismo para poder informar a todos más allá de los intereses y resultados de sus propias corredoras. Pero perderse espectáculos como el de la 6ª etapa es un ejercicio de frustración difícilmente justificable, que los resúmenes en vídeo no compensan, y que vuelve a poner en evidencia la supuesta revolución de un Women’s WorldTour que no parece estar suponiendo ningún cambio positivo a la hora de la verdad.