No estaba siendo una edición especialmente buena de la Milán – San Remo. Todos los ciclistas guardaban fuerzas, y pasaban los kilómetros sin apenas movimientos. Kwiatkwoski (Team Sky) fue el primero (y el único) en moverse en el Poggio, pero en el descenso, lo que quedaba de un pelotón encabezado por Nibali (Astana) neutralizó al polaco. El gran grupo entraba en el último kilómetro, que depararía una final trepidante. Lo que no pudieron ofrecernos los primeros 294 kilómetros en lo que a emoción se refiere, lo hicieron los últimos 1000 metros.
La clásica más larga del año, casi 300 kilómetros entre Milán y San Remo, dio comienzo bajo un sol reluciente. La fuga no tardó mucho en formarse. Roger Kluge (IAM Cyling), Maarten Tjallingii (LottoNL-Jumbo), Matteo Bono (Lampre-Merida), Gediminas Bagdonas (Ag2r La Mondiale), Marco Coledan (Trek-Segafredo), Andrea Peron (Team Novo Nordisk), Jan Barta (Bora-Argon 18), Mirco Maestri (Bardiani-CSF), Sergei Tvetcov (Androni Giocattoli), Samuele Conti (Southeast-Venezuela) y Adrian Kurek (CCC Sprandi) fueron los valientes de la jornada, y fueron protagonistas durante muchos kilómetros. La carrera transcurrió sin incidencias salvo por un desprendimiento de rocas en un tramo del recorrido que hizo que la carrera tuviera que disputarse por una carretera alternativa durante unos kilómetros. Los fugados fueron cazados a los pies de la Cipressa, la cota más dura de la carrera, situada a 25 kilómetros para el final. La «classicissima» transcurrió muy tranquila hasta el inicio de la Cipressa, penúltima cota del día. Poco antes del inicio de la ascensión, una caída afectó a uno de los grandes favoritos para la victoria: Michael Matthews (Orica GreenEDGE). Una montonera en la que también se vieron afectados Geraint Thomas (Team Sky) y Arnaud Démare (FDJ). Parecía que estos tres corredores quedaban descartados. Parecía. Ya sin escapados por delante, Visconti (Movistar) y Stannard (Team Sky) saltaron del pelotón en la Cipressa, y lograron coronar con 15 segundos de ventaja sobre un pelotón del que tiraba el conjunto ruso Katusha. El dúo no logró abrir demasiado hueco, y fueron neutralizados al final del descenso. En el tramo llano que conducía a los ciclistas al mítico Poggio, en el pelotón se producía una tremenda lucha por las posiciones, clave a la hora de empezar la última subida del día. Empezó la ascensión al Poggio con los Katusha marcando un ritmo muy alto que impidió ataques. Sólo Kwiatkwoski se atrevió a atacar. El polaco, que aceleró en la parte más dura de la subida, abrió hueco y logró unos cuantos metros de ventaja. Nibali también se sumó a la fiesta, y atacó en la parte final con Sagan (Tinkoff Team) pegado a su rueda para lanzarse en el peligroso y técnico descenso del Poggio. El italiano condujo a un numeroso pelotón hacia los últimos dos kilómetros, completamente llanos. Kwiatkwoski se resistía a ser capturado, pero una aceleración de Fabian Cancellara (Trek – Segafredo) terminó por tumbar la fuga del polaco bajo la pancarta del último kilómetro. Un último kilómetro no apto para cardiacos.
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Aprovechando el parón que causo la neutralización del ciclista de Kwiatkwoski, Boasson Hagen (Dimension Data) aceleró, llevándose a Van Avermaet (BMC) a su rueda. Por detrás, un espectacular Gaviria (Etixx Quick-Step), al que muy poca gente veía luchando por la victoria final (recuerden, el colombiano tiene 21 años y hoy corría su primer «monumento») reaccionaba llevándose al campeón del mundo Peter Sagan a su rueda. El resto del grupo llegaba por detrás, y junto cuando alcanzaron al cuarteto, Gaviria se fue al suelo. El colombiano rozó la rueda trasera de Van Avermaet y no pudo evitar irse al suelo. Sagan y Cancellara, que iban detrás de Gaviria, lograron evitar la caída pero cedieron unos metros y quedaron descartados para el sprint final. El belga Jurgen Roelandts (Lotto Soudal) fue el primero en lanzarse; Bouhanni (Cofidis), bien posicionado. comenzó a sprintar, pero un fallo mecánico le dejó sin opciones de luchar por la victoria. Su compatriota y archi-enemigo Démare, bien colocado a su rueda, lanzó su sprint con muchísima potencia. El francés de la FDJ no tuvo rival, y levantó los brazos en la Via Roma. Se llevaba las manos a la cabeza. No se lo creía. Ben Swift (Team Sky), que ya había subido al podio en Sanremo en 2014, fue segundo por delante de Roelandts, que lograba su segundo podio en un «monumento» tras el logrado en el Tour de Flandes 2013. Un frustrado Bouhanni era cuarto por delante de Van Avermaet, que superaba por poco al ganador de la San Remo en 2014, Kristoff (Katusha), que tuvo un rendimiento por debajo de lo esperado.
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Démare, la cara del día, no se lo creía en meta: «Cuando me caí lo vi todo perdido». Pero así es el ciclismo. La suave ascensión que los ciclistas hicieron al Poggio permitió remontar al francés, que fue el más fuerte de un sprint raro. La cruz de la jornada, sin duda, Fernando Gaviria. El sprinter colombiano, al que dentro del último kilómetro muchos lo daban ya como ganador, entraba desconsolado en meta tras su caída. Nunca sabremos si habría sido capaz de ganar, pero Gaviria tiene sólo 21 años y toda su carrera profesional por delante.