En los últimos años, algunas carreras italianas, entre ellas el Giro, han apostado por introducir en algunas de sus etapas un tipo de terreno muy poco habitual en el ciclismo en ruta: el sterrato o pista de tierra. Fue hace diez años cuando la Strade Bianche recuperó estos caminos polvorientos preasfálticos para la práctica del ciclismo y, desde entonces, está clásica, que se sumerge en el interior de la campiña toscana, se ha ido haciendo un hueco en el calendario ciclista y en la lista de carreras preferidas de los aficionados.
Este sábado 5 de marzo, en vísperas de la París-Niza y de la Tirreno-Adriático, se disputa la décima edición de la Strade Bianche, con salida y final en Siena. El parte meteorológico anuncia viento y posibilidad de lluvia, lo que puede cambiar el guión de la carrera y hacerla aún más espectacular, si cabe.
EDICIÓN 2015
Como pasa casi siempre en las clásicas de pavés, la Strade Bianche se suele romper lejos de meta, por la propia naturaleza del terreno por el que circulan los ciclistas; se necesita mucha fuerza y técnica para controlar la bici en el sterrato, de poco sirve ir a rueda, y las caídas, los pinchazos y las averías son muy habituales. En la edición del año pasado, el espectáculo comenzó a 52 km de meta: en el séptimo tramo de sterrato, Monte Sante Marie, de 11,5 km, Diego Rosa empezó a tensar la carrera y se quedaron delante la mayoría de los favoritos en la salida: Sagan, Valverde, Van Avermaet, Vanmarcke, Cancellara, el propio Rosa y Stybar, junto con Magnus Cort y Haas. Se uniría pocos kilómetros después Daniel Oss y haría un trabajo magnífico en favor del líder de su equipo, Greg Van Avermaet, quien conseguiría deshacerse de la mayoría de sus rivales y llegar a Siena con Valverde y Stybar. Pero en la subida a la Piazza del Campo, Stybar aguantó el ataque del belga y acabó llevándose la carrera, y Valverde acabaría tercero.
EL RECORRIDO
Al recorrido de este año de la Strade Bianche le han recortado 24 km respecto al del año pasado -de hecho, nunca había tenido un kilometraje inferior a les 180km- y, por contra, se han añadido kilómetros de sterrato: 52,8 km sobre tierra, repartidos en 9 tramos, en un total de 176 km. Si a esto le sumamos que el recorrido es un continuo sube y baja, con constantes pendientes de dos dígitos, tenemos una carrera que difícilmente decepciona.
FAVORITOS
Para entender porque para muchos la Strade Bianche es el sexto monumento, solo hace falta ver la lista de inscritos y, consecuentemente, nuestra lista de favoritos: se citan en la que llaman La clásica del Norte más al sur de Europa, algunos de los mejores especialistas del pavés y de las clásicas de las Ardenas.
Por palmarés y por sensaciones en lo que va de temporada, los máximos favoritos para ganar este sábado son Zdenek Stybar (Etixx-Quick Step), ganador el año pasado; Peter Sagan (Tinkoff), segundo en dos ocasiones; Alejandro Valverde (Movistar), dos veces tercero; Michal Kwiatkowski (Sky), ganador de la edición de 2014; Greg Van Avermaet (BMC), segundo hace un año y ganador de la Omloop Het Nieuwsblad el sábado pasado, y por supuesto, Fabian Cancellara (Trek-Segafredo), el único que ha ganado la Strade Bianche dos veces.
También habrá que ver de qué son capaces Vincenzo Nibali (Astana), que ha comenzado muy fuerte la temporada; las jóvenes promesas belgas Tiesj Benoot (Lotto-Soudal) y Jasper Stuyven, protagonistas la semana pasada en el Omloop y la Kuurne-Brussel-Kuurne; Jan Bakelants (Ag2r-La Mondiale), que casi no se ha movido del top 10 en lo que llevamos de temporada; Diego Ulissi (Lampre-Merida) y Esteban Chaves (Orica-Green Edge).
Otros nombres a tener en cuenta: Petr Vakoc, Bob Jungels y Tony Martin, de Etixx-Quick Step; Diego Rosa y Jakob Fugslang (Astana); Daniel Oss y Taylor Phinney (BMC); Jens Debusschere y Jurgen Roelandts (Lotto-Soudal); Oscar Gatto y Roman Kreuziger (Tinkoff), y Giovanni Visconti (Movistar).