Locura. Eso es lo que mejor puede definir este Giro de Italia. De principio a fin. La Locura de los neerlandeses volcados durante los tres primeros días de la Corsa Rosa que dejaban a Tom Dumoulin como ganador del prólogo por centésimas de segundo. La Locura de la llegada a Italia con los primeros ataques entre los favoritos en busca de la meta en Praia a Mare. Locura al ver al propio Dumoulin de Rosa atancando a todos los grandes escaladores en la primera llegada en alto en Roccaraso. La Locura del sterrato donde Valverde reventó a Dumoulin que se despidió del Giro camino de Arezzo. La Locura de los Dolomitas donde Mikel Nieve nos llevó al éxtasis, al igual que Chaves y Kruijswijk, con este último llegando a la última jornada de descanso con medio Giro en el zurrón. La Locura de Alejandro, que junto con Zakarin y Kruijswijk nos regalaban un etapón en Andalo, enseñándonos lo humano que podía ser un Tiburón. La Locura de las alturas del Col dell’Agnello en cuyo descenso Kruijswijk se dejó el Giro entre la nieve, mientras ese Tiburón renacía en las rampas de Risoul y se hacía aún más humano tras cruzar la meta, rompiendo a llorar con Rosario Costa en la memoria. La Locura de las subidas a La Bonette y La Lombarda, que deparó la última gran batalla, con Nibali finalmente de Rosa, Valverde metido en el podium, Chaves peleando hasta la extenuación o Kruijswijk luchando como un titán para acabar la carrera aún teniendo una costilla rota. ¿Decíamos que última batalla? JA. La Locura del último día, donde muchos han tenido que dar gracias de que en el circuito final de hoy no se tuvieran en cuenta los tiempos porque igual la historia habría sido muy distinta.
Y es que a falta de 30 kilómetros Esteban Chaves (Orica Green-Edge) se iba al suelo, junto con su compatriota Rigoberto Urán (Cannondale), cuando la carrera estaba completamente lanzada, en un circuito en Turín, donde se incluía un pequeño repecho con rampas del 8% que acabaron por destrozar el pelotón, hasta tal punto que la victoria se la acabó jugando un pequeño grupo de tan solo 25 unidades. Lo dicho una Locura. Bueno, y hasta la resolución final fue de…locura, y es que el que levantaba los brazos en la llegada era Giacomo Nizzolo (Trek-Segafredo), pero el que acabaría subiendo al podium sería Nikias Arndt (Giant-Alpecin), por quedar descalificado el italiano al realizar un movimiento polémico en la llegada que encerraba contra las vallas a Sacha Modolo (Lampre-Merida). Hoy sí. Hoy podemos estar conforme con la decisión de los jueces.

Arndt conseguía una más que merecida victoria en un Giro donde supo pelear hasta en etapas que no eran para nada su terreno, escapándose la victoria en más de una ocasión por los pelos. Segundo sería Matteo Trentin (Etixx-QuickStep), vencedor en Pinerolo, y tercero el propio Modolo, al que si no hubiera sido por la acción de Nizzolo, seguro que la película le habría sonreído a él, ya que sin duda, era el corredor que venía más rápido en los últimos metros. Pero eso ya son especulaciones. Por cierto, anteriormente en la última de las subidas al repecho del circuito, y una vez ya cogido el fugado en el día de hoy, Jos van Emden (Lotto-JumboNL), el que se lanzaba al ataque era Sonny Colbrelli (Bardiani-CSF), y cuando más fuerte iba, al arrimarse al público golpeaba con su manillar en el brazo de uno de los espectadores, yéndose contra el suelo, dándose un trompazo tremendo, aunque afortunadamente para él, sin mayores consecuencias, pudiendo finalmente finalizar este Giro.
Por detrás, acabaría llegando cortado el grupo de los hombres importantes encabezados por los hombres del Astana, el mejor equipo esta edición, flanqueando en el centro a su flamante magglia Rosa, Vincenzo Nibali, que rubricaba de esta forma su segundo Giro, y su cuarta gran Vuelta. Al igual que rubricaba su octavo podium en una grande, el murciano del Movistar, Alejandro Valverde, al que le faltó sitio en el podium para subir con toda su prole, y que protagonizó el momento cómico del día, al subirse al segundo peldaño, en vez de al tercero. El hambre de este hombre no es normal. Por cierto, que Esteban Chaves, merecidísimo segundo, llegaría en un tercer grupo cortado, tras la mencionada caída. ¿Qué hubiera pasado si los tiempos se hubiera contabilizado? Eso nunca lo sabremos, pero seguro que habría creado quebraderos de cabeza, y mucha polémica.
No fue Alejandro, el único español en subir al podium en Turín. Un vasco, Mikel Nieve (Sky), que a este Giro venía con la idea clara de luchar por su líder y tocayo, Mikel Landa, se acabó encontrando 21 días después de la salida, con un triunfo de etapa y con la maglia azzurra, que le señala como mejor escalador de esta edición. Enorme. Enorme, al igual que los José Herrada y José Joaquín Rojas (Movistar), Igor Antón (Dimension Data), David López (Sky), Carlos Verona (Etixx-Quick Step), Amets Txurrka y Rubén Plaza (Orica-GreenEdge), Jesús Hernández (Tinkoff), o los jovencísimos Julen Amezqueta y Cristian Rodríguez (Willier-Southeast), siendo todos ellos «finishers» de este Giro de Italia, al que solo 154 ciclistas han sido capaces de vencer. Ya solo queda un año para que volvamos a ver la Corsa Rosa en acción.