Zdenek Stybar es sin duda uno de los corredores de quien más se espera de cara a 2016. Tras unos cuantos años combinando el ciclocross y la carretera, ha anunciado que este año correrá solamente una prueba de la temporada de barro para centrarse en exclusiva al ciclismo en ruta. Recién cumplidos los 30, está en plenitud física. Año a año ha ido dando pequeños pasos hasta plantarse donde está ahora: justo a las puertas de ganar algo grande. No se conoce aún el calendario del checo -probablemente ni él lo tenga decidido todavía-, pero es de esperar que volvamos a verle siendo uno de los protagonistas del principio de la temporada, luchando en todas las clásicas de pavé y en etapas quebradas de cualquier carrera, y teniendo sus oportunidades de dlucirse en el Tour de Francia, dónde el año pasado consiguió la victoria más importante de la temporada.
Dicen desde su equipo, el Etixx-Quick Step, que la mejor versión de Stybar todavía está por llegar. Teniendo en cuenta los resultados cosechados por el checo hasta la fecha, esto solo puede significar que esperan de él que gane clásicas importantes esta temporada de piedras, incluso algún monumento. Tom Boonen no gana ninguna clásica desde ese 2012 descomunal en el que se llevó Flandes, Roubaix, la Gent Wevelgem y el E3 Harelbeke, y desde entonces la escuadra de Patrick Lefevre «solo» ha ganado, sobre adoquines, una Paris- Roubaix con Terpstra. Los belgas siempre son peleones y dan la cara allí dónde van, pero últimamente les está costando rematar (para muestra, la resolución de la Omloop Het Nieuwsblad). Y parece que Stybar puede ser el corredor elegido para coger el testigo de Boonen, porque vuela encima de las piedras, porque es un corredor con fondo, porque tiene una buena punta de velocidad y porque es ya uno de los mejores ciclistas del pelotón subiendo cotas. Aunque ojo los que den a Boonen por acabado.
Y si su equipo le respalda, su trayectoria avala las expectativas. En 2013 quedó 6º en la Paris-Roubaix -y con mucha mala suerte, porque un espectador le hizo perder la rueda de Cancellara y Vanmarcke, que a la postre se jugarían la victoria al sprint, a falta de 100 metros de salir del Carrefour de l’Arbre-. Un año después hizo 5º en el mismo escenario y el año pasado 2º, solo superado en el sprint final por un incontestable Degenkolb. En el Tour de Flandes no tiene tan buenos resultados (9º hace unos meses), pero sí en el hermano pequeño del monumento flamenco, el E3 Harelbeke, donde el año pasado hizo 2º. Y no nos podemos olvidar de sus tres victorias más importantes: la general (y dos etapas) del Tour de Polonia 2013, la etapa del Tour de Francia y la Strade Bianche del año pasado, en la que superó a Greg Van Avermaet y a Alejandro Valverde en la temible calle que sube a la Piazza del Campo de Siena.
Fácil no lo tendrá Stybar para dar el paso que todo el mundo espera de él. La nómina de rivales en las clásicas de primavera es amplísima y de muchísimo nivel: Alexander Kristoff, John Degenkolb, Greg Van Avermaet, Peter Sagan, Geraint Thomas, Ian Stannard, Sep Vanmarcke, Jurgen Roelandts, Fabian Cancellara, Lars Boom… Y aunque es indudable que el Etixx-Quick Step es el mejor equipo ciclista sobre las piedras, la versatilidad táctica y la capacidad de casi todos sus corredores de responder a cualquier situación de carrera hace que al hipotético líder fácilmente se le pueda escapar la oportunidad de ganar en favor de algún compañero, como le pasó a Boonen en 2008 y 2009, cuando su por entonces compañero de equipo Stijn Devolder ganó las dos ediciones del Tour de Flandes -eso sí, en las dos ocasiones Boonen acabaría ganando Roubaix una semana después-.
Niki Terpstra, Yves Lampaert, Matteo Trentin, Guillaume Van Keirsbulck, Stijn Vandenbergh y, claro, Tom Boonen -entre otros- acompañaran a Stybar en el reto del Etixx de volver a reinar en las clásicas de pavé. Y en el reto del checo de dar el paso definitivo y ganar algo grande.