Seguramente muchos no estén de acuerdo con que para entrar en un siete ideal pueda valer un único momento en toda la temporada, pero básicamente lo que logró hacer Cristian Rodríguez en la terrorífica tercera etapa de la Vuelta a León camino de la meta situada en La Baña, ha sido lo que ha decantado a este grupo de El Pelotón, para incluirle en nuestro siete ideal sub-23.
Sin duda ha sido un año bastante irregular para él, no estando delante en alguna de las carreras en las que que igual a sus directores sí que les hubiera gustado verle, pero aún así en una de las rondas reinas de la temporada amateur, como es la leonesa, Cristian demostró tener una cualidades innatas que hacen que muchos que le conocen bien vean en él a uno de los ciclistas con mayor proyección de nuestro pelotón, de hecho un día después de su exhibición por La Cabrera, charlábamos con su director del Caja Rural-RGA amateur, Alberto Mazkiarán, con el que viajábamos en la cuarta etapa, y no se escondía a la hora de hablar de su pupilo «Cristian tiene un talento y unas cualidades que pocas veces había visto. Estando en forma y llevándolo centrado, es un ciclista con una calidad excepcional que va a lograr cosas grandes». Y algo tiene que tener el almeriense, cuando ya no solo su director, sino otros muchos ven en él algo especial, de ahí que el seleccionador Pascual Momparler haya estado contando con él durante toda la temporada, o que desde tierras italianas pusieran su vista en él, y hayan decidido darle la confianza suficiente como para que a sus 20 años haya logrado dar el salto al profesionalismo, ya que las dos próximas temporadas Cristian estará enrolado en las filas del Southeast.
Él mismo también reflejaba este hecho de pasar a pros como lo más importante de lo conseguido en este 2015, como no podría ser de otra manera: «Mi año considero que ha sido bastante bueno porque he conseguido uno de mis sueños que desde pequeño llevaba persiguiendo que era ser ciclista profesional. En cuanto a resultados he conseguido también buenos resultados que luego se han visto bien recompensados como estando con la selección española en el Tour l’Avenir. Ahora toca una nueva etapa en la que espero seguir progresando».
Y es que ya este final de temporada el bueno de Cristian ha estado en tierras italianas defendiendo los colores grises del conjunto transalpino, en carreras de la talla de Tre Valli Varesine, Milano-Torino, Giro del Piamonte, Coppa Sabatini o Giro dell’Emilia, donde alguno de los triunfadores fueron nada más y nada menos que Vincenzo Nibali o su «ex-compañero» Eduard Prades, sobresaliendo Cristian en las citas tanto de Milano-Torino donde alcanzó la meta en la dura subida a Superga perdiendo tan solo 4 minutos con el vencedor Diego Rosa (Astana), como en la Coppa Sabatini donde alcanzó la llegada en el grupo que acabó disputándose el triunfo al sprint.
Pero como decimos si hubo un momento dentro del pelotón amateur en el que el andaluz brilló con luz propia acaparando todos los focos, ese fue el pasado 23 de julio. La Vuelta a León arrancaba su tercera etapa desde la localidad de La Bañeza para afrontar los 136 kilómetros que le separaban de la meta de La Baña, a través de un recorrido extremadamente exigente. La etapa reina de la Vuelta a León comenzaba a cobrarse las primeras víctimas cuando aún restaban más de 30 kilómetros para la meta, con varias ascensiones aún por delante, especialmente la dura subida final en la que se encadenaban las ascensiones a La Lomba y Gobernadas, desde cuya cima restaban 5 kilómetros de descenso hasta la meta. Pues bien a pie de La Lomba, el Lizarte se había encargado de limpiar la carrera hasta el punto de que en los primeros metros de subida se marchaban por delante tres de sus hombres: Jorge Arcas, Rafa Márquez y Santiago Ramírez, poco a poco Cristian fue recobrando las sensaciones y llegó hasta rueda del trío cabecero, y claro se vio en la tesitura de estar solo contra tres hombres de un mismo equipo. Ese fue el momento en el que debió pensar «mejor solo que mal acompañado» y con un duro ritmo, poco a poco fue descolgando uno a uno a los tres hombres del Lizarte, para acabar yéndose en solitario y alcanzar la línea de meta con más de minuto y medio de ventaja sobre sus inmediatos perseguidores, Cristian Cañada (Mutua Levante) y Sergio Rodríguez (Infisport-Alavanet), que también pasaron por encima de los hombres del conjunto navarro, que pagaron las consecuencias de empezar tan fuerte y de posteriormente intentar aguantar el ritmo infernal impuesto por el de Almería. Para hacerse una idea, el propio Santiago Ramírez que a poco más de 10 kilómetros para meta había sido cabeza de carrera, acabó perdiendo casi 13 minutos en meta con Cristian, y es que a la llegada, la frase más repetida entre los ciclistas que llegaban con los rostros desencajados y las miradas perdidas fue «Ha sido sin duda la etapa más dura que he disputado en mi vida», y ese etapa y el liderato leonés fue a caer en manos de un Cristian Rodríguez, que con semejante exhibición, se aseguraba que dos días después se alzaría con la victoria de la Vuelta a León, un triunfo que prácticamente asegura el paso al campo del profesionalismo, y este año como se pudo comprobar no fue el de la excepción. Este fue su momento.
También hubo otras vueltas por etapas en las que Cristian tuvo un papel destacado, especialmente a principio de año con dos quintos puestos. El primero en el GP Vila-Real, a finales de abril, al llegar en esa quinta posición en la primera etapa con final en la dura llegada a Morella. Posteriormente, se quedó cerca del podio un par de semanas después en la Vuelta a Bidasoa de categoría sub-23, donde repitió posición, a tan solo 10 segundos del vencedor final, el colombiano Steven Calderón (Gomur-Liébana2017).
Además, en los nacionales de Cáceres demostró ser un ciclista muy polivalente, dejando patente sus buenas cualidades sobre la bici de contrarreloj, al quedar segundo en el campeonato de España sub-23 de la modalidad contra el crono, tan solo superado en 26″ por un Diego Tirilonte que se mostraba pletórico, en el que era el día de su cumpleaños, como ya contábamos en el anterior capítulo de este siete ideal, ya que el cántabro también ha sido uno de nuestros elegidos.
Ya señalábamos anteriormente, que el propio seleccionador Pascual Momparler es otro al que ha fascinado Cristian, siendo este uno de los ciclistas con los que más ha contado este año en las citas con el combinado nacional, llevándolo en el primer tramo de temporada a las pruebas del Gran Premio Miguel Induráin, la Vuelta a La Rioja o la Vuelta a Castilla y León, donde fue el mejor del equipo en la general al finalizar en el Alto de Lubián a tan solo 3 minutos del vencedor final, el francés Pierre Rolland. Ya en agosto formaría también parte del equipo que fue al Tour de l’Avenir en el que España se llevó el triunfo con Marc Soler, teniendo el de Caja Rural-RGA, un papel importante, ya que en las tres últimas jornadas de alta montaña fue uno de los más fieles escuderos del catalán llegando lo más lejos posible al lado del líder español.
Por lo tanto Cristian con sus 20 años y las palabras que todos desprenden hacía él debe ser uno de nuestros máximos referentes de nuestro pelotón en un futuro reciente. Por ahora su camino le lleva a Italia donde deberá poco a poco ir aprendiendo y cogiendo experiencia que le puedan servir para dar saltos mayores, y optar por qué no, a conseguir repetir la gesta de La Baña en un escenario mucho más importante. Lo que está claro es que sus cualidades son las de un grandísimo ciclista llamado a hacer grandes cosas, así que lo único que tendremos que tener es un poco de paciencia.