Por Saúl Miguel
Si Thalita de Jong estrenaba hace pocas semanas su recién logrado jersey irisado de ciclocrós con victoria en su primera carrera tras lograr el oro en Heusden-Zolder —mientras su homólogo masculino, Wout Van Aert, era segundo pocas horas después—, Lizzie Armistead (Boels-Dolmans) ha hecho lo propio sobre el asfalto en el Omloop Het Nieuwsblad… con su equivalente masculino, Peter Sagan, rozando el poste también poco más tarde. Una curiosa carambola de coincidencias que derrumba de golpe la temida y un tanto mitificada maldición del arcoíris, no solo por el resultado en sí, sino por la forma de conseguirlo.
Armitstead ha encabezado una exhibición de su equipo, que fue el encargado de abrir los primeros fuegos de artificio con un ataque de Ellen van Dijk en el Molenberg, el último de los muros del día. Parecía que una rodadora consumada como Van Dijk había elegido el momento ideal para culminar una cabalgada en solitario, para la que la superioridad numérica de su formación y los tramos adoquinados llanos de Paddestraat y Lange Munte estaban destinados a jugar como argumentos favorables. Sin embargo, no fue ese el movimiento decisivo.
La situación iba a cambiar definitivamente cuando la propia Armitstead, acompañada por Gracie Elvin (ORICA-AIS), tomó la iniciativa a falta de 25 kilómetros a meta. El hueco se abrió rápidamente pese a que la colaboración en forma de relevos de la australiana no estaba a la par de la británica. Cuestión de fuerzas, más que de táctica, como quedó demostrado cuando la campeona del mundo se marchó en solitario al acercarse a las inmediaciones de Gante, con un cómodo medio minuto largo como hueco a gestionar.
La dificultad de la veintena de corredoras que componían el grupo perseguidor a la hora de reducir distancias seguía siendo patente. Nada iba a impedir levantar los brazos a Lizzie Armitstead, quien veía, además, su victoria secundada por su compañera Chantal Blaak, la más rápida en el sprint del pequeño pelotón de elegidas que entraba a continuación. Tiffany Cromwell (Canyon-SRAM) completaba el podio a costa de equipos como Wiggle-High5 o RaboLiv, incapaces de poner en práctica su teórico potencial en el día de hoy.
Foto © Boels Dolmans